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martes, octubre 18, 2022

Cronología de la Historia: el siglo XIX.1800-1807 (cap. 2)

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1800

En Francia, Napoleón se ha hecho con el control del Estado, instituyendo un nuevo régimen, el Consulado. Su victoria sobre Austria en Marengo y la conversión en aliado de un antiguo adversario, el zar de Rusia, Pablo I, hacen del corso el gobernante más admirado y temido de Europa.

La falta de medios de España para defender sus rutas comerciales con América, el abrumador dominio marítimo de la marina inglesa, y el estado ruinoso de la Hacienda, amén de la falta de autoridad de la desacreditada corte española, obligan a firmar con Francia un segundo tratado de San Ildefonso, según el cual, la flota naval española se pondría a disposición de los intereses napoleónicos. La oposición a esta política entreguista del primer secretario Urquijo, junto a las maniobras del ministro Caballero y la oposición de la Iglesia, provocarán el relevo de Urquijo por Pedro Cevallos.

De acuerdo con este tratado, el Consulado francés aumentaría los territorios en Italia del duque de Parma, hermano y consuegro de la reina María Luisa. A cambio, España cedería la colonia de la Lousiana americana y facilitaría su ocupación por los franceses, también pondría a disposición de Francia, seis navíos aparejados y artillados, además de una importante suma de dinero.

Aunque en este segundo tratado no se mencionaba a Portugal, seguían vigentes los acuerdos del anterior tratado según el cual, España se comprometía a conseguir la neutralidad del país vecino, y a que rompiera su alianza con Inglaterra.

Croquis representando la batalla de Brión
(Retoques: los números de la leyenda han sido coloreados y agrandados) 
Fuente: Museo Naval

Continuaba la guerra con Inglaterra y en agosto, una fuerza naval inglesa con unos 10.000 hombres, desembarcaba en la playa de Doniños, cerca de El Ferrol, con la intención de capturar o destruir los barcos españoles y el arsenal. Los combates fueron favorables a las tropas españolas, y los ingleses tuvieron que retirarse y embarcar en el mismo día.

1801

La debilidad de la monarquía española y su sumisión a Napoleón Bonaparte, llevan a la firma de dos convenios con Francia. El firmado en Madrid, el 29 de enero, por Pedro Cevallos, primer secretario y Luciano Bonaparte, embajador francés y hermano mayor de Napoleón, daba un ultimátum a la regencia portuguesa para romper su alianza con Inglaterra, y si transcurridos quince días no se hacía efectiva, se daba por declarada la guerra de España y Francia contra Portugal. Por el segundo convenio, firmado en Aranjuez el 13 de febrero por Godoy y Luciano Bonaparte, la Armada española quedaba comprometida a actuar conjuntamente con la flota francesa, en los diversos frentes abiertos contra la Gran Bretaña.

En este año únicamente, ocurrió un episodio bélico destacable con Inglaterra, resuelto en dos actos, conocidos como batallas de Algeciras. Tuvo lugar el primer episodio el 6 de julio, sin un vencedor claro, y un segundo suceso, el día 12 del mismo mes, en el que una escuadra inglesa procedente de Gibraltar, se enfrentó a una formación de buques franceses, acompañados por siete barcos españoles. La hábil maniobra de un navío inglés pasando entre los barcos San Carlos y San Hermenegildo, disparando por ambos lados de cubierta, y la confusión por la oscuridad de la noche, provocó que ambos navíos españoles se cañonearan entre ellos. El desastre ocasionó la muerte de casi 1800 marinos y la pérdida de varios navíos. 

La segunda batalla de la bahía de Algeciras, 12 dejulio de 1801
Cuadro de Thomas Whitcombe
Colección privada. Reino Unido
Fuente: Rountree Tryon Galleries

Al no conseguirse la neutralidad portuguesa, el 27 de febrero, es declarada la guerra al país vecino. Godoy, que había recuperado la confianza real, es nombrado Generalísimo de un ejército compuesto por unos 75.000 hombres, de los cuales unos 15.000 eran franceses al mando del general Leclerc, cuñado de Napoleón. A su vez, Portugal convocó un ejército de unos 40.000 soldados, sin poder contar con la ayuda inglesa, ya que Inglaterra se negó a prestarle auxilio si las tropas no estaban al mando de un general inglés. El 20 de mayo entran las tropas españolas en Portugal y, son rendidas las plazas de Olivenza y Jurumeña. Los soldados avanzan hasta los castillos de Yelves y Campomayor, deteniéndose en los jardines de los fosos, donde crecen naranjos. Tras algunos pequeños enfrentamientos y escaramuzas, favorables a las tropas españolas, los contendientes firman la paz, comprometiéndose Portugal a cerrar sus puertos a los barcos ingleses. La denominada Guerra de las Naranjas, duró escasos dos meses y entre otras cláusulas, Portugal reconoció a España la posesión de Olivenza y su distrito, reintegrándose al país lusitano, el resto de plazas y poblaciones ocupadas.

Olivenza: Torre del Homenaje (siglo XIV)
Foto Gom

Del acuerdo de paz firmado en Badajoz, no quedó muy satisfecho Napoleón, primer cónsul, ya que no había obtenido beneficios del conflicto, negándose a ratificarlo, trámite que ya había formalizado Carlos IV. La cuestión se resolvió obligando a Portugal a satisfacer una indemnización, de la que salieron beneficiados el general Leclerc y el propio Napoleón, a cuyo bolsillo particular fueron a parar diez millones de francos. Solo así, el tratado de paz pudo ser ultimado en Madrid, y a partir de entonces, las tropas francesas en la Península empezaron a abandonarla lentamente, aunque no sin causar roces con la población. 

En octubre, Francia e Inglaterra pactan las condiciones de un acuerdo de paz, que guardan en secreto y que deberá ser ratificado meses más tarde. Una vez más, Francia pactaba de espaldas a España, su aliado.

En el ámbito nacional, hay que reseñar los disturbios acaecidos en el reino de Valencia, por la oposición popular a la creación de seis cuerpos de milicias, de cuya obligatoriedad estaban exentos los antiguos reinos de la Corona de Aragón. En este caso, la prudencia y el acierto de Godoy, consiguió que se suprimiesen la creación de las milicias, mediante la publicación de un decreto extraordinario, que apaciguó los ánimos, "todo se calmó como por encanto; y que un pliego de papel bastó para hacer caer las armas de las manos de millares de individuos, donde se llegó a creer que a duras penas bastaría para conseguirlo un ejército numeroso." (Memorias de Manuel Godoy). No obstante, los disturbios ocasionaron la muerte de civiles, que años más tarde sería una de las causas de la trágica muerte del barón de Albalat, comandante de las fuerzas encargadas de reprimir los alborotos.    

1802

El tratado preliminar negociado entre Francia e Inglaterra, es ultimado y dispuesto para su firma en Amiens. En las negociaciones interviene el embajador español Azara. Lo más positivo del acuerdo, aparte de terminar con la guerra, fue la recuperación de la isla de Menorca, y lo más lesivo, la pérdida definitiva de la isla de Trinidad. El tratado fue firmado el 27 de marzo.

1803

Poco dura la paz con Inglaterra firmada en Amiens, y Francia vuelve a involucrar a España en su conflicto con Gran Bretaña, que vuelve a recrudecerse. Godoy intenta mantenerse neutral, especialmente por el estado de bancarrota del Tesoro Público, y agotamiento general de la nación, pero el continuo avasallamiento de Napoleón, y los reiterados ataques ingleses a los barcos españoles, acaban provocando la entrada de España en el conflicto.

Para colmo de desgracias, este año se recrudece la crisis alimentaria provocada por las malas cosechas de cereal. A la hambruna se unirá la aparición de epidemias. La calamidad se prolongará hasta 1805 y tendrá especial relevancia en la meseta Norte.

1804

En abril y junio son dictadas reales órdenes para que en todas las ciudades, y poblaciones del Reino en general, se construyesen cementerios en lugares apartados de los núcleos habitados, con el objeto de erradicar los insalubres enterramientos dentro de los templos. El influyente clero, que con tales medidas perdía una fuente de ingresos, se opuso, y culpó a Godoy de las medidas, que en tiempos de Carlos III ya se habían intentado adoptar, con escaso éxito.  

1805

Carlos IV, pone la fuerza naval española al servicio de Napoleón, autocoronado emperador. Tras varias batallas navales en las costas peninsulares, el 21 de octubre, la flota inglesa al mando del almirante Nelson, vence a la escuadra franco-española, dirigida por el incompetente Villeneuve, en la decisiva batalla de Trafalgar. Además de perder a oficiales valiosos como Gravina, Alcalá Galiano o Churruca, España se quedará prácticamente sin escuadra, salvándose únicamente cinco navíos. Por su parte, Inglaterra perderá al almirante Nelson, herido de muerte en la batalla. 

Napoleón se repondrá del disgusto de Trafalgar, derrotando a la coalición austro-rusa en la batalla de Austerlitz, el 2 de diciembre. 

Vista general del combate de Trafalgar 21 octubre 1805
Cuadro de Rafael Monleón y Torres (1821-1890)
Fuente; Museo Naval
En este año, Godoy intentó abolir las corridas de toros y novillos de muerte, medida que no hicieron sino aumentar su impopularidad. Carlos IV aprobará la reforma y actualización de la recopilación de las Leyes de España, publicadas en 1567, actualizadas con las dictadas hasta 1804.

1806

En los territorios americanos, el venelozano Francisco de Miranda, precursor de la independencia de Hispanoamérica y antiguo militar realista, intentará hasta en cuatro ocasiones liderar la sublevación de los habitantes de Colombia y Venezuela. Miranda que había obtenido ayudas económica de fuentes estadounidenses e inglesas, para hacerse con barcos y combatientes, no conseguirá sus objetivos, al ser neutralizadas sus incursiones y faltarle el apoyo de la población. Su biografía es sorprendente.

En paralelo con las acciones de Miranda, Inglaterra se apoderará en el mes de junio de Buenos Aires. Un marino francés al servicio de la Corona española, Santiago Liniers, capitán de navío, con ayuda de otras fuerzas y de la población, hará capitular al comandante inglés Beresford. Los ingleses volverán a intentarlo al año siguiente. 

1807

Partición aproximada de Portugal
según el tratado de Fontainebleau

Elaborado con plano base
tomado de The World Factbook
Tras algunos titubeos de la diplomacia española, el 27 de octubre se firma en Fontainebleau, un nuevo tratado de c
olaboración, (mejor llamarlo de sumisión), con Napoleón. En él se estipulaba la partición de Portugal en tres partes: una zona al noroeste, llamada Lusitania, para la recién destronada reina de Etruria, hija de Carlos IV, el principado de Algarve, al centro y sur para Godoy y otra zona centro-nordeste, que se reservaba Napoleón. El desmembramiento de Portugal era una idea recurrente de Bonaparte que, pensando incorporar a su Imperio, los territorios españoles al norte del Ebro, engañaba con compensar a España con la cesión del país vecino. Pero lo más significativo del acuerdo, era que establecia la posibilidad de que las tropas francesas pudieran entrar en territorio español para invadir Portugal. La justificación legal para que las tropas napoleónicas pudieran pisar España quedaba abierta, como ocurrió de inmediato, al recibir el general Junot la orden de cruzar los Pirineos para ocupar Portugal. 
En octubre, un ejército francés cruza el Bidasoa, con el pretexto de ocupar el país vecino, y el 19 de noviembre entra en la ciudad portuguesa de Castelo Branco, sin encontrar resistencia, junto con unos 8.000 soldados españoles.

Con el ejército invasor a las puertas de Lisboa, la familia real portuguesa abandona el país y se dirige a Brasil, tras lo cual Junot entra en la capital, y recibe el acatamiento de los gobernadores lusos. Por otra parte, fuerzas españolas entran por el sur y el norte de Portugal ocupando esos territorios, sin encontrar resistencia. El 15 de diciembre los franceses muestran su prepotencia de ocupadores. Junot organiza en la plaza del Rossio lisboeta una gran parada militar y en el castillo de San Jorge, izan la bandera tricolor. Estallan las primeras revueltas con los portugueses y caen las primeras víctimas. Napoleón se erige como rey de Portugal y lo saquea económicamente 

Sucesos de El Escorial: arresto de Fernando
Ilustración de Lucius Rossi
The life of Napoleon Bonaparte, William Milligan Sloane
Fuente: The Century Magazine

El complot de El Escorial
La escandalosa acumulación de cargos, títulos, distinciones, competencias, con los ingresos monetarios asociados, y el consiguiente enriquecimiento, habían convertido a Manuel Godoy, en un personaje omnipresente, poderoso, envidiado y odiado. La magnitud de su poder, iba parejo al de su impopularidad, y su persona era objeto de toda clase de infamias, calumnias y críticas de la aristocracia cortesana, celosa de no monopolizar el favor de los monarcas. Por otra parte, la sucesión de guerras y desgracias acontecidas en estos años, no ayudaban al favorito, blanco oportuno a quien culpar de todos los males de la nación.

   

Esta situación ayudó a crear dentro del reino, una facción o partido, llamado fernandino o ultramontano, que aunque tenía como cabeza visible al príncipe de Asturias, era maniobrado por un antiguo preceptor de Fernando, el canónigo, Juan Escoiquiz, quien con ayuda de personajes de la nobleza, que confabulaban en la sombra, se pusieron como objetivo derribar a Manuel Godoy.


Frente a los partidarios de Fernando, estaban los que seguían fieles  a los reyes, sus padres,  y consiguientemente al valido, aunque hechos futuros demostrarían la endeblez de estos apoyos.


Uno y otro bando, no dudaban en humillarse ante Napoleón, a quien le transmitían reiteradamente su admiración y pleitesía, pensando en asegurar su futuro con la protección del omnipotente emperador.   

Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial
Fuente: Web Patrimonio Nacional
El suceso que puso de manifiesto las tensiones entre ambas facciones, se desencadenó a finales de octubre, en la residencia real de El Escorial, cuando Carlos IV leyó un escrito anónimo que encontró en su gabinete, en el que se decía: "El príncipe Fernando prepara un movimiento en el palacio; la corona de V.M. peligra; la reina María Luisa corre riesgo de morir envenenada; urge impedir tales intentos…"

Alarmado el rey, y sin previo aviso, entró en los aposentos del príncipe, y viendo la turbación de su hijo, recogió los papeles que éste tenía, dándole la orden de permanecer en su habitación y no recibir visitas.


Al hallarse Godoy en Madrid, casualmente enfermo, Carlos IV hizo llamar al ministro de Gracia y Justicia, para analizar los papeles, en los que se hacía una exposición sesgada de los vicios y excesos de Godoy, y se acusaba al favorito de querer apoderarse del trono, y acabar con la real familia. En el escrito se pedía detenerlo, así como a su amante y sirvientes, y enviarlo a un castillo, al tiempo que se le embargaban los bienes. También pedía Fernando a su padre que no hablara a solas con su madre. En los papeles incautados también  se detallaban, las conversaciones secretas mantenidas con el embajador francés, sobre la pretensión de Fernando de casarse en segundas nupcias, con una princesa de la familia de Napoleón.

Dada la gravedad del caso, el día 30 de octubre se publica un manifiesto en el que Carlos IV informa  a la nación de las intenciones de su hijo para destronarle, así como de las diligencias adoptadas y del encarcelamiento de varios reos, y el arresto de Fernando, quien el mismo día por la tarde, dará cuenta al  ministro Caballero de los partícipes en la conjura, dando nombres y detalles, e informando sobre las gestiones hechas para casarse con una pariente de Napoleón. 

Por la trascendencia de la situación, Carlos IV pidió consejo a Godoy, quien conocedor de la gran popularidad que gozaba el príncipe de Asturias, y ante el temor de que Napoleón, cuyas tropas marchaban camino de Portugal, pudiera intervenir en la disputa familiar, procuró dar carpetazo al asunto cuanto antes. Para ello, se entrevistó con Fernando, al que propuso que pidiera perdón a sus padres por escrito. El día 5 de noviembre, se publica el decreto de perdón de los reyes a su hijo. Los procedimientos del sumario abierto para juzgar la causa, duraron hasta 1808, año en se dictó la sentencia, quedando absueltos la mayoría de conjurados, y con el destierro de Escoiquiz, el duque del Infantado, el de San Carlos y otros implicados por Fernando en la conjura. 

Retrato de Santiago Liniers y de Bremond
Cuadro de autor anónimo

Fuente: Museo Naval
(Cuadro original en Buenos Aires)
En América, los ingleses, con su práctica política depredadora de territorios ajenos, para compensar la pérdida de las colonias del Norte, intentarán de nuevo hacerse con las provincias del Río de la Plata. Para ello, enviarán una gran flota. Tomarán la colonia de Sacramento y tras un bloqueo, se harán con la ciudad de Montevideo.

A principios de julio, los invasores intentarán el asalto de Buenos Aires, pero la decidida acción de los defensores, bajo las órdenes de Liniers, y la generalizada respuesta de los bonaerenses, conseguirá la rendición inglesa y el abandono de los territorios ocupados.

Santiago Liniers será ascendido a mariscal de campo, recibirá el título de conde de Buenos aires y nombrado virrey de las provincias del Río de la Plata. La ciudad de Buenos Aires recibirá el título de muy noble y muy leal


1807 - Los ingleses atacan Buenos Aires y son rechazados
Grabado de José Mª Cardano
Retoques: recorte de la lámina original, coloreada digitalmente
Fuente: Biblioteca Nacional de España
En el aspecto civil, hay que destacar la puesta en marcha de un plan de estudios universitarios, en el que se pretendía adaptar las enseñanzas a los avances de las ciencias, y ponía en valor el carácter científico de la formación. Enseñanzas hasta entonces predominantes, como la Teología, perdían influencia. 


Bibliografía (Autor/es. Título del libro. Edición. Lugar de publicación: Editorial; año).

- Javier Tusell; Rafael Sánchez Montero. Historia de España. El Siglo XIX. De la Guerra de la Independencia a la Revolución de 1868. Tomo XII. Edición para Biblioteca El Mundo. Pozuelo de Alarcón (Madrid), Editorial Espasa Calpe, 2004.

- Francisco Pi y Margall, Francisco Pi y Arsuaga. Historia de España en el siglo XIX. Barcelona. Miguel Seguí-Editor. 1902.

- Andrés Muriel. Memorial Histórico Español. Tomos XXIX-XXXIV. Real Academia de la Historia. Historia de Carlos IV. Varios tomos. Madrid. Est. Tip. Vda. e Hijos de Manuel Tello, 1894.

- José Gómez de Arteche. Historia General de España. Reinado de Carlos IV. Tomo II. Madrid. El Progreso Editorial, 1892.

-Modesto Lafuente; Juan Valera. Historia General de España. Desde los tiempos primitivos hasta la muerte de Fernando VII. Tomos XV y XVI. Barcelona. Montaner y Simón Editores, 1889.

 - Jose María Queipo de Llano, conde Toreno. Historia del levantamiento, guerra y revolución de España. Biblioteca de autores españoles. Tomo LXIV de la colección. Madrid. M.Rivadeneyra-Impresor-Editor, 1872.

 - Antonio Alcalá Galiano. Historia del levantamiento, revolución y guerra civil de España. Tomo I. Madrid. Librería de D. Leocadio López, 1861.

- Memorias de Don Manuel Godoy, Príncipe de la Paz. Tomos I-III. París. Librería Americana de Lecointe y Laserre. 1839.

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