ir arriba

viernes, diciembre 16, 2022

Diligencias, caballos, mulas y borricos (1 de 2)

Campesina  a lomos de una mula (1835)
(Peasant girl on a mule)
Acuarela de John F. Lewis
The Sketches of Spain & Spanish Character
Fuente:Biblioteca del Banco de España
Tras la guerra de los españoles contra Napoleón, España, que hasta entonces había quedado relegada en las rutas viajeras, se puso de moda en Europa.

Los relatos de los soldados ingleses, franceses y otros países involucrados en el conflicto, que de vuelta a sus hogares, contaban sus impresiones y experiencias, despertaron la curiosidad de sus compatriotas, y los forasteros, trotamundos, aventureros y espíritus inquietos del continente comenzaron a llegar.

Algunos visitantes, reflejaron sus vivencias en forma de libros, o en entregas por capítulos encargados por editoriales, que debían incluir grabados, basados en dibujos o acuarelas, a veces realizados por los propios viajeros o algún artista que les acompañaba, y en otros casos, debidos a la imaginación basada en la descripción del relato. Muchas ilustraciones representaban imágenes con burros, mulas, caballos, diligencias, ventas y posadas.

Esta entrada está dedicada a los medios de transporte, y a los animales que hacían posibles los desplazamientos, y que eran esenciales en la vida cotidiana de las personas.

Las diligencias 

El transporte de pasajeros, que perduró incluso después la llegada de las primeras líneas de ferrocarril, se hacía en carruajes tirados por caballos y mulas. A los viajeros extranjeros les causaba asombro la formación de los tiros de animales, y de los responsables de llevarlos a buen término, el mayoral, el postillón o delantero y el zagal o cuarteador.      

Diligencia
Amias Charles Andros (1837-1898)
Pen and Pencil, Sketches of a Holiday in Spain
1860
Fuente: Ministerio de Cultura...
"El transporte está formado por diez caballos y mulas, aparejados con extrañas y artísticas combinaciones de cuerdas, cadenas y cueros sin curtir; tan desvencijado es todo el atalaje que tenemos que detenernos cada hora, de promedio, para reparar los daños. El postillón, un joven de radiante aspecto, con un gran sombrero, pañuelo rojo anudado a su cabeza, chaqueta púrpura y pantalones azules, monta en cabeza, el mayoral, o conductor, sube al pescante y agarra una gruesa cuerda sujeta a los cabestros; el zagal, o ayudante se abalanza sobre los caballos y los azota sin piedad. Todos gritan y chillan al unísono: "¡arrea!¡arrea!¡alza!¡alza!¡alza!" y salimos con toda la fuerza que los animales se permiten". 

Los caminos estaban llenos de peligros y obstáculos, y en los pasos montañosos había que reducir la marcha y extremar las precauciones, sobre todo cuando la oscuridad de la noche hacía más arriesgado el viaje.

Puerto de Arenas (ruta de Granada a Jaén)
Grabado sobre dibujo de Gustave Doré
L'Espagne (1862-1873)
Barón Jean Charles Davillier (1823-1883)
Source gallica.bnf.fr / BnF 
"Los desfiladeros desiertos que recorríamos se prestaban admirablemente a historias de bandoleros; a un lado del camino, un precipicio cuyo fondo se perdía en la oscuridad; al otro lado, una alta pared de rocas escarpadas que se alzaban sobre nuestras cabezas como gigantescos obeliscos; a veces un enorme bloque, que se había desprendido del macizo, sobresalía por encima de la carretera, y parecía haber sido detenido en su caída por la mano de un gigante. El gran farol de la diligencia iluminaba la escena con fantásticos destellos; la luz se reflejaba en el más pequeño saliente de las rocas, que proyectaban grandes sombras, cambiando sin cesar en formas diferentes. Las diez mulas de nuestro largo carruaje hacían brillar sus pompones, las primeras a plena luz, las otras se perdían poco a poco en las sombras; el cielo, oscuro y tormentoso, sólo mostraba unas pocas estrellas; si, en un recodo del camino, hubiéramos visto unas toberas, parecidas a las que tienen los órganos de las iglesias españolas, nos hubiera parecido lo más natural del mundo, y bastante acorde con la situación en el sombrío puerto de Arenas: tal es el nombre de este desfiladero, poco tranquilizador para los tímidos o crédulos, que todavía creen en los bandidos."

Los percances y accidentes, principalmente vuelcos de los carruajes, eran más frecuentes de lo deseable. El estado de los caminos no ayudaba a los vehículos, que a veces volcaban a causa de baches, o quedaban atascados en vados y barrizales. 

Un accidente
Grabado sobre dibujo de Gustave Doré
L'Espagne (1862-1873)
Barón Jean Charles Davillier (1823-1883)
Source gallica.bnf.fr / BnF.
"La diligencia es el medio de transporte aristocrático que sólo circula por los caminos reales o carreteros. Aunque sería más exacto decir: sólo ha circulado, ya que desde que hay ferrocarriles en España, este anticuado vehículo ha desaparecido casi por completo. Otra de sus desventajas, no estaba exenta de peligro: era cuando se producía un "vuelco", es decir, cuando la diligencia volcaba, lo que pasaba con demasiada frecuencia, y el mayoral se exponía a una multa de doce duros  (unos sesenta francos). Dos veces tuvimos que pagar, y nos levantamos sanos y salvos; pero no siempre escapa uno tan felizmente de semejantes accidentes: en nuestro viaje de Barcelona a Valencia, nos mostraron un espantoso barranco en el que se había precipitado una diligencia, arrastrando en su caída a pasajeros y caballos."


Paso del Coll de Balaguer
Dibujo y grabado de Rouargue fréres
Voyage pittoresque en Espagne et Portugal (1852)
Émile Auguste Bégin (1802-1888)
 Source gallica.bnf.fr / BnF.

Las diligencias tenían que hacer paradas como máximo cada dos horas, para descanso de animales y pasajeros, y en ocasiones para relevo del postillón y zagal. El grabado inferior, representa una parada en Illescas, en el camino de Madrid a Toledo, y que aún hoy en día, con los vehículos a motor, mantiene la costumbre de ser lugar de parada. 

Un descanso en Illescas, entre Toledo y Madrid
Grabado sobre dibujo de Gustave Doré
L'Espagne (1862-1873)
Barón Jean Charles Davillier (1823-1883)
Source gallica.bnf.fr / BnF 

"Paramos en Illescas, a mitad de camino, para disfrutar de un descanso muy necesario, a despecho de la singular etimología, según la cual el nombre de Illescas se formó con el principio y el final de una frase en latín: Illic non quiescass: Aquí no descansarás. La cena en la posada inspiraba alguna desconfianza al viajero, sobre todo porque recordaba cierto capítulo de la novela de Lesage, en la que se dice que se ofreció un gato a Gil Blas bajo el nombre de liebre, gato por liebre, como dice el refranero español".

En las paradas de postas y ventas de los caminos, se juntaban gentes de todas las clases sociales: arrieros, viajeros de paso, campesinos, clérigos, soldados, alguaciles, aristócratas, etc. La convivencia, aunque temporal, no siempre resultaba fácil.
Interior de la venta de Los Alazores
Grabado de Valentín Foulquier (1822-1896)
Voyage en Espagne (1882)*
Eugène Poitou (1815-1880)
Source gallica.bnf.fr / BnF 
* Eugène Poitou y su familia viajaron por España en 1866
La primera edición del libro se publicó en 1869


"La situación no era precisamente alegre. Estábamos a cuatro leguas de Loja y seis de Málaga, en medio de montañas desiertas, en el lugar más espantoso y desolado. La noche era oscura, y una brisa helada soplaba desde las gargantas de la sierra. Nuestro único asilo era una miserable venta, la venta de los Arazolès (Alazores), no he olvidado su nombre, una especie de tugurio oscuro situado al borde de la carretera, y frente al  cual se había detenido la diligencia: demasiado afortunado todavía por encontrar en tal lugar cualquier refugio.  No hubo necesidad de deliberar. Seguimos penosamente a nuestras mulas, ya desenganchadas, y entramos tras ellas  por la única puerta de la casa. Consta de dos salas pavimentadas unidas entre sí. La más grande y confortable está al fondo, frente a la puerta: es el establo; la segunda es la cocina, al fondo de la cual se sitúa una gran chimenea, de dos a tres metros de embocadura, con un hogar alto, en el que un hombre puede ponerse de pie. El fuego está en el centro del hogar; uno se coloca a su alrededor. Una lámpara de hierro colgada de la campana de la chimenea ilumina la estancia. No hay habitaciones ni camas: por encima lo único que hay  son buhardillas y desvanes, donde duermen los dueños de la casa. Fue en este agradable lugar donde tuvimos que pasar la noche".

 
Venta del Baúl
Adolphe Rouargue (1810-1870)
Crónica General de España (1864)
Cayetano Rosell López (1817-1883)
Fuente: Biblioteca Digital de Madrid

Una venta
Dibujo y grabado de Rouargue fréres
Voyage pittoresque en Espagne et Portugal (1852)
Émile Auguste Bégin (1802-1888)
Source gallica.bnf.fr / BnF.
Durante los largos viajes podían ocurrir mil incidentes o anécdotas, pero lo que nunca faltaba, era el grupo de curiosos, mensajeros, recaderos y mendigos que rodeaban a los viajeros recién llegados. 
Llegada de la diligencia a una posada de
 La Mancha (Santa Cruz de Mudela)

Grabado sobre dibujo de Gustave Doré
L'Espagne (1862-1873)
Barón Jean Charles Davillier (1823-1883)
 Source gallica.bnf.fr / BnF 
"Estas fueron las reflexiones de un español, nuestro compañero de viaje; cuando llegamos a Santa Cruz de Mudela y nos vimos acosados por mendigos, nos sentimos mucho más inclinados a compadecer a estos desgraciados que a culparlos. Santa-Cruz de Mudela es un pequeño pueblo, o más bien una gran aldea, de un aspecto triste y miserable, donde las calles están llenas de baches: en invierno, uno corre el riesgo en la oscuridad, de hundirse en el profundo barrizal, y en verano, verse medio asfixiado por espesas nubes de polvo. La mayoría de las casas son bajas y las ventanas tienen rejas de hierro. Estos sólidos enrejados a veces, están artísticamente trabajados: la mayoría están coronados por un remate y una cruz; comprobamos que algunos databan del siglo XVI. Santa Cruz, compite con Albacete, en lo que a cuchillería popular se refiere, y cuyos productos ya hemos descrito: es para esta ciudad lo que Langres y Chatellerault son para nosotros. Desde que el tren se paró, fuimos asediados por mercaderes de navajas, puñales, cuchillos, etc. Compramos algunos objetos para ajustarnos a la tradición, y para fomentar una industria que todavía tiene que hacer progresos para igualar a la de Sheffield".

Los alojamientos donde hospedarse evolucionaron con los años, pero sobre todo a partir del desarrollo del ferrocarril en la segunda mitad del siglo XIX, y el aumento de poblaciones intercomunicadas, con el consiguiente movimiento de viajeros. A las ventas, fondas, posadas y casas de huéspedes, o de pupilos de la primera mitad del siglo, siguieron la apertura de establecimientos hoteleros. Los viajeros extranjeros utilizarán cualesquiera de los hospedajes, según la ocasión, disponibilidad y recursos económicos a su alcance. En ocasiones pernoctarán en alguna de las ventas situadas a lo largo de las carreteras, que por lo general no despertarán elogios de los invitados.
  
Venta de Benecasi (Benicasim)
Litografía de Charles J. Hullmandel (1789-1850)
Según boceto del autor del libro (nov. 1813)
Views in Spain (1824)
Edward Hanke Locker (1777-1849)
Fuente:
"La Venta de Benecasi (Benicasim) puede servir como ejemplo de las ínfimas posadas de España. La cocina es el lugar de reunión de toda la familia, sin excluir a las cabras, los cerdos y las aves de corral, que hacen de ella su morada. Las puertas rara vez se cierran, incluso por la noche. Bajo la campana de una enorme chimenea aparece la anfitriona, en alegre atuendo, ante su sartén humeante, que fríe sucesivamente pescado salado para los arrieros, tortilla y tocino para los mejores huéspedes, con aceite y ajo para todos. Aquí ella es la reina suprema, pues todos los demás, cualquiera que sea su rango o categoría, se mezclan en perfecta igualdad. Los españoles hablan con voz muy alta, pero en medio de todo el clamor y confusión, su voz y autoridad prevalecen. Los invitados con sus cigarros, forman grupos y bromean sin parar, con alegría. Es su mayor deleite, y no hay pueblo en la tierra que los supere en humor vulgar. Aquí, por la noche los arrieros descansan en sus monturas; sus mulas y carros están en una dependencia exterior, donde comúnmente se encuentra el pozo que genera miríadas de mosquitos que infestan las habitaciones superiores, junto con los parásitos habituales". 
Llegando a la posada (1853)
Dibujo de Lady Louisa Tenison y Mr. Egron Sellif Lundgren (1815-1875)
Castile and Andalucia (1853)
Lady Louisa Tenison (1819-1882)
Fuente: Ministerio de Cultura...
El Correo español de Toledo
Cuadro de Alexaander von Wagner (1838-1919)


Sigue en parte 2





  

lunes, diciembre 12, 2022

Cronología de la Historia: 1808-4. España en revolución (cap. 6)

 Ver cap. anterior

1808-4

Levantamientos populares y formación de Juntas

Mientras en Bayona se sucedían las reuniones de la Junta para validar una constitución impuesta por Napoleón, en España reinaba la incertidumbre y el descontento, conmocionada la ciudadanía por los recientes y sorprendentes sucesos.

Tras los graves incidentes de Madrid, a principios de mayo, y la publicación en la Gaceta de 14 de junio, de los decretos de abdicación de la corona de Carlos IV y Fernando VII en la persona de Napoleón, y subsiguiente cesión de éste a su hermano José, se propagó por todo el país una ola de indignación y agitación, que estalló en revueltas y enfrentamientos, que no tuvieron a los invasores franceses como únicos destinatarios. 

Alegoría del levantamiento de provincias contra Napoleón
El grabado representa la caída de José I (pedestal) por la rebelión de las provincias españolas, mientras el león español devora al águila napoleónica (clicar para agrandar)
Retoques: recorte de bordes, conversión a gris, refuerzo de contraste, números identificativos de las provincias en color agrandados.
Dibujo de Salvador Mayol (1775-1834) Litografía de Juan Masferrer (+1826)
Fuente: Biblioteca Nacional de España  

Los levantamientos populares se sucedieron por casi todo el territorio, y siguieron un modelo de desarrollo común, con algunas diferencias en la sucesión de acontecimientos:

    • Conocimiento de los hechos que generan indignación, y crean un estado emocional en las gentes..
    • Tumultos, que se propagan por la población y alrededores. 
    • Líderes espontáneos que, con sus proclamas e iniciativa, arrastran a la multitud.
    • Manifestaciones, hasta los edificios oficiales y/o cuarteles.
    • Armas, que en ocasiones se entregan directamente y en otras son tomadas por la fuerza.
    • Creación de multitud de órganos de gobierno propios o Juntas locales y provinciales*.
    • Nombramiento de un personaje de prestigio como presidente de la correspondiente Junta creada.
    • Declaración de guerra a Napoleón.
    • Preparación de la defensa y formación de un Ejército
    • Medidas de gobierno para recaudar fondos con que hacer frente a la situación.
*Las Juntas de Gobierno que se crearon por todos los territorios, ante la falta de un gobernante cierto, gozaron de una enorme autonomía e independencia para gestionar recursos, imponer tributos, crear cuerpos armados y hacer nombramientos civiles y militares, sin que la Junta Central, pudiera controlarlas de manera efectiva. Los efectos de la autogestión de las juntas, se dejarían sentir en las décadas siguientes.  

La formación de los cuerpos de ejército tendrá como base, a los cuerpos regulares, a los paisanos voluntarios y alistamientos forzosos. Para el sostén económico se organizarán colectas, se suprimirán algunos impuestos, se crearán nuevas contribuciones y se acuñará moneda.

martes, noviembre 29, 2022

Visitando lugares: Villaescusa de Haro

Muchas son las localidades famosas o conocidas por sus monumentos y/o paisajes naturales, aunque a veces tengamos tanta información, que algunas nos decepcionen un poco cuando las visitamos

Pero hay otros lugares, que aún siendo conocidos, (pocos secretos se pueden ocultar hoy en día), pueden resultar más admirables y sorprendentes, sobre todo cuando se trata de poblaciones pequeñas.

Uno de estos sitios es Villaescusa de Haro, pueblo enclavado en la subcomarca de la Tierra de Alarcón, en la Mancha conquense, y patria de ilustres personajes.

Itinerario visita Villaescusa
Composición empleando como fuente: Cartografía©Instituto Geográfico Nacional de España 

Estamos a mediados de noviembre, el clima todavía acompaña y como es domingo, toca salir a comer fuera y de paso conocer nuevos lugares.

Llegamos a Villaescusa sobre las 11,15. Entramos por una plaza abierta a la carretera. Vemos unas pocas personas delante de un bar que ostenta el nombre de "Anca José". (Curiosa forma dialectal para indicar "donde José", empleada en algunas zonas de la Mancha y Extremadura).

Dejamos el coche junto a la iglesia de San Pedro, que aloja el motivo principal que despertó nuestra curiosidad para visitar Villaescusa, el retablo policromado de la Asunción.

Como nosotros, algunos visitantes merodean por la plaza, a la espera de que abran la iglesia.

Iglesia parroquial de san Pedro

El templo no abre hasta media hora antes de la misa de 12,30, por lo que nos ponemos a recorrer el pueblo. Vemos algunas construcciones antiguas, por encima de algunos tejados de casas, y tambien cerca de donde nos encontramos.

Clicar para agrandar

Justo enfrente de la fachada principal de San Pedro, se levanta un vetusto caserón, el palacio de los Ramírez, hoy Ayuntamiento y edificio multiusos, que perteneció a la familia Ramírez de Arellano, estirpe familiar a la que Villaescusa debe la mayor parte de su patrimonio. 

Fachada lateral inacabada, puerta interior del patio, un pozo, el tractor jubilado...

En un extremo de la calle, un gran edificio, nos llama la atención. Tiene un patio delante, protegido por una puerta enrejada y ostenta unos rótulos de hostelería, que indican que se utiliza como alojamientos rurales. Se trata de la construcción que mandó construir el personaje más famoso de la familia, el obispo Diego Ramírez. con el fin de acoger una universidad que no llegó a materializarse, al fundar el cardenal Cisneros la Universidad de Alcalá. Los enjarjes en la fachada lateral, indican hasta donde avanzaron las obras. No nos es posible sacar una foto limpia de su fachada principal.  

Entramos al patio, muy concurrido por coches aparcados, supongo que de los huéspedes, que entorpecen un poco. Un viejo tractor, entre otros cachivaches, acompaña a los modernos vehículos. Un  árbol frondoso tapa gran parte de la fachada que da al patio. No se ve a nadie del establecimiento, y solo puedo fisgonear a través de una puerta, donde observo una dependencia amueblada rústicamente. No me atrevo a pasar.

Volvemos sobre nuestros pasos y nos dirigimos en dirección contraria, hacia donde asoma una torre a lo lejos. Apenas encontramos personas por el recorrido, aunque sí bastantes gatos, desde luego hay más de cuatro.

Iglesia del convento de las monjas Justinianas

Tras un corto recorrido llegamos hasta la iglesia y convento de monjas Justinianas, (antiguo convento de santa María de Jesús o de las Petras), que no podemos visitar. Fue mandado construir por otro obispo de los Ramírez, de nombre Antonio y que fue prelado de Segovia. En el otro extremo de la plazoleta nos llama la atención una curiosa construcción que combina la mampostería en piedra de su planta baja, con albañilería moderna en su planta alta. Creo que la llaman, Torre del Agua.

Iglesia del convento de dominicos de la Santa Cruz

En los paneles informativos, oportunamente situados en todos los lugares con cierto interés, vamos leyendo los espacios reseñados, y el siguiente punto a visitar está en la plaza de los Frailes, donde nos aparece una monumental construcción, la iglesia del monasterio dominico de la Santa Cruz, fundado por el obispo Sebastián Ramírez.

Vista a través de la valla que protege la intervención arqueológica
del monasterio de la Santa Cruz

El edificio restaurado, cuenta con una práctica cubierta que no tiene nada que ver con la arquitectura original, pero que a mí personalmente me parece aceptable. (En un país, donde tenemos tantos edificios antiguos para rehabilitar, dotar de cubiertas a las viejas construcciones es un elemento fundamental para preservarlas, y los dineros casi nunca dan para todo).

Al la derecha de la iglesia, se extienden los restos del convento anejo, expoliado e incendiado en varios sucesos históricos, y actualmente en proceso de intervención arqueológicas. Me sorprende un cartel sobre la valla, que avisa del peligro por electrocución.

Edificio del antiguo pósito

Volvemos sobre nuestros pasos hasta la plaza de la Villeta, donde se encuentra un tosco edificio, es el antiguo pósito o granero, y saliendo de la plazuela, se levanta un pequeño arco. Pasamos por detrás del patio del Ayuntamiento, y regresamos a la iglesia parroquial, que ya está abierta.

Inteior iglesia de san Pedro vista desde el coro

Suena música de órgano, con una magnífica acústica, (supongo que música grabada, aunque existe un pequeño órgano en el coro). El interior del templo es de buena arquitectura, con un retablo barroco en el altar mayor. Pero lo más interesante es la capilla de la Asunción, situada a la izquierda del altar, que alberga el singular y destacado retablo policromado del mismo nombre, con un número enorme de figuras. Vale la pena leer su descripción. 

Retablo de la Asunción
Clicar para agrandar

La capilla fue construida en tiempos de los Reyes Católicos, por encargo de don Diego Ramírez de Villaescusa, para su uso como capilla funeraria para él* y sus familiares.

*Los restos de D. Diego Ramírez descansan en la catedral de Cuenca, de la que fue obispo. 

Se pueden hacer fotos (sin flash) y aunque no hay muchas visitas, toca esperar para hacer unas tomas sin personajes extras. El interior de la capilla, contiene otros elementos de interés como el enrejado de la entrada, su bóveda, los palcos superiores y el sepulcro, con las estatuas orantes en mármol de D. Eugenio Carrillo Ramírez y su esposa.



Afortunadamente, en junio de 1931, el primer gobierno de la II República declaró Tesoro Artístico Nacional, (hoy Monumento Nacional), al retablo de la Asunción junto con el del altar mayor. Y digo afortunadamente, porque el resto de retablos, imágenes, elementos religiosos y documentos parroquiales, fueron expoliados o quemados al comienzo de la guerra civil de 1936.

Son las 12,25, la función religiosa empezará en unos momentos, unos pocos feligreses esperan sentados. 

Añadir que el pueblo en general, se encuentra bien conservado y limpio, que todos los lugares de interés están dotados de paneles informativos con códigos QR, y que además de los espacios reseñados, pueden descubrirse otros en las proximidades.   

Cerca de Villaescusa, dos localidades tienen también elementos de interés, Belmonte, con su fotogénico castillo, y demás construcciones medievales, y Mota del Cuervo, con sus siete molinos de viento. En uno de los dos pueblos comeremos.

¡Buen provecho!  

Bibliografía:

Trifón Muñoz y Soliva. Noticias de todos los Ilmos. señores obispos que han regido la diócesis de Cuenca. Cuenca. Imprenta de Francisco Gómez e hijo. 1860.

Para saber más:

http://www.turismocastillalamancha.es/patrimonio/villaescusa-de-haro-25931/descripcion/

http://villaescusadeharo.com/?page_id=337

https://www.enciendecuenca.com/2022/01/17/la-capilla-de-la-asuncion-la-joya-de-la-corona-de-villaescusa-de-haro/

https://www.elturistatranquil.com/villaescusa-de-haro-cuenca/

        

  


lunes, noviembre 28, 2022

Cronología de la Historia: 1808-1. Un año de vértigo (cap. 3)

 Ver cap. anterior

1808-1

1808: Un año de vértigo
El año de vértigo, en el que España estalló en una revolución contra la invasión napoleónica, y el pueblo se rebeló contra autoridades militares y civiles de la época. Un año tan lleno de acontecimientos determinantes en nuestra Historia, y al mismo tiempo tan novelescos, que no he podido resistir la tentación de extenderme en algunos hechos acaecidos. 

Una vez asegurada la ocupación de Portugal, Napoleón iba a completar la toma de control de España, de la que decía que, "los países donde los monjes son numerosos se subyugan fácilmente".

Haciendo valer las cláusulas del tratado de Fontainebleau que le favorecían, e ignorando las que no le gustaban, actitud que ya había empleado antes, consiguió que las tropas napoleónicas fueran entrando en la Península, aprovechando la indolencia e incompetencia de Carlos IV, así como la inopia del gobierno y las escasas guarniciones militares de la época. Los soldados franceses se dedicaron, sin apenas oposición, a ocupar cuarteles y poblaciones estratégicas como Pamplona, Figueras, San Sebastián o Barcelona, utilizando tretas infantiles, de las que los militares franceses se jactaban como ejemplos de astucia. Napoleón se aseguraba así, las plazas fuertes desde las que avanzarían sus tropas.
Vista aérea de la Ciudadela de Pamplona
Fuente: Gobierno de Navarra
Convencido Manuel Godoy, de que las intenciones de Bonaparte eran las de incorporar la parte norte de la Península a su Imperio, o incluso toda España y Portugal, hizo convocar a Carlos IV un consejo de gobierno extraordinario, en el que intentó convencer a los reunidos de que había que pedir al emperador el cese del envío de tropas. Y ante la cuestión de qué hacer si se negaba, el valido propuso el impedirlo y defenderse. Ni que decir tiene, que las consideraciones de Godoy llegaban tarde, y que no tuvieron ningún apoyo de los asistentes, convencidos algunos, incluso el propio Carlos IV, de que los soldados franceses venían en ayuda del príncipe de Asturias.    

El motín de Aranjuez
La inestable situación política de España favorecía la estrategia de Napoleón. No habían transcurrido ni seis meses desde los sucesos de El Escorial, cuando en el mes de marzo tuvo lugar el motín de Aranjuez, (hoy lo llamaríamos golpe de estado) y que obligó a Carlos IV a abdicar, y ceder el trono a su hijo Fernando.

El motivo o excusa de la revuelta, orquestada por el canónigo Escoiquiz, junto con la nobleza, y con el conde de Montijo dirigiéndola, era impedir que los reyes abandonaran Madrid con dirección a Andalucía, o que, imitando a sus parientes portugueses, pudieran emigrar hacia las Américas. La idea de que la familia real se trasladarse a Sevilla o Cádiz, había partido de Godoy, quien desconfiaba de las intenciones de Napoleón, y pensaba que desde Andalucía podía prepararse una defensa más eficaz.
Asalto al palacio de Godoy
Coloreado digitalmente
Histoire de l'Empire. Adolphe Thiers.
Source gallica.bnf.fr / BnF 


El masivo apoyo popular de que gozaba el príncipe de Asturias, unido a la creencia general de que Godoy era el culpable de todos los males del reino*, y la tensión ambiental fomentada por agitadores a sueldo, provocaron en la noche del día 17 de marzo, un tumulto junto a la residencia del príncipe de la Paz en Aranjuez, con presencia de soldados y personas de toda condición, que asaltaron y saquearon las estancias del edificio, sin que la turbamulta pudiera encontrar a Godoy, escondido en un desván.
* En Godoy se centraba todo el odio e ira de los españoles. Entre otras razones, se le culpaba de la firma de los desastrosos tratados con los franceses, que obligaban a España a colaborar en el sostén económico de las  fuerzas napoleónicas. A partir de marzo de 1807, los recaudadores recorrían la geografía española, para cobrar nuevas contribuciones o realizar embargos. No era el amor al indeseable Fernando lo que movería al pueblo, esa era la excusa común, sino el expolio económico a que eran sometidas las poblaciones, tanto en dineros como en bienes y víveres, situación que con la ocupación de 1808 se hizo insostenible. 
Al día siguiente y forzado por Fernando, el rey padre emite un real decreto, exonerando al valido de sus empleos de almirante y generalísimo, calmando con ello los ánimos. Pero la tranquilidad no iba a durar mucho. En la mañana del día 19, Godoy sale de su escondite y es detenido. Escoltado por soldados es conducido a prisión con grave riesgo para su vida, recibiendo múltiples heridas por objetos punzantes y piedras lanzadas por la multitud, que se agolpaba a su paso.
Grabado de 1814 mostrando a Manuel Godoy protegido por los guardias de Corps
Dibujo de Zacarías Velázquez          Grabado por Francisco de Paula Martí 
Retoques: lámina original recortada, figura de Godoy resaltada en color sepia
Fuente: Biblioteca Nacional de España

A pesar del arresto del favorito, los desórdenes no cesaban. Los objetivos de los instigadores cortesanos no eran únicamente la caída de Godoy, sino la de los reyes. Al atardecer del día 19, y abandonado por los miembros de su consejo, Carlos IV se ve obligado a abdicar en favor de su hijo, sin que este acto fuese protocolizado. En días siguientes, conocidos los acontecimientos de la destitución del odiado Godoy, y la subida al trono del deseadísimo Fernando, se celebraron actos festivos y de alegría por todo el reino, junto con episodios de pillaje, destrucción y saqueo de los bienes de las personas que el vulgo consideraba afines al favorito, avivados con bulos y disparates de toda índole.
Día 19 de marzo de 1808 en Aranjuez
Carlos IV abdica la corona en su hijo Fernando
Dibujo de Zacarías Velázquez          Grabado por Manuel Alegre 
Retoques: recorte de la lámina original, coloreada digitalmente

Fuente: Biblioteca Nacional de España
Ya rey, Fernando VII mantuvo a la mayoría de consejeros de su padre incluyendo al ministro de Estado, Pedro Cevallos, y mandó exculpar, otorgando cargos y distinciones, a los encausados por los sucesos de El Escorial.

El nuevo gobierno hará público que las tropas francesas en España son amigas, y como tales debían ser recibidas y atendidas. En paralelo se iniciaba una represión contra Manuel Godoy y las personas cercanas a él, confiscando todos sus bienes. El día 23 de marzo, el príncipe de la Paz es trasladado al castillo de Villaviciosa de Odón, al tiempo que ese mismo día, el mariscal francés Murat y sus tropas, entran en Madrid, con una teatral demostración de fuerza, siendo acogidos con expectación por el pueblo madrileño. 

Al día siguiente, 24 de marzo, Fernando VII hace su entrada triunfal en Madrid. Los madrileños lo reciben con enormes muestras de alegría, provocando el delirio de la muchedumbre, necesitada de ilusiones. La comitiva tarda más de seis horas en recorrer los casi 2.500 metros de distancia entre la puerta de Atocha y el Palacio Real.
Entrada en Madrid de Fernando VII por la puerta de Atocha
Dibujo de Zacarías Velázquez          Grabado por Francisco de Paula Martí 

Retoques: recorte de la lámina original, coloreada digitalmente
Fuente: Biblioteca Nacional de España
Pero poco iban a durar las muestras de alegría. El arrogante Murat, cuñado de Napoleón y gran duque de Berg, no esperó demasiado para demostrar quien mandaba realmente, actuando por propia iniciativa, maniobrando y alardeando con sus tropas, sin conocimiento del gobierno. El embajador francés Beauharnais seguía sin reconocer al nuevo monarca y para mayor escarnio, Murat pidió al nuevo rey, por medio del secretario de Estado, la entrega de la espada que el rey francés Francisco I, había entregado al emperador Carlos V, tras ser derrotado en la batalla de Pavía, y que Napoleón había sugerido querer poseer. La espada le fue entregada en una ceremonia indigna, que retrataba al nuevo rey.

Conforme pasaban los días, los incidentes con las tropas francesas aumentaban, y el nuevo gobierno publicaba bandos para calmar los ánimos de la población, que desconfiaba de las amistosas intenciones de los franceses, e inventaba chanzas y cancioncillas para mofarse de los prepotentes intrusos. 

Los reyes destronados, que seguían en Aranjuez, y especialmente la imprudente reina María Luisa, dirigían cartas a Murat, descalificando y renegando de su hijo, y pidiéndole ayuda para ella, su esposo y sobre todo para Godoy. Carlos IV, por medio del general Monthión, al que Murat había enviado a Aranjuez, remitió a Napoleón un escrito, fechado el 23 de marzo, en el que confiaba su suerte y la de sus allegados, en manos del emperador, con una postdata que decía:
Protesta.— «Protesto y declaro que mi decreto de 19 de marzo, en el 
que he abdicado la corona en favor de mi hijo, es un acto á qué me he
visto obligado para evitar mayores infortunios y la efusión de sangre de
mis amados vasallos; y por consiguiente debe ser considerado como nulo.
— C a r l o s . »
Retratos de Carlos IV y la reina María Luisa
Dibujo de Agustín Esteve              Grabado de Rafel Esteve
Basados en pinturas de Goya
Retoques: recorte imagen original, conversión en gris
Fuente: Biblioteca Nacional de España 
El viaje de Fernando VII a Bayona
La confrontación entre los miembros de la familia real, facilitaba los objetivos de Napoleón, decidido a desalojar a los Borbones del trono español, y colocar en su lugar a un miembro de su familia*. Murat, el embajador francés y el general Savary, un diplomático de confianza de Bonaparte llegado desde Francia, confabulaban allanando el proceso, haciendo creer a Fernando VII y su corte, la inminente venida del emperador a Madrid.

*Ante las dudas de Napoleón sobre la legitimidad de tal decisión, es célebre la frase que el político C.M. de Talleyrand, le dice al emperador el 24 de abril: "Ce que la politique conseille, la justice l'autorise", (Lo que la politica aconseja, la justicia lo autoriza).
(Germain Bapst. Mémoires du Général Lejeune. De Valmy à Wagram). 

Conocedor Murat de las intenciones reales de su cuñado Napoleón, se entrevista con Fernando VII, al que hace creer que el emperador está dispuesto a reconocerle como rey, aconsejándole que como muestra de cortesía, vaya a recibirle a Burgos.

El 10 de abril, junto con algunos miembros de su gobierno, el popular rey y su séquito emprenden camino de la capital burgalesa. Viajan escoltados y vigilados por tropas  francesas al mando del general Savary. A cargo del gobierno, quedaba en Madrid, una Junta Suprema presidida por el tío de Fernando, el infante Antonio Pascual

Al llegar a Burgos, conocen que Napoleón, seguía en Francia. Surgen las primeras dudas en el cortejo fernandino, pero Savary, que tiene órdenes precisas de Bonaparte, consigue convencer a la comitiva de que continúen viaje hasta Vitoria, donde arribarán el 14 de abril. Ese mismo día, Napoleón llegaba a Bayona

En la imagen y a la izquierda, Pedro de Alcántara, duque del Infantado; a la derecha, José Miguel de Carvajal, duque de San Carlos; en el centro Juan Escoiquiz
Los tres personajes acompañaron a Fernando VII en el funesto viaje a Bayona, y se les atribuye, sobre todo a Escoiquiz, la responsabilidad para realizarlo
Cuadro del duque del Infantado de Vicente López Portaña, Museo Nacional del Prado
Cuadro del duque de San Carlos de Francisco de Goya, Museo de Zaragoza
Ilustración de Escoiquiz, dibujo de Antonio Gómez y Cross grabada por Pedro Hinojosa, BNE
Retoques: recorte de la imagen de Escoiquiz, coloreada digitalmente
El singular desarrollo de los acontecimientos, aumentó la inquietud y levantó sospechas entre los consejeros de Fernando, y sabedor el intrigante Savary, de lo insostenible de la situación, decide ir a Bayona para informar a Napoleón y entregarle una carta del nuevo rey. El día 17, Savary regresa a Vitoria, con un ilustrativo escrito del emperador, que nada bueno presagiaba, y que abordaba los últimos acontecimientos acaecidos en la corte española, sobre los que decía, querer conferenciar con Fernando en persona.

Un escrito tan revelador, debería haber bastado para que los consejeros convencieran a Fernando de cancelar el viaje. Especial papel desempeñó en esa idea, el que fuera secretario de Estado con Carlos IV entre 1798 y 1800, Luis Mariano de Urquijo, quien intentó persuadir a quienes acompañaban al rey, del despropósito de la extraña expedición, y propuso junto con las autoridades de Vitoria, un plan para conseguir la evasión del rey y conducirlo hasta Bilbao, donde podía embarcarse hasta territorios no controlados por los franceses, y desde allí organizar una respuesta a la situación. Igualmente, el duque de Mahón, corregidor de San Sebastián, propuso la evasión ofreciendo sus tropas para proteger a Fernando.
El pueblo de Vitoria trata de impedir la salida de Fernando VII a Bayona
Dibujo de F. Philippoteaux                     Grabado de Auguste Pontenier
 Histoire de l'Empire. Adolphe Thiers.Source gallica.bnf.fr / BnF 
Pese a todo, finalmente el día 19, sin la unánime aprobación de su consejo, y con la oposición del pueblo vitoriano que llegó a romper los atalajes de los carruajes, Fernando VII, persuadido por el canónigo Escoiquiz y Savary, de que su corona dependía del reconocimiento de Napoleón, decide llegarse hasta Bayona. El novato rey iba a meterse en la boca del lobo.

Napoleón no podía creer la decisión de Fernando:
"Cela est si vrai, que Napoléon avait peine à croire le rapport que lui faisait son aide de camp. Comment! il vient? s'écria-t-il non cela n'est pas possible"

"Esto es tan cierto que Napoleón apenas pudo creer el informe que le hizo su ayudante de campo. ¿Cómo? ¿Va a venir?, exclamó, no, no es posible"

(Bausset, Louis-François-Joseph. Mémoires anecdotiques sur l'intérieur du palais et sur quelques événemens de l'Empire. Tome 1)

Al llegar a la frontera, la comitiva no encuentra a ningún representante del emperador para recibirles. A su encuentro salen autoridades locales y el infante don Carlos, hermano del rey, que junto con tres grandes de España se habían adelantado unos días. Informan a Fernando de las palabras que habían escuchado decir al emperador, de que los Borbones no reinarían ya más en España.

Poco antes de entrar en Bayona son recibidos por un comité de recepción, encabezado por el mariscal Louis Alexandre Berthier, príncipe de Neuchâtel, que hace los honores a Fernando y su séquito, conduciéndoles hasta sus improvisados aposentos, en la maison Dubrocq, un remozado edificio que en principio iba a ser ocupado por Napoleón, y que no satisfizo a la comitiva. En ningún momento, Fernando recibió tratamiento de rey.

Al cabo de una hora, Napoleón realiza una visita de cortesía al recién llegado y hablan durante unos pocos minutos. Junto con algunos miembros de su séquito, Fernando es invitado a una cena en el palacete de Marrac, donde se alojaba el emperador. Tras la comida, Bonaparte, al que le había bastado la cena, para hacerse una idea de la personalidad de los recién llegados, y conocedor de la influencia que Escoiquiz ejercía sobre el nuevo rey, solicita hablar a solas con el clérigo.
Napoleón llegando a caballo al palacio de Marrac en 1808 (detalle)
Autor anónimo
Museo Vasco y de la Historia de Bayonne 
Escoiquiz escribe en un manifiesto que publicó posteriormente, que la entrevista con Napoleón tuvo lugar el mismo día 20, pero el ministro de Estado, Pedro Cevallos, que acompañó a Fernando, da a entender una versión diferente en la obra que publicó el mismo año de 1808 y que fue muy divulgada por toda Europa: 
Fragmento del libro de Pedro Cevallos: Exposición de los hechos y maquinaciones que han preparado la usurpación de la Corona de España y los medios que el Emperador de los franceses ha puesto en obra para realizarla. Madrid. En la imprenta Real, 1808.

Refiere Cevallos, la cara de sorpresa de Fernando VII, y el estupor de todos los presentes al escuchar las palabras de Savary.

En un librito de 1908 titulado Les journées de Napoléon à Bayonne, escrito por E. Ducéré, en el que da cuenta, jornada tras jornada, de las actividades del emperador en Bayona, durante su estancia en 1808, basándose en testimonios y documentos de la época, cuenta lo siguiente en relación al día 20 de abril (traducción):

Hacia las cinco, llegó un carruaje imperial a recoger los príncipes españoles y los condujo a Marrac, donde cenaron con el emperador. Después de su regreso el príncipe de Asturias, apareció en el balcón de su alojamiento, exclamando varias veces que había sido traicionado, lo que causó alguna agitación entre el público. Pero un gran número de gendarmes calmó rápidamente este altercado, y el príncipe volvió a sus aposentos.   

En el mismo libro de E. Ducéré, se detalla que el día 21 por la tarde, tras regresar a su alojamiento de Marrac, Napoleón tuvo una larga conferencia con el canónigo Escoiquiz.
Vista de Bayona (aprox. 1820)
Cuadro de Ambroise-Louis Garneray (1783-1857)
Fuente: MeisterDrucke 
De lo tratado en las conversaciones del emperador con Escoiquiz, conocemos la detallada versión que el canónigo incluyó como apéndice, en un libro que publicó en 1814, para justificarse de la disparatada decisión del viaje a Bayona, un hecho que fue objeto de severas críticas posteriores, que responsabilizaron al clérigo de su realización.

En síntesis, Napoleón le manifestó que jamás reconocería al príncipe Fernando como rey de España, que estaba decidido a que la casa de los Borbón no reinase en el país, donde instauraría una dinastía propia, y que si el príncipe Fernando renunciaba a sus derechos, estaba dispuesto a cederle la corona de Etruria a título de rey, y le daría como esposa a su sobrina. También le confirmó que Carlos IV estaba de camino y dispuesto a transferirle sus derechos al trono de España.

En días sucesivos. tuvieron lugar varias reuniones o conferencias entre los acompañantes de Fernando y los comisionados por el emperador, el general Savary, el ministro Champagny y M.Pradt, obispo de Poitiers, debatiendo sobre las propuestas de Napoleón, sin llegar a acuerdos satisfactorios para el corso, que dio por terminadas las conversaciones, ante la inminente llegada de Carlos IV y la reina María Luisa, con los que habría pactado desde hacia tiempo, su traslado y mudanza a Francia.


Bibliografía (Autor/es. Título del libro. Edición. Lugar de publicación: Editorial; año).

- Javier Tusell; Rafael Sánchez Montero. Historia de España. El Siglo XIX. De la Guerra de la Independencia a la Revolución de 1868. Tomo XII. Edición para Biblioteca El Mundo. Pozuelo de Alarcón (Madrid), Editorial Espasa Calpe, 2004.

- E. Ducéré. Les journées de Napoleón a Bayonne. Éphémérides impériales. Bayonne. Imprimerie A. Lamaignére, 1908. 

- Francisco Pi y Margall, Francisco Pi y Arsuaga. Historia de España en el siglo XIX. Barcelona. Miguel Seguí-Editor. 1902.

- Comte Mollien. Mémoires d'un ministre du Trésor Públic, 1780-1815. Tome deuxième. Paris. Guillamin et Cie. 1898.

- Geramin Bapst. Mémoires du Général Lejeune. De VAlmy à Wagram. Deuxième mille. Paris. Librairie de Firmin-Didot et Cie. 1895.

- Andrés Muriel. Memorial Histórico Español. Tomos XXIX-XXXIV. Real Academia de la Historia. Historia de Carlos IV. Varios tomos. Madrid. Est. Tip. Vda. e Hijos de Manuel Tello, 1894.

- José Gómez de Arteche. Historia General de España. Reinado de Carlos IV. Tomo II. Madrid. El Progreso Editorial, 1892.

- Modesto Lafuente; Juan Valera. Historia General de España. Desde los tiempos primitivos hasta la muerte de Fernando VII. Tomos XV y XVI. Barcelona. Montaner y Simón Editores, 1889.

 - Jose María Queipo de Llano, conde Toreno. Historia del levantamiento, guerra y revolución de España. Biblioteca de autores españoles. Tomo LXIV de la colección. Madrid. M.Rivadeneyra-Impresor-Editor, 1872.

 - Antonio Alcalá Galiano. Historia del levantamiento, revolución y guerra civil de España. Tomo I. Madrid. Librería de D. Leocadio López, 1861.

 -  - Miguel Agustín Príncipe. Guerra de la Independencia, narración histórica. Tomo segundo. Madrid. Imprenta del siglo a cargo de Ivo Biosca. 1846.

- Memorias de Don Manuel Godoy, Príncipe de la Paz. Tomo VI. Gerona. Librería de Vicente Oliva, 1841.

- Michael J. Quin. Memorias históricas sobre Fernando VI, rey de España. traducción del inglés de Joaquín García Jiménez. Tomo primero.Valencia. Imprenta de Gimeno, 1840. 

- Juan Escoiquiz. Idea sencilla de las razones que motivaron el viage del rey D. Fernanddo VII a Bayona, en el mes de abril de 1808. Madrid. En la Imprenta Real, 1814.

- Pedro Cevallos. Exposición de los hechos y mauinaciones que han preparado la usurpación de la Corona de españa y los medios que el emperador de los franceses ha puesto en obra para realizarla. Madrid. En la Imprenta Real, 1808.