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jueves, septiembre 02, 2010

Isidor Macabich i Llobet (1883-1973)

Historiador, poeta, eclesiástico                           


Isidor Macabich. (Revista Destino. 1969)
La figura de Isidor Macabich sigue presente en la vida cotidiana de Ibiza, donde varios elementos urbanos e instituciones en las que colaboró o incluso fundó, nos recuerdan permanentemente su figura.

Nacido en la Vila de Ibiza el 10 de septiembre de 1883, de madre formenterense y de padre de origen croata aunque residente en la isla, ya que la familia paterna llevaba tiempo afincada en España, (su abuelo paterno, marino militar, era natural de Cartagena*), Isidor Macabich pasa por ser una de las personalidades intelectuales más significativas de la isla, compaginando su dedicación eclesiástica como canónigo de la Catedral y prelado doméstico de Su Santidad (1960), con su condición de historiador, archivero, periodista, poeta costumbrista, arqueólogo y docente, además de otras actividades e inquietudes de carácter sociocultural, incluyendo las de ámbito político.

Debido a la traumática y temprana separación de sus padres, quienes habían contraído matrimonio siendo muy jóvenes, pasará la infancia al cuidado de su abuela paterna Irene Ferrer i Oliver.

Ingresa muy joven en el seminario, siendo ordenado sacerdote en 1907  y en 1912 es nombrado canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Ibiza, cargo que ocupará hasta 1951 y que le permitirá  indagar,  investigar  y  ordenar  el  anárquico archivo existente en la Curia catedralicia.

Su actividad literaria comienza desde muy joven, con colaboraciones periodísticas y en 1901 publica un primer poema dedicado a la Inmaculada. En 1903 publica en la revista Los Archivos de Ibiza uno de sus primeros artículos periodísticos como historiador, titulado Corsarios ibicencos (apuntes históricos), un tema recurrente sobre el que hará sucesivos retoques.

En años sucesivos publicará monografías sobre temas de historia ya abordados en breves artículos, así Corsarios ibicencos en los siglos XVIII y XIX (1906-1917);  Es feudalisme a Eivissa (1908), que aportó como ponencia al I Congrés d'Història de la Corona d'Aragó, celebrado en 1908 ; Santa María la Mayor - Los cronistas (1915); Corsos (1948). En una etapa posterior y subvencionadas por el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, edita monografías ilustradas basadas en investigaciones arqueológicas como Pityusas, ciclo fenicio (1931); Ebusus, ciclo romano (1932) y Santa María, ciclo cristiano (1933).

A partir de 1909, Isidor Macabich, emprende la que será su obra capital como historiador, una Historia General de Ibiza, que comenzará publicándola en fascículos y que enumerados por partes son:
I: Antigüedad (1957); II: Feudalismo (1935); III: Crónicas. Siglos XIII-XIV (1936); IV: Crónicas. Siglo XV (1940); V: Crónicas. Siglo XVI (1941); VI: Crónicas. Siglos XVII-XVIII (1942-43); VII: Crónicas. Siglo XIX (1955); VIII: Corso (1959); IX: Costumbrismo (1960-66).

En 1955 participa en el IV Congreso de Historia de la Corona de Aragón, celebrado en Palma, con la ponencia La Universidad de Ibiza y la institución ibicenca del jurado en el reinado de Alfonso el Magnánimo.
   
Retrato (Foto:José Pascual)
En 1966, el Ayuntamiento de Ibiza acuerda patrocinar la edición completa de las obras de Isidor Macabich, quien aprovechará la ocasión para aglutinar sus escritos de historia, en una Historia de Ibiza, impresa en cuatro volúmenes, (Editorial Daedalus, Palma, 1966-67).

De su faceta como eclesiástico e investigador preocupado por preservar las costumbres ibicencas escribe  Mots de bona cristiandad, publicada en 1918.
  
La obra poética de Macabich se desarrolla en castellano y catalán, diferenciándose varias etapas. Hasta 1930, predomina el castellano en su poesía y en sus versos en catalán utiliza la variante dialectal ibicenca. Los libros publicados de poesía no son sino recopilaciones de los poemas publicados en diversos medios periodísticos: De mi mocedad. Líricas (1922); Dialectals (1923); Ave Regina (1929) y Nuevos versos. Poesías bilingües (1931). Entre 1930 y 1936, predominan los poemas en un catalán más académico, así una nueva recopilación de Dialectals (1933); los catorce poemas de la serie Vesprals (1834) y Miratges (1936).

Terminada la Guerra Civil, dejará de utilizar el catalán hasta 1945. En 1950, publica un recopilatorio que titula De mi vida. Poesías castellanas e ibicencas y en 1954,  el Romancer tradicional eivissenc.

En 1941 el Ayuntamiento de Ibiza lo declara hijo ilustre de la ciudad; en 1943 es nombrado Cronista Oficial de la Ciudad de Ibiza y formará parte como académico de la Real Academia de la Historia (1946), así como de la Real Academia de la Lengua (1953). También fue miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En 1970 recibirá la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio.

Como periodista colaboró con sus artículos en la prensa ibicenca y en la desaparecida revista Destino.

En su faceta docente, D. Isidor Macabich desempeñó su labor como catedrático en el Seminario e Instituto de la isla, al tiempo que impartió clases nocturnas para la alfabetización de sus paisanos durante más de treinta años.

Preocupado por los abundantes restos arqueológicos existentes en la isla, defendió la necesidad de su estudio y catalogación por personal especializado, así como por su preservación, sin que este propósito se viera correspondido.

De frágil salud, agravada por una caída a  causa de la cual se había fracturado el fémur un año antes, fallece en una clínica de Barcelona el 21 de marzo de 1973, y a falta de unos meses para cumplir noventa años,. Sus restos fueron trasladados a Ibiza en avión al día siguiente.

Termino esta pequeña reseña biográfica con un fragmento de una de sus más celebradas poesías, S'aufabeguera (La albahaca).

Sementer d'es Dijous Sant,
bé ha cundit aquesta anyada
Quina vista regalada
ses aufabegueres fan!

Com un ventai magnífic, davant es balconatge,
s'obri sa meravella d'aquest únic paisatge:
s'horitzó de muntanyes, clapejades de pins,
sa planura florida, horts, casàlits, molins,
un eixam de barquetes dins sa calma adormides,
veles blanques que arriben o se'n van mar endins.

Per sa véia serventa,
sobre tanta hermosura
culmina sa ventura
d'aquestos cossiets.

Devota, pacienta,
els entra cada dia,
els rega en sa vesprada, 
i fent-los companyia,
hi resa i hi somia,
dins s'altíssim misteri de sa nit estrellada.
                                               ...




Estatua de Isidor Macabich en Dalt Vila-Ibiza (foto Gom)

* En la publicación "Estado General de la Armada" para el año 1863 y publicado en 1862, aparece el nombre de Isidoro Macabich y Pavía, abuelo paterno de Isidor Macabich, con destino en Felanitx ostentando la graduación  de Alférez de fragata. En 1864, con la graduación de Alférez de navío, pasa a ocupar el cargo de  ayudante en la Comandancia de Ibiza, donde contraerá matrimonio con la ibicenca, Irene Ferrer y Oliver. El 6 de abril de 1893 fallece en Ibiza con el grado de Teniente de navío en la reserva.

domingo, abril 25, 2010

Los corsarios de Ibiza


Al desembarcar en Ibiza (la Vila) y salir del recinto del puerto, nos encontramos con una especie de obelisco de reducidas dimensiones al que, con las prisas de la llegada no se le presta demasiada atención. Es en el viaje de regreso y mientras esperas embarcar, cuando observas con más detenimiento al  curioso monumento situado justo enfrente de la pequeña estación marítima*.
 (*Desde el 1 de julio de 2013, la antigua estación marítima ha quedado inactiva, pasando al nuevo muelle de Botafoc).

Se trata del monumento a los corsarios de Ibiza, al parecer, el único erigido a nivel mundial en homenaje a tan singulares trabajadores de lo ajeno (con permisos reales).

La idea de erigir un monumento a los corsarios ibicencos, surgió del sacerdote y escritor Isidoro Macabich, quién ante el cumplimiento en 1906 del centenario de uno de los hechos más significativos de la historia de Ibiza, la captura del barco corsario inglés "Felicity", publicó el 2 de junio de 1905 en el "Diario de Ibiza" una carta titulada "Una fecha y un proyecto" proponiendo  construir un monumento en conmemoración de la hazaña, idea que recibió la aceptación de los isleños, creándose una comisión para ocuparse del asunto y abriéndose una suscripción popular para sufragar los costes.

Ibiza: Monumento a los corsarios
Foto Gom
 Tras la entusiasta colocación de la primera piedra en Julio de 1906, el proyecto quedó paralizado hasta que a finales de 1913, se da nuevo impulso a la propuesta.

El periódico, "El Siglo Futuro", publicaba en su número de 5/12/1913 la siguiente gacetilla:
"Por la Alcaldía de Ibiza se han cursado invitaciones a todos los buques, Centros y dependencias de Marina de guerra y personal de la misma, para contribuir a la suscripción que en aquélla capital se ha abierto a fin de recaudar fondos con destino al monumento que se piensa levantar para honrar la memoria de los antepasados que lucharon heroícamente para limpiar nuestras costas mediterráneas de buques corsarios.
La suscripción terminará el día 1º del próximo año".
En 1914, con los fondos conseguidos tras numerosas y arduas colectas, rifas y peticiones, se encarga la elaboración del proyecto al taller del arquitecto barcelonés August Font i Carreras.

Las piezas de piedra labrada fueron transportadas gratuitamente desde Barcelona, por buques de armadores ibicencos.

Finalmente, el 6 de agosto de 1915 y con una multitudinaria participación ciudadana, se inaugura el monumento, recordándose este acontecimiento anualmente en la festividad de El Salvador, a primeros del mes de agosto, con la celebración de un acto junto al monolito.
                                                                                                  
Inauguración del monumento a los corsarios de Ibiza.
Mundo Gráfico , 18/08/1915
Fotografía: Revert
Quiero pensar que los motivos por los cuales los ibicencos erigieron un monumento a los corsarios van más allá de las razones que desencadenaron la idea y el empeño de D. Isidor Macabich, y que de alguna forma también influyó la memoria histórica y tradición corsaria de las gentes de la isla de Ibiza.

La «patente de corso» fue utilizada principalmente por los gobiernos franceses y sobre todo ingleses, como una forma de menoscabar y anular los abastecimientos y suministros de mercancías de otros países.

En España no es hasta bien entrado el siglo XVII y sobre todo el XVIII y principios del XIX, cuando los corsarios españoles adquieren una cierta relevancia como elementos de apoyo a la Marina Oficial que se muestra insuficiente para proteger las largas costas de las posesiones americanas y las rutas marítimas, por lo que la Corona, considerando las ventajas de contar con la ayuda de barcos armados por particulares, regula la actividad corsaria mediante la promulgación de Ordenanzas Reales.

En el ámbito mediterráneo, existía una larga tradición corsaria en la que los corsarios de las islas Baleares tenían gran protagonismo, actividad de riesgo sin duda, pero que les procurará notoriedad, prestigio y fortuna, convirtiéndose la actividad corsaria en una profesión heredada en ocasiones de padres a hijos, siendo una importante fuente de ingresos y de desarrollo dentro de la precaria economía isleña, especialmente la ibicenca.

En un principio el objetivo principal de los corsarios isleños, serán los barcos berberiscos, pero tras la captura de Argel por los franceses, la nacionalidad de las embarcaciones capturadas variarán en función de las alianzas estratégicas centrándose en los navíos ingleses, a partir de la firma en agosto de 1796, entre España y Francia, del llamado Pacto de San Ildefonso sellado entre ambas naciones para luchar contra Gran Bretaña.

Entre los corsarios ibicencos más célebres destacan Pere Bernat a quen otorgó cédula real Pedro de Aragón en 1359, Lorenzo Mauricio, Juan Marí «Durbá», Damian García Tur, Andreu Coll, Miquel Tuells, Juan Riquer, Pedro Sala Medines, Juan Sala Prats y su hermano Francisco Sala Prats, Gabriel Sala Medines, hijo de Juan; Jaume Planells de Jaume y su hijo Jaume Planells Ferrer «Sit», Mariano Selleras, Marcos Riquer Palau, y sobre todo el más conocido, Antonio Riquer Arabí, protagonista de la hazaña más recordada y celebrada, la captura del barco corsario inglés «Felicity», un bergantín matriculado en Gibraltar y al mando de Miquelle Novelli, un capitán italiano natural de Ancona, conocido por su apodo de "el Papa".

Acceso principal a la zona amurallada de Ibiza (Dalt Vila)
Foto Gom
En su número de 6/02/1931, el periódico "El Heraldo de Madrid" publicó un extenso trabajo del escritor Francisco Fdez. Villegas "Zeda", sobre Ibiza y la gesta de Antonio Riquer, de donde extraigo los párrafos siguientes que relatan de manera novelada el acontecimiento:

 LA VOZ DE ALARMA
 Isla de Ibiza, 1 de junio de 1806. Una almena de las murallas que atalaya el mar. Unos marinos examinan inquietos y alarmados la líquida superficie. Un buque se acerca a la costa inflado todo el velamen...
 Los marinos lo siguen atentamente, enfocándolo con un catalejo: es un corsario enemigo; lleva la bandera inglesa a popa; el gallardete ondea a la pena de la mayor; en el trinquete, la bandera roja. Aparenta unas doscientas cincuenta toneladas. Lleva abundante artillería: obuses de a dieciséis y cañones de a doce y de a diez. Se puede leer su nombre, escrito en letras doradas: "Felicity".
  -¡Nos desafía!
  -Es la fragata de Miguel Novella, "el Papa"...
  -¿Atacará la isla?
 Voltean las campanas de la iglesia de Santa María la Mayor. Las gentes se apretujan en los miradores de la Peña, de la Muralla y de Dalt Vila. Miles de miradas siguen ansiosas al buque enemigo. Este se acerca insolente a la costa ebusitana. La mulltitud repite aterrorizada el nombre del implacable corsario:
 -¡Es el buque del "Papa"! ¿Atacará la isla?
 El capitán de la fragata británica "Felicity"-Miguel Novella, de Ancona (a) "el Papa"-era temido en todo el Mediterráneo. Nada habían podido en contra suya los corsarios de España.
"LOS QUE QUIERAN MORIR ¿QUE VENGAN!"
 El jabeque corsario número 503, "San Antonio y Santa Isabel", de setenta y dos toneladas-llamado el "Vives" entre la gente marinera-, estaba en seco, carenando y reparando algunos desperfectos.
Maqueta de jabeque
 Mientras dirigía los trabajos su capitán, Antonio Riquer Arabí, acompañado de su padre, segundo capitán del jabeque, enteróse del reto de la fragata inglesa. Inmediatamente decidió abordarla y hundirla. Intentó disuadirle su padre; el hijo se negó rotundamente: había que ir a la muerte si era preciso. Insistió el viejo lobo de mar y entonces el marino Riquer hubo de recordarle:
-Soy el capitán del jabeque. Puedo ordenar y ordenaré que el "Vives" sea botado al agua. Vos quedaréis en tierra. A vuestros años y con vuestros achaques sería insensato meteros en esta aventura...
 El anciano se irguió entonces. Si el "Vives" se hacía a la mar no lo haría sin que el segundo capitán ocupara su puesto. No consentiría otra cosa, ni como marino ni como padre. Cada uno cumpliría con su deber.
 La tradición ha ido reviviendo de boca en boca la esencia del diálogo y la frase abnegada del heroico marino.
Retrato de Antonio Riquer
Cuadro de Narcís Puget Viñas
 LA MISA ANTES DEL COMBATE
 Interín se dejaba al "San Antonio y Santa Isabel" en condiciones de mantenerse a flote-"el tiempo preciso para hundir al inglés y volver a tierra", como había dicho el bravo marino, el capellán D. José Iturrit se dirigía a la iglesia de San Salvador para oficiar una misa. Siguiéronle casi todos los tripulantes del jabeque. El paso de la comitiva hacia el templo fue presenciado por el pueblo de Ibiza con emocionante silencio.
 La dama doña María Arabí acompañó durante el religioso acto a su esposo y a su hijo, el capitán Riquer. Este no dejaba traslucir en su rostro ni la más leve huella de emoción. Oyó la misa serenamente, al lado de sus padres. Muchas madres, esposas e hijos de los tripulantes lloraban calladamente, presintiendo el drama que iba a desarrollarse. A las ocho de la mañana salieron de la iglesia. El pánico seguía apoderándose de los vecinos de Ibiza: la fragata "Felicity" rondaba la isla, enfocando sus cañones hacia la costa. Unos campesinos que acababan de entrar en la ciudad-muy mudados ellos; muy enjoyadas ellas, regresaban asustados al interior. Era el día de la Santísima Trinidad, fiesta solemne en Ibiza.
 EMOCIONANTE DESPEDIDA
 Las gentes que seguían las evoluciones del "Felicity" volvieron los ojos hacia el puerto. El jabeque "San Antonio y Santa Isabel" manteníase ya a flote. Según afirmó el guardián Xicu Planells "resistiría bien si dos o tres tripulantes cuidaban de achicar el agua". El armero, Toni Torres, dirigía el montaje de la artillería: dos cañones de a ocho, cuatro de a seis y dos de a cuatro. También se instaló un obús de a dieciséis y se embarcaron varias cajas de "frascos de fuego". Luego salió del puerto y se largaron velas. Llevaba a su bordo una treintena de hombres.
 Una multitud enorme acudió a despedir a los abnegados marinos. La madre del capitán Riquer quiso besar a su hijo antes de la partida. Mientras el jabeque permaneció atracado logró mantener toda su entereza y serenidad; cuando el barco enfocó la boca del puerto, infladas todas us velas, la dama sintió desfallecer. La esposa del tripulante Juan Bautista Torres, Manuela Riusech tuvo que acompañarla a su casa...
 Ondeando la roja bandera de combate, la fragata "Felicity" seguía rondando la costa-"con desprecio y majestad", a cosa de dos leguas al sur de la isla...
Frontis existente en el principal acceso a Dalt Vila,
conocida como "Porta de les Taules"
Foto Gom

 ¡ANIMO Y AL ABORDAJE!
Serían las nueve de la mañana cuando se hizo a la vela el jabeque corsario. La fragata inglesa inició un movimiento de retirada. Luego viró modificando su rumbo en sentido oblicuo. La gente seguía la caza del pirata con vivo interés. Ondeaban desde la muralla pañuelos y banderolas, en vuelo jubiloso, para animar a los tripulantes del "San Antonio y Santa Isabel". A las cuatro de la tarde consiguió aproximarlo y pudo darse cuenta de la "gran superioridad del buque, mayor calibre y número de la artillería enemiga". El jabeque le hizo cuatro descargas con toda su artillería, respondiendo el buque inglés con sólo dos cañonazos. El segundo de los disparos barrió la cubierta del velero ebusitano, destrozando a un tripulante y malhiriendo a cinco; uno de éstos fue el segundo capìtán, Francisco Riquer. El comandante del jabeque, al ver caer a su padre, perdió por breves instantes su serenidad y su aplomo.
 El anciano exhaló en brazos de su hijo el postrer suspiro. Inmediatamente se rehizo el marino D. Antonio Rqiuer. La ira habíale encendido el semblante. Arrinconó a estribor el cuerpo de su padre, cubriéndolo piadosamente con una bandera. Luego se volvió a sus marinos, enérgico y sombrío:
-Al abordaje, ¡ánimo!
A los pocos instantes el velero ibicenco conseguía abordar a la fragata inglesa, asegurándola con sus arpones. Arrojándole frascos de fuego los corsarios ibicencos barrieron la cubierta del navío británico. Respondía éste al abordaje con descargas de fusiles y trabucos y arrojando granadas de mano. Otros tripulantes del jabeque ebusitano cayeron heridos o muertos. A los veinte minutos de combate se rendía la fragata "Felicity". El marino Riquer fue el primero en subir a su bordo, recogiendo la documentación prevista en la Ordenanza. El joven capitán anconés -veintisiete años-, el temido "Papa", se le entregó sin resistencia:"¡Resignación! Otra vez me tocará ganar a mí".
Los frascos de fuego se llenaban de pólvora y provistos de una mecha cebada con un mixto inflamable se lanzaban a la cubierta de los barcos (de la web.todoababor.es)
 Cayeron prisioneros el comandante de la fragata, el segundo capitán y 45 tripulantes. Además se rescató a cuatro marineros, prisioneros del navío pirata.
 El testigo presencial de la hazaña D. Ignacio Riera, promotor fiscal de Ibiza en 1806, relata el final de la épica jornada afirmando que "en breves oras vimos con singular juvilo el pavellon Inglés como trofeo de nuestro Católico Monarca". 
EL GLORIOSO REGRESO DEL "SAN ANTONIO"
 La triunfal entrada del jabeque "San Antonio y Santa Isabel" en el puerto de Ibiza fue algo de indescriptible emoción: júbilo por la victoria, duelo por las víctimas. El capitán corsario hizo enmudecer a los que le aclamaban, mostrándoles el cuerpo exánime de su padre. Cesaron los vítores, aquietáronse las banderolas. Las hijas, las viudas y las madres de los muertos abrazábanse a los ensangrentados restos de sus deudos.
 Primero se desembarcó a los heridos graves y luego se alineó sobre el andén a los corsarios muertos: Francicso Riquer Riera, Antonio Serra Grisaldo, José Pujol Torres, Pedro Sala Alarcón y Manuel Pujol Costa.
 La vista de los héroes muertos hizo vibrar de ira a los pechos ebusitanos. Sólo a la Historia es dable -al cabo de los años, apagadas ya las pasiones- situar en justicia al enemigo. Transcurrido más de un siglo puede reconocerse noblemente realzándose con ello la heroicidad del marino Riquer, que el capitán del "Felicity", Miguel Novella, "el Papa", fue también un bravo marino, abnegado y valeroso. Es humanamente disculpable, empero que entonces -viva y sangrante la herida- cantara vindicativo el pueblo:
"Cuando lo llevaban preso
por la calle del Torreón
toda la gente decía:
¡Dadle muerte a este bribón!".
Vista de Dalt Vila desde uno de sus baluartes
Foto Gom
           EPILOGO DE LA GESTA
 Los muertos fueron enterrados al día siguiente en la iglesia de Santo Domingo. El día 15 de dicho mes falleció a consecuencia de las heridas recibidas en el combate el tripulante del "San Antonio" Lucas Costa Sánchez. Al cabo de un mes dejaba de existir otro: Juan Bautista Torres Riusech. Ambos fueron enterrados también, en la iglesia de Santo Domingo.
 El dia 4 de junio de 1806, por el comandante de Marina D. Antonio de Palacios, se abrió expediente para averiguar la legitimidad de la presa. Según  la declaración del capitán Riquer, la tripulación y armamento del buque enemigo lo componían "sesenta y cinco hombres, con dos cañones de a diez y ocho, cuatro de a veinte y cuatro, uno de a cuatro, cuarenta y ocho chuzos y seis caxones de granadas de mano".  El mismo capitán de la fragata inglesa confesó que no tenía "nada que alegar sobre su apresamiento por ser bien hecho", según  textual declaración.
 El rey confirió al capitán del corsario D. Antonio Riquer el grado de alférez de fragata y diez escudos mensuales de pensión. Concedió a las familias de los muertos otras pensiones que oscilaban de tres a seis escudos. A Bonfill Escot y Xuan Llahuet-ta se les indultó de sus condenas, "en atención al servicio que hicieron y de que resultaron heridos gravemente". A otros tres presidiarios se les rebajó de cuatro años la condena que estaban cumpliendo, y en cuanto al capellán D. José Iturrit, que también salió herido, se recomendó su mérito al ministro de Gracia y Justicia.
Autógrafo de Antonio Riquer
 Los tripulantes de la fragata "Felicity" fueron condenados a trabajos forzados en la ciudad de Palma durante el tiempo que durase la guerra con Inglaterra, sentenciándoseles como piratas, de acuerdo con las leyes entonces vigentes. La sentencia fue revocada por la superioridad, según comunicación del príncipe de la Paz, fecha de 6 de septiembre de 1806, se les debía considerar como prisioneros ingleses y como tales entregados al comisionado en Ibiza don Edmundo G. Wallis. Poco después los prisioneros fueron canjeados.
  El capitán de Ancona siguió luego combatiendo, con mayor fortuna, a las embarcaciones españolas. Así lo relata una carta fechada en 20 de marzo de 1807, dirigida al corsario ibicenco Mariano Selleras por don Ramón de la Cendra, delegado en Almería de la Real Hacienda: "He instruido a S.E. del combate del Papa con las dos lanchas de la Rl. Armada y modo con que ha tratado a los ibicencos; ha manifestado sentimiento y deseo de que se le sacudan las pulgas, y está crehído de que si se encontrase con el guapo Selleras, que ansí le nombra, se conseguiría". Si es cierto que "el Papa" se vengaba de este modo de los que le vencieron en buena lid, cabe reconocer que ello constituye una imborrable mancha de cobardía en su valeroso historial.
 El capitán Riquer siguió haciendo cruceros de corso hasta julio de 1828, en que fueron desarmados tales barcos por orden del Gobierno. A los cuarenta años de su más famosa hazaña, y a los setenta de su edad, falleció en Ibiza olvidado y pobre. 
Monumento a los corsarios entre la niebla 
Foto Gom 
  
Realmente Antonio Riquer murió a los 73 años de edad, el día 2 de Julio de1846. Tuvo dos hijas, una en cada uno de sus matrimonios, en el primero casó con Isabel Tur i Tuells, y al poco de morir su primera esposa contrajo segundas nupcias con Claudia Mir, quien le dio su única descendiente, de nombre Antonia.
                                      
La actividad del corso a nivel internacional se mantuvo hasta 1865, año en el que en un Congreso Internacional, Alemania, Francia, Inglaterra, Prusia, Cerdeña, Rusia y Turquía suscribieron la declaración que ponía fin a la actividad corsaria con permiso de los gobiernos. España, al igual que los Estados Unidos y México no firmaron el acuerdo, si bien en el caso de España dejaron de otorgarse los "Reales Pasaportes" como se llamaban a las patentes de corso, y finalmente el 20 de enero de 1908 suscribió el tratado.
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Una web sobre el  tema:  http://www.todoababor.es/articulos/blog-corsarios-parte1.html

viernes, febrero 12, 2010

El incidente Virginius


En la primera semana de noviembre de 1873, se publica en la prensa española  unas breves noticias procedentes de Cuba que, aunque preocupantes, no mostraban toda la gravedad que más tarde llegarían a tener.

El periódico "La Correspondencia" en su número de 6/11/1873 publicaba con algun dato erróneo sobre la filiación de los detenidos,  lo siguiente:
"En el ministerio de la Guerra se ha recibido el siguiente despacho de La Habana, que, como verán nuestros lectores, tiene bastante importancia:
"El Vapor Tornado apresó al pirata Viginius a una legua de las costas de Jamaica, haciendo prisioneros a Bembeta, Hernando, Céspedes (hijo de Quesada), Jesús del Sol y otros 165, algunos de importancia. Caballos, armas y víveres del Virginius eran arrojados al agua durante la persecución. Serán juzgados y cumplida la ley. Doy al hecho verdadera importancia.-Jovellar."
La verdadera filiación de los jefes de la expedición se aclarará en días sucesivos (Bembeta,  Pedro Céspedes, Washington O'Ryan y  Jesús del  Sol), junto con el verdadero alcance de la noticia  y  el mismo periódico, confirma en una gacetilla publicada el 11/11/1873, el rumor recogido de la prensa extranjera y no corroboradas por el Gobierno, de que el  general Jovellar, recién incorporado al mando del ejécito en Cuba, había  ordenado juzgar sumariamente  a los capturados del Virginius, siendo fusilados los jefes de la expedición, y parte de la tripulación e insurgentes que transportaba el buque.
"Los jefes de la insurrección cubana cogidos en el vapor Virginius, fueron ajusticiados el día 4 de noviembre. El general Jovellar tomó posesión de la capitanía general de Cuba el día 5 de dicho mes."   







 El Virginius navegando
(Según el esbozo de un oficial cubano)



El Virginius era un veloz barco velero y a vapor, dotado de ruedas laterales y con casco de hierro, construido en los astilleros AItken & Mansel de Glascow en 1864. Fue adquirido por los Estados Confederados durante la America Civil War  con la finalidad de sortear el bloqueo de la Unión al aprovisionamiento de mercancías de los estados secesionistas. Al parecer únicamente realizó un único viaje con tal fin entre junio y agosto de 1864.

Fué bautizado inicialmente como Virgin. Tenía una eslora de 65,80 m, manga de 7,50 m y puntal de 3,30 m. Podía transportar 442 toneladas de carga, con capacidad para 100 pasajeros y una tripulación de 52 tripulantes.

En 1870 fué comprado en representación de la Junta cubana por un tal John F. Patterson, y  rebautizado como Virginius, siendo registrado de manera fraudulenta en Estados Unidos. Fué utilizado para el tráfico de armas y aprovisionamiento, primero para Venezuela y más tarde para la insurreccción cubana, al servicio del gobierno  de la llamada "Cuba libre".
 
Las caracterìsticas del Virginius, le conferían la rapidez de navegación necesaria para sortear y esquivar a los buques de la Marina Española, que en anteriores ocasiones habían intentado capturarlo con el fin de impedir sus actividades de contrabando y aprovisionamiento de los independentistas cubanos, quienes contaban con el apoyo, no oficial pero efectivo, del gobierno estadounidense y la connivencia del británico.

. El periódico La Ibería en su número de 29/07/1873 publicaba, entre otras ,la siguiente gacetilla fechada el 10 de junio en La Habana:
"El vapor Virginius llegó a Kingston (Jamaica), procedente de Colón, desde donde lo siguieron la fragata española Bazán y el vapor de los Estados Unidos, Kansas. Sin embargo como el Virginius es más veloz dejó pronto atrás a sus perseguidores y se perdió de vista."
La intervención del Kansas en el incidente, ponía una vez más de manifiesto, la enmascarada injerencia norteamericana en el conflicto hispano-cubano y en tal sentido se manifestaba el diario La Época en su número del 20/07/1873:
 "Mostrándose el actual representante de los Estados Unidos en Madrid tan deferente con el actual orden de cosas, no debería tener inconveniente en dar explicaciones sobre el despacho en que se dice que el gobierno de Washington ha aprobado la conducta del comandante de una fragata de su nación que ha protegido al vapor Virginius, perteneciente a los cubanos insurrectos.
Ya conocerá que si esto es cierto, y si no ha habido extralimitación por parte del buque perseguidor, equivale a reconocer la beligerancia de los rebeldes de Cuba contra España.
No necesitamos, por lo tanto, añadir una palabra para demostrar la gravedad de semejante noticia, que todavía esperamos y deseamos ver explicada oficialmente de una manera que pueda justificar el proceder del gobierno anglo-americano."

Persecución del Virginius por el Tornado.
Fuente: John Gilmary Shea, The Story of a Great Nation (New York: Gay Brothers & amp; Company, 1886).


La tragedia se estaba fraguando tal como daba a entender una noticia que publicaba el diario monárquico La Esperanza en su número del 5/08/1873, haciéndose eco del siguiente telegrama, vía Nueva York:
"Kingston (Jamaica), Julio 15.- Ha llegado a este puerto un buque de guerra español, y esto ha producido una grande alarma, pues se teme por la seguridad del vapor Virginius. Los españoles amenazan con capturar este vapor. Quesada declara que lo volará a cualquier costa, antes de permitir que sea capturado. El cónsul de los Estados Unidos, acompañado de varios cubanos aquí residentes, fué anoche a las doce a solicitar la intervención de las autoridades inglesas de esta colonia. La excitación por ese motivo es muy grande. Se cree que se ha hecho un arreglo con el comandante del Virginius para encontrarse en alta mar, cerca de este puerto, con la goleta Village Bride, que lleva un cargamento de armas de Puerto Antonio, pues el gobernador de Jamaica ha expedido órdenes para que se devuelva el cargamento de dicha goleta, que había sido embargado."
En su número de 31/10/1873, La Correspondencia da la siguiente noticia:
"El Cronista de Nueva York anuncia la salida de aquél puerto de un centenar de filibusteros, al mando de O´Ryan y Bembeta, con dirección a Kingston (Jamaica), donde les esperaba el famoso vapor Virginius con un cargamento de armas y municiones destinado a los insurrectos de la manigua.
Con este motivo, el diario neoyorkino increpa al gobierno de la Unión por haber permitido en varias circunstancias salir de sus puertos expediciones filibusteras contra Cuba."
Como se observa, la Marina Española estaba informada de los planes del Virginius al que le debía de tener más que ganas y sorprende la temeridad de los líderes cubanos y su confianza en la posibilidades del barco y/o en la firmeza de los apoyos externos, al arriesgarse a navegar rumbo a Cuba, a sabiendas de que estaban vigilados y con los barcos españoles al acecho.



Captura del Virginius y traslado de los prisioneros al Torpedo.
Fuente: Jeanie Mort Walker, Life of Captain Joseph Fry (Hartford:  The J.B. Burr Publishing Co., 1875).
 
La expedición con 102 mambises a bordo y al mando del héroe cubano, general  Bernabé de Varona Borrero, más conocido como Bembeta, zarpa en el Virginius el 23 de octubre de 1873, desde el puerto de Kingston (Jamaica) con destino a la capital haitiana de Port-au-Prince, si bien una avería en la máquina les hace  recalar  primero en  Jeremie en Haití. El 27 de octubre arriban a Port-au-Prince, donde son embarcados 500 rifles Remington mod. 1871, un número sin cuantificar de rifles Spencer y Winchester, 300.000 cartuchos, 400 revólveres,  600 sables, dos cañones, machetes, uniformes, calzado, vituallas, pólvora, medicinas y otras provisiones. Con la carga al completo el Virginius zarpa rumbo a Cuba, donde pretendía desembarcar en Holguin.
    
Finalmente en la tarde-noche del 30 de octubre de 1873 se producen los hechos que dan lugar al apresamiento del Virginius por la corbeta Tornado. Transcribo la información impresa en el número 46 de 8/12/1873 de La Ilustración Española y Americana, basada en los partes oficiales militares:
"...El comandante del Tornado, D. Dionisio Castilla, empieza diciendo en su parte, que a las dos y media de la tarde del día 30 de Octubre próximo pasado, cuando se hallaba vigilando escrupulosamente, en virtud de órdenes superiores, la costa comprendida entre Cabo Cruz y Santiago de Cuba, reconoció en el horizonte hacia el Sudoeste, el humo de un vapor que se aproximaba a la isla de Cuba, haciendo rumbos del primer cuadrante, pero que cambió bruscamente de dirección, hacia Sur-sureste, huyendo a toda máquina, desde el momento en que el Tornado metió vela y gobernó en su demanda.
Al convencerse luego el Sr. Castilla de que el buque fugitivo era el Virginius, dió órdenes al maquinista de forzar la máquina, y emprendió la caza con cuanta medida le fué posible para aumentar el andar de su buque, llegando a encontrarse al anochecer a unas cinco millas del Virginius.
A las nueve y media de la noche, ya próximo a él, y mucho antes de recoger Punta Morante, pues el vapor huía hacia Jamaica, le disparó con granada cinco tiros; al quinto disparo, el Virginius se detuvo, y entonces el comandante del Tornado arrió dos botes, que a las órdenes de los alféreces de navío D. Enrique Pardo y D. Angel Ortíz Monasterio, se dirigieron a bordo de aquél, con orden de apresarlo, como así lo efectuaron, en nombre de la nación española.
En su consecuencia, a las once de la noche, el Virginius, con la bandera española y marinado por fuerzas del Tornado, siguió con éste en dirección a Cuba, y los dos fondearon en el puerto de Santiago a las cinco de la tarde del 1º de Noviembre."
Según relata el comandante del Tornado,  Dionisio Castilla, una vez capturado el barco los marinos españoles que arriban al Virginius toman el mando del timón y la máquina, procediéndose al embarque de los jefes de la expedición, tripulación y pasaje, para conducirlos al Tornado, quedando en el barco apresado el capitán Joseph Fry y 16 tripulantes.
Tras fondear ambos barcos en la bahía de Santiago de Cuba, los prisioneros son conducidos a la cárcel de la ciudad, custodiados por fuerzas de marina y voluntarios y en medio de un gran gentío que esperaba en el puerto.

Conducción de los prisioneros del Virginius a la cárcel de Santiago de Cuba.
Fuente: La Ilustración Española y Americana. 16/12/1873.



Sobre los componentes de la expedición del Virginius, la prensa española daba la siguiente reseña, en la que he omitido algunos datos erróneos:
"La mayor parte de los filibusteros apresados en el Virginius, en número de 163, pertenecen a las clases de oficiales, o jefes, o personas influyentes de la insurrección, a la cual han prestado grandes servicios y eficaz apoyo, en concepto de agentes o laborantes principales en los Estados Unidos, y algunos de ellos también como jefes de los insurrectos en la manigua.
El telégrafo sólo ha transmitido hasta ahora los nombres de los jefes principales aprehendidos, que son Bembeta, Pedro Céspedes, ... y Jesús del Sol, acerca de los cuales da un  diario de la tarde las siguientes noticias biográficas:
Bembeta era el general insurrecto de más prestigio en el departamento de Puerto Príncipe por su arrojo y por otras condiciones de carácter, no habiéndose señalado nunca por la crueldad y por los excesos perpetrados por otros cabecillas.
Jesús del Sol era el jefe de los rebeldes de Vuelta Abajo y el terror de aquélla comarca; había sido indultado y se le dió pasaporte para los Estados Unidos, habiendo prometido no volver a hacer armas contra España. Sin embargo de eso, desde que llegó a Nueva York fué el más activo agente a favor de la insurrección cubana.
El Céspedes de quien se habla, y ha sido también aprehendido, es hermano del titulado presidente de la República."
A la anterior relación de mandos principales de la expedición hay que añadir la del súbdito estadounidense de origen irlandés, Washington O'Ryan, el coronel José Boitel, el capitán Salvador Penedo y el capitan del navío, Joseph Fry, antiguo militar de los Estados Confederados.

Jefes de la expedición del Virginius.
Fuente: Jeanie Mort Walker, Life of Captain Joseph Fry (Hartford:  The J.B. Burr Publishing Co., 1875).


A los dos días de su detención, lunes 3 de noviembre, tiene lugar  un Consejo de Guerra sumarísimo que condena a muerte a los cuatro jefes de la expedición, siendo fusilados a las ocho de la mañana del día siguiente, martes 4.
  
Resulta sorprendente la premura con que el Comandante General de Santiago de Cuba, el general Juan Nepomuceno Burriel, manda constituir la Corte Marcial que juzga, condena y ejecuta a los prisioneros,  a pesar de las órdenes recibidas desde el Ministerio de la Guerra en Madrid, de no aplicar ninguna condena de muerte sin el consentimiento del Gobierno Español. Por lo visto, el general Burriel no pensaba dejar el asunto en manos de los políticos republicanos en los que no debía tener mucha confianza,  gobernantes en aquél entonces e inmersos en un sinfín de problemas a cual más grave, sin pensar o quizás sí, que el asunto del Virginius iba a ser uno de los más destacados y de consecuencias inimaginables.

Los Consejos de Guerra continuaron y con ellos las ejecuciones, así el día 7 de noviembre son fusilados 37 miembros de la tripulación, en su mayoría extranjeros, entre los que se encuentra el capitán del Virginius , Joseph Fry.

Finalmente, el día 8, son pasados por las armas doce expedicionarios cubanos, entre ellos, el hijo  de 18 años del general Manuel Quesada, siendo éstas las últimas ejecuciones practicadas.

La explicación del porqué el gobernador Burriel paraliza las ejecuciones de los prisioneros tiene una parte novelesca y otra más realista.

Al parecer un telegrafista del servicio de cable de Santiago de Cuba, envió un telegrama a Kingston (Jamaica), comunicando las ejecuciones que se estaban practicando en la capital caribeña. Informado el  comandante del navío ingles Niobe, Sir Lambton Loraine, zarpa con dirección a Santiago donde arriba el 8 de noviembre de 1873.

Loraine desembarca y entrega personalmente un escrito dirigido al brigadier Burriel, instándole a cesar las ejecuciones de los embarcados en el Virginius  bajo la amenaza de intervenir.

Fuera decisiva o no la intervención de Sir Lambton, lo cierto es que no volvieron a haber más ejecuciones, pero me inclino a pensar que más que la intervención de Loraine, cuyas amenazas de intervención no tenían mucha consistencia, lo que pesó en el ánimo del gobernador Burriel, fueron los telegramas y noticias que con retraso y desde la Península, vía La Habana, le llegaban del Gobierno español, entre ellos el del indulto remitido por el gobierno republicano y que llegó con  posterioridad a las ejecuciones .
       
Retrato del general Juan Nepomuceno Burriel y Lynch, gobernador de Santiago de Cuba, en la época del apresamiento del Virginius.


La interesada y manipuladora prensa anglo cargó contra el general Burriel, calificándolo de carnicero y otros epítetos menos cariñosos, pero no hay que olvidar que en Cuba se vivía un conflicto (la llamada Guerra Larga o de los Diez Años), que el Virginius no transportaba precisamente carabinas de feria y que aún estaban recientes las bárbaras matanzas de españoles llevadas a cabo por el general de los insurrectos Manuel Quesada que, en los inicios del conflicto había pasado a cuchillo a cerca de 600 españoles o al más "humanitario" Bembeta que mandó fusilar a 50 voluntarios catalanes, tras sorprenderlos indefensos mientras lavaban su ropa.

Los ánimos del influyente Cuerpo de Voluntarios no eran precisamente los mejores para imponer un poco de templaza y serenidad.

Sobre los acontecimientos vividos en esa época, transcribo algunas de las reflexiones escritas por el voluntario asturiano, natural de Noreña, Juan V. Escalera en el libro que bajo el título de Campaña de Cuba (1869 a 1875). Recuerdos de un Soldado, se publicó en Madrid en 1876:
"Llegábamos a Santiago de Cuba en una fecha célebre en los fastos de la campaña, y cuantos sentían circular por sus venas una sola gota de sangre española se hallaban en aquéllas circunstancias en un periodo de excitación y de irritabilidad, fáciles de explicar.
Nuestro vapor de guerra El Tornado había apresado sobre la costa el Virginius que con cargamento de armas y municiones, equipos, vestuarios, caballos y alguna gente, bordeaba la costa de nuestra gran antilla... . Grande júbilo causó en todo Santiago de Cuba la entrada en su puerto del buque apresado, notándose, sin embargo, una gran preocupación que oscurecía el universal contento que reinaba ante la sospecha de que la diplomacia americana arrancase de nuestras manos la presa que en defensa propia habíamos hecho y con la cual heríamos profundamente los intereses de la insurrección.
Los voluntarios de Cuba, es decir, aquellos españoles de más vivos sentimientos de adhesión y lealtad hacia la madre patria, empezaron a mirar este asunto bajo el punto de vista de su patriotismo, dispuestos a no admitir coacción que empañase el fallo severo de la justicia y a rechazar toda mistificación y embolismo, procediera de quien procediera.
Los agentes consulares de la república Norte-Americana desplegaron desde el primer momento un celo exagerado y acomodaticio para quitar al apresamiento del Virginius la importancia que tenía, retorciendo todos los argumentos con el ánimo de probar que aquél buque era americano y ´subditos de aquella nación los que cobijaba su bandera. Y si se añade a ésto que todos los buques surtos en el puerto, de aquella nación abogaban con calor por las opiniones internacionales de su representante, podrá formarse una idea de la excitación general de los ánimos.
Temíase por otra parte que el Gobierno español diera muestras de alguna debilidad, no tanto por el temperamento de cobardía, sino rindiendo un exagerado culto a los principios de humanidad que forman el credo de los partidos más avanzados.
Desde el momento en que por todas estas circunstancias el estado de la opinión pedía conflagarse, el comandante general de aquél departamento, brigadier Burriel, dispuso la venida del batallón Alba de Tormes, con objeto de custodiar los presos y darles la guardia, en tanto no recayera la sentencia que debería dictarse sobre aquel suceso, a todas luces pirático y criminal."

Santiago de Cuba: Vista de la entrada al puerto.
Fuente: La Ilustración Española y Americana. 8/01/1873. Según grabado de los Sres. Padró y Capuz.

Sigue Juan V. Escalera relatando los terribles sucesos que le tocaron vivir:
"A los pocos días de la aprehensión del Virginius, el tribunal militar oportunamente constituido impuso la pena de ser pasados por las armas a todos los insurrectos que a su bordo conducía aquel vapor, excepción hecha de los que no tenían edad para sufrir la pena de muerte, o que de los procedimientos del sumario apareciesen sin ninguna culpabilidad.
El primer día fueron, pues, fusilados en las tapias del cementerio de Santiago de Cuba, Bembeta, O'Ryan, Jesús del Sol y otros que marcharon al sitio de la ejecución desde las prisiones con entereza y serenidad,...
Nos había tocado hacer la guardia a estos insurrectos durante las horas de capilla, siéndonos bastante simpático por la compostura de su lenguaje, y su aptitud noblemente expresiva, Bernabé Varona (a) Membeta. Producíase como una persona esmeradamente educada, y manifestaba una dignidad que enaltecía los errores que le llevaban al sepulcro en lo más florido de su vida.
...
En cuanto a Jesús del Sol, que representaba de 36 a 40 años, era una figura vulgar que no inspiraba sentimiento alguno de compasión e interés. De todos ellos fué el que vió aproximarse la última hora con menos valor.
Tanto estos fusilamientos como los que en mucho mayor número se llevaron a cabo en los días posteriores, lejos de impedir que se calmara la excitación pública, que el apresamiento del Virginius, había originado, produjo una alarma general, creyéndose llegado el caso, por la severidad de la justicia aplicada, de un  casus-belli  con la república Norte-Americana. Así que la fuerza de nuestra batallón se dedicó a construir en Cayo Ratones una abtería que defendiese la entrada de la bahía por si los buques de aquella nación intentaban algo contra el puerto."
El asunto del Virginius abrió una importante crisis en las relaciones entre España y Estados Unidos , con fundados temores de intervención de la pujante nación americana.

El periódico La Epoca en su número de 15/11/1873, publicaba lo siguiente:
"Toda la prensa de Europa se ocupa de las cuestiones a que la captura del Virginius, y  la ejecución del general filibustero O'Ryan, ha dado lugar entre España  y los Estados Unidos. Es indudable que en Filadelfia, en Nueva Orleans y en Nueva York, se ha querido aprovechar la excitación de los primeros momentos para lanzar al gobierno del presidente Grant a una intervención directa en los asuntos de Cuba. El gobierno de Madrid, a juicio de los gabinetes europeos ha procedido con tacto y con lealtad. Defendiendo la integridad de la patria, es imposible que no tenga el concurso moral de la opinión en Europa, a pesar de las desventuras de España. Se esperaba mucho de la sensatez también del gobierno de Washington." 

Por su parte, Gran Bretaña también interpretaba su papel y así leemos en La Correspondencia de 17/11/1873:
"Inglaterra ha presentado reclamaciones en el asunto del Virginius. Parece que ha habido entre los fusilados 16 marinos ingleses."

Fusilamiento del Capitán Josep Fry y sus compañeros del Virginius.
Fuente: Jeanie Mort Walker, Life of Captain Joseph Fry (Hartford:  The J.B. Burr Publishing Co., 1875).


Los rumores se sucedían, la prensa norteamericana metía toda la presión posible para que su país interviniera militarmente y en España, el gobierno de Emilio Castelar, que había llegado a la presidencia de la 1ª República a finales de septiembre, (el cuarto en menos de un año), trataba de apaciguar los acontecimientos que se sucedían con gran alarma de la población.

El 19/11/1873, La Correspondencia difundía lo siguiente:
"Las noticias nuevas de los Estados Unidos que publican los diarios de Londres, anuncian que  el gobierno de Washington pide el castigo de las autoridades de Santiago de Cuba que fusilaron a los del Virginius y que en caso contrario enviarían sus tropas a Cuba, yendo ya la escuadra a La Habana."  
No están muy claras las razones, pero lo cierto es que el presidente norteamericano, el General Grant no adoptó una postura belicista frente a España y dejó a la resolución del Congreso estadounidense la decisión sobre el asunto Virginius.

El 20/11/1873, El Imparcial publicaba el siguiente despacho telegráfico:
"Washington 18.-El Presidente de los Estados Unidos ha declarado que dejará al acuerdo del Congreso la resolución definitiva del asunto del Virginius.
Un telegrama de Santiago de Cuba fechado el 12 desmiente la noticia de haber sido fusilados 57 prisioneros más del Virginius, desapareciendo por lo tanto el motivo de la agitación que había en los Estados Unidos a consecuencia de aquella falsa nueva.-Fabra." 
El 29 de noviembre, tiene lugar en Washington una reunión entre  el Secretario de Estado  estadounidense, Hamilton Fish y el Contralmirante español D. José Polo de Bernabé y Mordella, enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario de España,  llegándose a la firma de un protocolo de acuerdo entre España y los Estados Unidos para la resolución del contencioso  y que el Gobierno español tarda en hacer público, dando lugar a toda clase de rumores y malentendidos, difundidos por la prensa de todas las ideologías.

Los términos del Protocolo firmado decían lo siguiente:
"Los abajo firmantes reunidos con el objetivo de firmar un acuerdo definitivo respecto el caso del vapor Virginius , que, bajo bandera de los Estados Unidos fué capturado el 31 de Octubre pasado en alta mar por el buque de guerra español Tornado, han alcanzado las siguientes conclusiones:
España, por su parte, estipula devolver inmediatamente el referido buque, y los supervivientes de sus pasajeros y tripulación, y el día 25 de diciembre próximo saludar a la bandera de los Estados Unidos. No obstante, si antes de esa fecha España pudiera demostrar a satisfacción del Gobierno de los Estados Unidos que el Virginius no estaba autorizado a llevar la bandera de los Estados Unidos, y que la portaba en el momento de su captura sin  tener derecho e indebidamente,  el saludo podrá ser dispensado espontáneamente, en cuyo caso no será necesariamente requerido; pero los Estados Unidos esperan en tal caso, una declaración de que no hubo  intención de insultar a su bandera en la comisión de la acción.
Además, si antes del 25 de diciembre de 1873,  quedara demostrado a satisfacción de los Estados Unidos que el Virginius  no llevaba de forma legítima la bandera americana, y no tenía documentos americanos, los Estados Unidos podrán iniciar una investigación, y adoptar procedimientos legales contra el buque si pudiera demostrarse que ha violado cualquier ley de los EE. UU, y contra cualquiera de las personas que pudieran aparecer como culpables de cometer actos ilegales en conexión con el mismo;  bien entendido que España procederá según la segunda proposición hecha al General Sickles, y comunicada en su telegrama leído al Almirante Polo el pasado 27, para investigar la conducta de aquellos de sus mandos que han infringido las leyes españolas u obligaciones de tratado, y los emplazará antes los tribunales competentes y castigará a  quienes pudieran haber causado ofensa.
Otras reclamaciones recíprocas pueden ser objeto de consideración y arreglo entre los dos Gobiernos; y en caso de no llegar a ningún acuerdo, podrán ser objeto de arbitraje, si el asentimiento constitucional del Senado de EE. UU diera lugar a ello.
Más adelante se estipulará la fecha, manera, y el lugar para la entrega del Virginius, y de los sobrevivientes de aquéllos que estaban a bordo en el momento de su captura, y también la fecha, manera, y lugar para el saludo a la enseña de los EE. UU, si tuviera que haber ocasión para tal saludo, siendo objeto de acuerdo entre los abajo firmantes dentro de los próximos dos días.
(Firmado)  HAMILTON FISH,
                  JOSE POLO DE BERNABE."
 Puerto de La Habana con el Castillo del Morro al fondo.
Foto tomada hacia 1860









Existían tres razones principales argumentadas por los partidarios de la intervención militar de Estados Unidos:
1ª) Que el apresamiento del vapor Virginius  se había producido, supuestamente, en aguas jurisdiccionales de la colonia inglesa de Jamaica.
2ª) Que el buque filibustero tenía matrícula norteamericana y enarbolaba la bandera de Estados Unidos, ofendiéndose a la nación estadounidense al arriar su enseña.
3º) Que se habían juzgado y fusilado a súbditos norteamericanos y de otras naciones, sin las debidas garantías procesales.
Respecto al primer punto, el diario La Iberia en su número de 29/11/1873 reseñaba lo siguiente:
"Según una nota del Foreign Office que ha publicado el Daily News, el cónsul inglés en La Habana, Mr. Crawor, notificó día 15 a su gobierno  que la persecución del Tornado contra el Virginius, y su captura, tuvieron lugar en alta mar, fuera de las aguas jurisdiccionales de Jamaica."   
La confirmación de que la captura del Virginius había tenido lugar en alta mar, no resolvía una parte del contencioso sino que daba más consistencia a los que aducían que el hecho de tener matrícula norteamericana y estar en aguas libres, convertían al puente del barco en territorio norteamericano y ninguna autoridad extranjera podía apresar a nadie a bordo.
Sin embargo, parte de la prensa norteamericana y la mayor parte de la internacional, empezaron a dar la razón a España sobre la captura del buque y a hablar de su carácter pirático.

El día 1 de diciembre de 1873, en la apertura del periodo de sesiones del Congreso de los Estados Unidos, el Presidente, general Grant, daba un discurso en el que entre otras cuestiones abordaba la cuestión del Virginius. El diario La Epoca en su edición del 5/12/1873, publicaba el siguiente despacho telegráfico:
"WASHINGTON 2.-El mensaje del presidente de los Estados Unidos, Grant, al Congreso, se expresa en términos amistosos para España; pero dice que condena los excesos de las autoridades de Cuba.
Añade que la cuestión del Virginius se halla en vías satisfactorias.
Declara que espera una solución honrosa para ambos países.
El mensaje insiste especialmente en la necesidad de abolir la esclavitud en Cuba.
Según noticias de La Habana, las autoridades de Santiago de Cuba consienten en entregar los prisioneros del Virginius, acatando las órdenes del gobierno supremo."
Pese a las reticencias de una parte de la opinión pública española y sobre todo del Cuerpo de Voluntarios en Cuba, el gobierno español decide entregar el Virginius que es llevado al puerto de La Habana y desde aquí zarpa el 12 de diciembre de 1873 escoltado por el  barco de guerra Isabel la Católica,  con rumbo al puerto de Bahía-Honda para ser entregado a la marina estadounidense.  En ese puerto se hace la entrega formal al capitán del Despech que lo escolta a Cayo Hueso donde se hace cargo la corbeta Ossipee para conducirlo a Norfolk. El día 26 de diciembre  el Virginius naufraga y se hunde frente al cabo Fear en las costas de Carolina del Norte. Los norteamericanos alegarán que el buque cuestionado hacía agua y tenía las máquinas averiadas, cosa que los españoles pondrán en duda.

El conflicto se iba reconduciendo y a ello favoreció el pragmatismo en las gestiones del presidente de la República, Emilio Castelar y la labor del representante de España en Washington, el contraalmirante José Polo de Bernabé, quien consigue que el Secretario de Estado,  Mr. Fish  someta al Fiscal General de los Estados Unidos, Mr. Williams, la cuestión sobre el derecho del Virginius a enarbolar la bandera norteamericana.

El  17 de diciembre, el Fiscal General emite un informe sobre la cuestión planteada que concluía con lo siguiente:
"..., I decide that the Virginius at the time on her capture was without right and improperly carrying the American flag."
"...Determino que en el momento de su captura, el Virginius no tenía derecho y portaba indebidamente la bandera americana."
Con esta resolución, y de acuerdo con el protocolo firmado, España se reservaba el derecho a  rendir saludo al pabellón estadounidense.
Llegada a Nueva York, y celebración de los supervivientes de la tripulación del Virginius, y manifestaciones de bienvenida de amigos y simpatizantes en el restaurante Trujillo de Pine Street.
Boceto de Matt Morgan, publicado en la prensa neoyorkina
Fuente: Library of Congress, USA
 
Los sobrevivientes de los pasajeros y tripulación  fueron devueltos por España y  entregados,  en el puerto de Santiago de Cuba, el 18 de diciembre al comandante del vapor norteamericano Juniata que los transportó a Nueva York donde en número de 102, desembarcaron el día 29 de diciembre de 1873.

España se vió obligada a  indemnizar a Estados Unidos y Gran Bretaña con 80.000 dólares y  el General Burriel fué demandado por las ejecuciones, muriendo antes de que se celebrase el juicio.


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Una web sobre el tema: http://www.cubagenweb.org/mil/grande/e-virginius.htm