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viernes, marzo 10, 2023

Diligencias, caballos, mulas y borricos (2 de 2)

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Otros carruajes y animales de carga y transporte

Las diligencias con tiros de 8 a 10 cuadrúpedos eran utilizadas en viajes largo. Para trayectos más cortos, a poblaciones cercanas, estaciones de ferrocarril o dentro de la ciudad, se utilizaban los coches de colleras, con tiros de 6 mulas o menos. Otros carruajes menores eran las incómodas galeras y tartanas. Para uso privado, había variedad de modelos,  adaptados a las necesidades y encargos de los clientes.

Diligencia a la estación
Los trayectos cortos disminuían las horas de incomodidad, aun así, los inconvenientes no facilitaban las ganas de viajar. Incluyo un fragmento del relato contenido en el libro "Estampas requenenses", publicado en 1962, del cronista de Requena, Rafael Bernabeu López, que ofrece una imagen costumbrista del viaje en diligencia de Requena a Valencia, unos 68 km de distancia, para los que se tardaba día y medio en recorrer:
Hace cosa de doscientos años, la poca gente que tenía necesidad de viajar lo hacía en diligencia, cuando no en carreta o a caballo.
La diligencia era entonces el vehículo por excelencia; pero... Imagínense ustedes un carromato tambaleándose por endiablados caminos, entre barrizales y nubes de polvo; con mil atascos que el postillón resolvía con su látigo y la típica oratoria que dio nombre al cerro de la Hostia...

Dentro de aquélla maldita jaula, los infelices viajeros iban de un lado a otro, entre zarandeos y congojas que les ponían en trance de cambiar doblones y pesetas.
Ilustración de la portada del libro:
Young Americans in Spain de Miss Susan Hale
Fuente: Library of Congress
El servicio regular de diligencias entre Requena y Valencia data de mediados del siglo XVIII.
Nuestra diligencia era de cinco caballos y tenía su estación de servicio en el parador del Conde o del Carmen (propiedad entonces de don Nicolás García-Dávila, conde de Ibangrande); luego, en el Portal y, por último, en el de San Carlos.

De buena mañana, unos bocinazos prevenían a los viajeros. Tras las despedidas y reiteradas recomendaciones, restallaba la fusta del mayoral, y el pesado vehículo, entre adioses y cascabeleos, abandonaba la ciudad.

Horas después, en la venta del Relator o en Venta Quemada, cambio de caballos; pues lo de la parada y fonda no rezaba con los que llevaban avío para una semana y una bota de media arroba para distraerse en tan largo camino.

Por la tarde, se escalaba penosamente el Portillo de Buñol, llegando los molidos viajeros a la posada de Chiva, donde finalizaba la primera etapa.

Al día siguiente, a rodar de nuevo en post de los paradores del Poyo y del Ciprés. El cruce de la llanada de Cheste-al-campo era ya coser y cantar.

Al fin, el bravo conductor detenía su polvoriento carromato junto a la muralla, en la puerta de Cuarte. Y entre dos luces, la diligencia hacía su entrada triunfal en la famosa Valencia, rindiendo viaje en el parador de la Carda, próximo al mercado.
Y los viajeros, renqueando como inválidos, abandonaban aquella maldita nave, dando gracias al Altísimo por el feliz arribo.

Dos días después, la diligencia emprendía el regreso con nuevas víctimas que llegaban derrengadas y maltrechas a la famosa Requena.
Una vez en la ciudad, había la posibilidad de tomar un "taxi", es decir una tartana, en plan económico, o un coche de caballos o calesa, si la economía lo permitía, y la categoría de la población lo hacía posible. En su visita a Valencia, en 1859, el escritor y dibujante A. C. Andros y acompañante, alquilan una tartana para un recorrido por la ciudad:

Tartana
Amias Charles Andros (1837-1898)
Pen and Pencil, Sketches of a Holiday in Spain
1860
Fuente: Ministerio de Cultura...
Hacia el mediodía alquilamos una tartana o taxi español. Un vehículo cubierto, totalmente carente de suspensión y terriblemente incómodo, en el que nos zarandean y mueven hasta la Alameda, o paseo público, una hermosa avenida que bordea las orillas del río Turia, o Guadalaviar, atravesado por dos enormes puentes, aunque el arroyo, al ser utilizado en gran medida para regar el país, está casi seco. Glorioso es el paisaje circundante, rico en álamos, algarrobos, olivos y palmeras...

Más explícito se muestra el barón de Davillier, en sus comentarios sobre un trayecto de Valencia a la Albufera, en una tartana o galera, quien en compañía del ilustrador Gustave Doré, recorrió España hacia 1860, publicando por entregas, su experiencia entre los años 1862 y 1873. 

Un tartanero
Dibujo de Gustave Doré (1832-1883)
L'Espagne
Barón C.H. Davillier
Llegó el momento de partir; habíamos tenido la precaución de contratar con varios días de antelación una tartana en la posada de Teruel, porque todos los vehículos de cualquier clase, estaban comprometidos para el día grande. Antes del amanecer, nuestro tartanero nos esperaba en la puerta de la fonda; poco después salimos de Valencia, echando una mirada de despedida a sus campanarios; pasamos bajo la soberbia puerta de Serranos, - la puerta de los montañeses, construcción del siglo catorce, cuyas dos torres maquiavélicas, iluminadas de rosa por los primeros rayos de sol, parecían una decoración de ópera. Pronto cruzamos el Guadalaviar, y entramos en la huerta.

Nuestro tartanero, que se llamaba Vicente, como las tres cuartas partes de los valencianos, nos hizo pasar por caminos abominables, con el pretexto de tomar el más corto, y nuestro vehículo, completamente desprovisto de resortes, se puso a dar espantosos saltos, para los que, afortunadamente, en nuestro viaje de Barcelona a Valencia habíamos empezado a acostumbrarnos. Sin embargo debo decir que Vicente no nos hizo caer, aunque se propuso adelantar a los carruajes de toda condición que llevaban muchos cazadores; sabía salvar los baches con gran destreza; estaba muy orgulloso de ello, y deseaba justificar ante los extranjeros, la reputación que tenía entre sus compatriotas de ser el más hábil calesero de toda España.

Para el transporte de las mercancías se utilizaban tartanas adaptadas, y sobre todo, carros en multitud de formas y armazones.
Amias Charles Andros (1837-1898)
Pen and Pencil, Sketches of a Holiday in Spain
1860
Fuente: Ministerio de Cultura...


A su paso por Sagunto, A.C. Andros, se sorprende por la cantidad de carros y personas, camino del trabajo en el campo.

Los caminos llenos de campesinos, que van a su trabajo diario. Numerosos carros cargados con figuras recostadas, y acompañantes, sentados de lado en sus pacientes mulas, adornadas con llamativas borlas rojas, pasan a nuestro lado a cada minuto. Los carros son artilugios primitivos, que no tienen más que una plataforma de madera montada sobre ruedas, con toscos palos en los laterales. 


Carro transportando tinajas en Murcia
La curiosa fotografía de 1870, tomada por Jean Laurent (1816-1886), sirvió para ser reproducida en varios libros de viajes posteriores. El grabado de la derecha fue incluido en un libro de 1894  


  
Carro con seis mulas en Toledo
Young Americans in Spain de Miss Susan Hale
Fuente: Library of Congress

Caballos, mulas, burros, asnos y animales de carga, fueron indispensables en España, hasta mediados del sigo XX. Sin ellos, las actividades cotidianas de las personas hubieran sido enormemente duras y penosas. La compra-venta de caballerías, llegó a ser uno de los negocios más lucrativos, y origen de algunas acaudaladas fortunas.
Grupo de asnos y mulas en los alrededores de Aranjuez
Dibujo de Gustave Doré (1832-1883)
L'Espagne
Barón C.H. Davillier

En el pasaje del viaje a Toledo desde Madrid, el barón Davillier escribe:  

El viaje desde Madrid se hace ahora por ferrocarril, y sólo requiere tres horas. Hacía poco que había salido el sol, cuando el ómnibus de la estación vino a recogernos a la fonda; bajamos rápidamente, y apenas tuvimos tiempo de saludar al pasar por la Puerta del Sol, donde los rayos del sol naciente coloreaban de rojo los agrietados muros. Sobre el camino  se alzaba una nube de polvo levantada por una interminable caravana de burros y mulos cargados de agua, carbón, haces de leña, frutas y verduras, y otras provisiones para la ciudad; los campesinos a pie subían lentamente por la colina junto a sus bestias, tatareando su monótona canción.

Entre las tareas, en las que se empleaban animales, las había de todo tipo, y unas eran menos penosas que otras, al igual que el trato de sus dueños, que variaba según el carácter de los mismos, y su estado de ánimo diario. En el grabado siguiente, Gustave Doré dibuja una escena, en la que una pobre mula, da vueltas a una noria, mientras dos niños pequeños la azuzan, golpeándola con palos, el padre, de pie, los observa, y la madre, sentada de espaldas, sostiene entre sus brazos otra criatura.  

La noria
Dibujo de Gustave Doré (1832-1883)
L'Espagne
Barón C.H. Davillier

Para los burros y asnos, estaban reservadas tareas conforme a su tamaño y fuerza, siendo una de las más comunes, la de acarreadores de cántaros y tinajas con agua, para suministro de propios y extraños, oficio que ejercían los aguadores.
Burros transportando cántaros de agua
Young Americans in Spain de Miss Susan Hale
Fuente: Library of Congress
En los años 1823 y 1850, el médico e historiador francés, Émile Bégin (1802-1888), viajó por España y Portugal, y en 1852 publicó un libro con sus impresiones sobre el país, habitantes y costumbres, dedicando un capítulo entero al agua, los aguadores y aspectos relacionados con la tarea, en distintas zonas de la Península.
Aguador y clientes en Granada
Ilustración de Rouargue frères
De Voyage pittoresque en Espagne et en Portugal
 
El agua, considerada como una mercancía, sostiene, alimenta cantidad de empleos. Mientras que en Francia, el oficio de porteador de agua no se ejerce más que en Paris, en España se encuentra en todas las principales ciudades; en Madrid, una plaza de aguador se vende como un cargo de notario. Desde que un aguador de nombre, es decir un comerciante de agua consigue el puesto, hereda la clientela de su predecesor, convirtiéndose en el proveedor de confianza, recibe encargos, hace recados y vive a expensas del burgués. El aguador es necesariamente, un gallego. En Sevilla, Cádiz, Málaga, Valencia, los aguadores comercian y forman un gremio numeroso. Son los auténticos, los únicos dispensadores de la salud pública. Especialmente en Sevilla, una ciudad elegante donde, incluso en las cosas más pequeñas, hay una cierta búsqueda del buen gusto y de la limpieza, los aguadores se distinguen por su manera de mostrar la mercancía o por la forma especial de distribuirla. Sus pequeños negocios están llenos de plantas, con ramas de limonero, naranjo o higuera; recorren las calles con cántaros de arcilla amarilla, ...
Émile Bégin. Voyage pittoresque en Espagne et en Portugal. 



Los aguadores
Source gallica.bnf.fr / BnF 






Grabado de Gaston Vuillier (1845-1915), que muestra a los aguadores, y gentes con cántaros de agua, dirigiéndose a la puerta de Las Tablas, en Ibiza, que da acceso a la ciudad alta o vieja (la Vila)
Ilustración incluida en el libro Les Iles oubliées del mismo autor que el dibujo, publicado en 1893.
 




Termino esta entrada con un cuadro costumbrista del pintor Eduardo Zamacois, en el que representa una estampa amable, que refleja la tozudez que la fama atribuye a los simpáticos borricos.  

Regreso al convento
Eduardo Zamacois y Zabala (1841-1871)
Museo Carmen Thyssen Málaga














sábado, marzo 04, 2023

Cronología de la Historia: 1808-12. Napoleón en España (cap. 14)

Ver cap. anterior

1808-12

Llega Napoleón, y España a su aire
Tras las resistencias de Zaragoza, Gerona, Valencia, el Bruch, y sobre todo, tras la batalla de Bailén, las tropas invasoras iniciaron la retirada o se replegaron a posiciones más seguras, próximas Francia.

A lo largo del mes de agosto se propagaron por toda la geografía peninsular, infinidad de manifiestos y proclamas de reconocimiento de Fernando VII, planteándose distintos criterios de organización, y representación de las distintas provincias. También en tierras americanas, se producirán proclamaciones en favor del nuevo rey.
Situación estratégica de Europa en 1808 (clicar para agrandar)
Traducción al español del mapa original 
Fuente: The Department of History. United States Military Academy
Los cuerpos de ejército españoles, tratarán de reorganizarse y avituallarse, sin lograr un único mando militar. Empezarán a formarse grupos armados, poco disciplinados, al frente de los cuales se pondrán los personajes más atrevidos, y con más personalidad, cuyas acciones futuras serán decisivas para ayudar en la derrota de los invasores. Las Juntas provinciales y locales, que fueron determinantes, en los levantamientos e insurrecciones contra los franceses, entrarán en una fase de discordias, disputándose la supremacía entre provincias, retrasando una política y acción coordinadas. 

Mientras que, en España, sin un estamento director, se desaprovechaban tiempos y recursos, Napoleón enviaba refuerzos para socorrer a su hermano José,  ponía a punto sus tropas, y planeaba recuperar el terreno perdido, para culminar la ocupación total de la Península. En noviembre se pondrá al frente de un numeroso ejército, con unos 250.000 hombres, logrando en un mes, vencer las resistencias, y entrar triunfante en Madrid el 2 de diciembre*.
Alegoría del segundo sitio de Gerona
Enrique Estevan y Vicente (1849-1927)
Portada de La Ilustración Artística
Fuente: Biblioteca Nacional de España

* Frente a un ejército numeroso, disciplinado en combate, bien aprovisionado, unos generales capacitados y experimentados, bajo el mando indiscutible de un Napoleón en plenitud, poco podían hacer las fuerzas regulares españolas, escasas en número, mal adiestradas, mal abastecidas y no siempre bien dirigidas, con unos altos mandos incapacitados en ocasiones, para capitanear tropas, por la tradicional endogamia de recaer los generalatos, casi exclusivamente, en miembros de la nobleza, sin atender a méritos contrastados, y también por el irreflexivo ambiente popular de la insurrección. La falta de un mando único militar creíble y respetado, agravará el resultado de la campaña militar, donde los sucesivos enfrentamientos contra los franceses, serán casi siempre, otros tantos fracasos. 

Tras las derrotas de los cuerpos de ejército españoles y la capitulación de Madrid, en el mes de diciembre se producirán rebeliones, y actos sediciosos entre las propias tropas de España. También la población llana, repetirá violentos episodios, contra algunos mandos y personas, acusados de traidores.  

La relación de los hechos más destacables del vertiginoso 1808, entre agosto y diciembre,  es la siguiente:

Agosto de 1808
El día 6. Se produce la insurrección de Bilbao, constituyéndose una Junta. La rebelión será sofocada por los franceses a mediados de mes, causando grandes bajas y daños a la población.

Día 9. Proclamación de Fernando VII en Méjico.

Día 12. Hacia el día 10 del mes de julio, el general Duhesme, jefe de las fuerzas ocupantes en Cataluña, se había puesto al frente de unos 6.000 hombres, que junto con otros 5.000, llegados de Francia y Figueras, intentarían sitiar y rendir a Gerona, por segunda vez. El acoso continuo de los somatenes, las escaramuzas con tropas regulares españolas, y el apoyo desde el mar de una fragata británica, ralentizará la marcha de Duhesme, ocasionándole pérdidas de hombres y armas, y hasta el 12 de agosto no atacará la ciudad. La asistencia de varios destacamentos de tropas en apoyo de Gerona, y la acción decidida de la guarnición gerundense que saliendo de la población, contratacó a los franceses, forzaron la retirada de Duhesme y su ejército, días después. Los franceses lo volverán a intentar en mayo de 1809.
Ilustración del libro Historia crítica de la guerra de la Independencia en Cataluña
Dibujo de Joan Serra Pausas (1861-1902)
Fuente:

Día 13. Entrada en Madrid del ejército de Valencia, al mando del general, Pedro González Llamas

Día 15. Las tropas napoleónicas se retiran de Zaragoza, acaba el primer sitio de la ciudad.

Día 16. Termina el primer sitio de Gerona con la retirada de los sitiadores.

Día 23. Llegan a Madrid las tropas del ejército de Andalucía, al mando del general Castaños.  

Día 25. Proclamación en Madrid como rey, de Fernando VII, que seguía en Francia.. 
Madrid, proclamación de Fernando VII
Dibujo de Zacarías González Velázquez (1763-1834)
Grabado de Blas Atmeller Rotllán (1763-1841)
Coloreado digitalmente 
Fuente: Biblioteca Digital Memoria de Madrid
Septiembre de 1808
Día 5. Se celebra en Madrid un consejo de generales, para tratar sobre las operaciones militares, y tácticas de guerra. Asisten los generales Castaños, Cuesta, la Peña y González Llamas en persona, y los generales Blake y Palafox, representados. Acordarán el despliegue de las tropas, pero no conseguirán ponerse de acuerdo en elegir un general en jefe. El total de las fuerzas regulares estaría en unos 130.000 hombres, incluyendo 6.000 jinetes y 2.000 artilleros. Las rivalidades entre los generales, y especialmente, la arrogancia de García de la Cuesta, servirán para debilitar, aún más, la capacidad militar de la nación.    

Día 20. Tropas del ejército de Galicia, desalojan de Bilbao a unos 1.200 militares franceses.

Día 25. Tras varios intentos de crear un órgano de mando único (1), queda constituida en Aranjuez, la Junta Central Suprema y gubernativa del reino, compuesta en principio por 34 miembros, en representación de las distintas provincias. Serán nombrados como presidente interino, el conde de Floridablanca, y como secretario general, Martín de Garay (2). 

Aranjuez: fachada principal Real Palacio
De la colección de litografías de los Reales sitios de1832, encargadas por Fernando VII
Dibujos en base a cuadros de Fernando Brambilla (1763-1834)
Colección dirigida por José de Madrazo y Agudo (1781-1859)
Litografía de Victor Alexis (1800-1840)
Retoques: recorte estampa, coloreado digital
Fuente: Universidad de Sevilla 
Día 27. Las tropas del marqués de Portago que habían expulsado de Bilbao a los soldados napoleónicos, deben evacuar la ciudad, ante la llegada de un numeroso ejército francés de 14.000 hombres, al mando del mariscal Ney.

(1) Había tres criterios principales sobre el modo de constituir el mando único. Unas provincias postulaban mantener la situación federativa con las juntas; otras abogaban por convocar Cortes generales y nombrar un regente del Reino, y por último estaban quienes apostaban por una Junta Central, con diputados de las juntas provinciales, y un presidente, en representación del rey.   

(2) Uno de los vocales de la Junta Central fue Jovellanos, cuya personalidad, con ideas liberales y moderadas, contrastaban con las de Floridablanca, cuyo prestigio, quedaba oscurecido por su actitud autoritaria de otros tiempos. Esta disparidad de criterios, se reflejó en las discusiones y disposiciones de la Junta, llegando a tener hasta tres facciones políticas entre sus componentes. Sorprendió a la opinión pública, que una de las primeras medidas adoptadas, fuese el de asignar un generoso sueldo de 120.000 reales para cada uno de sus miembros. Para el ejercicio del gobierno quedaron constituidas cinco secciones: Estado, Gracia y Justicia, Guerra, Marina y Hacienda. La lenta dinámica en las tomas de decisiones, no favoreció la prontitud en la adopción de acuerdos que la situación requería.        

Octubre de 1808
Día 1. Un decreto de la Junta Central, organiza las fuerzas militares españolas en cuatro ejércitos, el de la izquierda, al mando de Joaquín Blake, lo compondrán los cuerpos de Galicia y Asturias, a los que se unirán tropas de Castilla, Vizcaya y Murcia; el de la derecha o de Cataluña, quedará al mando de Juan Miguel de Vives ; el del centro, tendrá al general Castaños como jefe, y el de Aragón, será dirigido por José Palafox.   
Pedro Caro Sureda, III marqués de La Romana
Cuadro de Vicente López Portaña (1772-1850)
Fuente: Museo Nacional del Prado

Día 9. Desembarcan en Santander unos 8.000 soldados, de las fuerzas españolas, al mando del marqués de la Romana, que se encontraban estacionadas en Dinamarca, y que fueron transportadas por navíos ingleses. Otros 5.000 soldados españoles permanecerán en tierras nórdicas. 

Día 12. Decidido el general Blake, al mando del ejército de Galicia, a recuperar Bilbao, ataca con todos los efectivos, obligando al mariscal Ney y sus tropas a abandonar la ciudad. Blake, fijará su cuartel general en la capital vizcaína.

Día 20. Tropas españolas al mando del coronel, Juan de la Cruz Mourgeon, con unos 1.000 hombres, ocupan la localidad navarra de Lerín.

Días 26-27. Atacan los franceses a Lerín, con numerosos efectivos y artillería, debiendo de capitular los defensores, al no recibir los refuerzos acordados con el general Grimarest.

Día 27. Las tropas españolas al mando del general Juan Pignatelli, que ocupaban Logroño, la abandonan precipitadamente, dejando en su retirada cañones y pertrechos. Tal acción provocará la sustitución de Pignatelli.

Día 31. El general francés Lefevbre ataca en Zornoza (Vizcaya), a las tropas del General Blake, quien carecía de artillería, al haberla enviado a Bilbao. El enfrentamiento se saldará con la retirada de Blake, y con la ocupación nuevamente de la capital vizcaina.

Noviembre de 1808
Día 3. Llegada de Napoleón a Bayona. Reorganiza sus fuerzas en la Península, en 8 cuerpos de ejército. El total de tropas imperiales ascendían a unos 250.000 soldados, incluyendo 50.000 jinetes, y numerosas piezas de artillería.
Entrada de Napoleón en España
Dibujo de Felix Philippoteaux (1815-1884)       Grabado de Alexandre Hurel (1827-18..)
Histoire de l'Empire. Adolphe Thiers (1797-1877)

Source gallica.bnf.fr / Bibliothèque nationale de France
Día 5. Tropas españolas, al mando del general Vicente María de Acevedo, sorprenden y hacen huir, en el valle de Balmaseda, al general francés Villatte y sus tropas.

Día 6. El mariscal Gouvión Saint-Cyr, con unos 25.000 hombres procedentes de Francia, fija su cuartel general en Figueras. Bloqueada Barcelona por tropas españolas, Saint-Cyr sitiará a la población de Rosas, principal puerto de suministros de la ciudad condal.

Día 8. Napoleón llega a Vitoria, reuniéndose con su hermano José.

Días 9-10. Las fuerzas napoleónicas se enfrentan en las cercanías de Burgos, a tropas de Extremadura, al mando del inexperto conde de Belveder, con el predecible resultado de victoria francesa, y el posterior saqueo de la ciudad. Napoleón fijó su cuartel general en la ciudad.
Burgos. Napoleón observa a unos soldados
descansando
Ilustración de Onfray de Breville (1858-1931)
Días 10-11. Tras varios días con enfrentamientos parciales y escaramuzas, Joaquín Blake, con unas tropas esquilmadas, decide plantear batalla a las tropas napoleónicas de los generales Victor y Lefèbvre, en las cercanías de Espinosa de los Monteros, al norte de Burgos. La pérdida de varios jefes militares, numerosa bajas y la mayor solvencia de las fuerzas francesas, obligan a Blake y al resto de sus tropas a retirarse, perdiendo las piezas de artillería. La batalla de Espinosa de los Monteros, fue la primera gran derrota española, del nuevo ciclo que se abría con la llegada de Napoleón. El conde de Belveder huirá hasta Segovia y será relevado del mando, por el veterano general, José de Heredia.

Día 12. El emperador dicta un decreto, según el cual concedía el perdón general y amnistía, a todos los españoles que, en el plazo de un mes, renunciaran a las armas, y a la alianza con los ingleses. La medida no afectaba a algunos destacados personajes, que habían jurado en Bayona, fidelidad al rey José I, y lo habían abandonado.   

Día 13. Tropas inglesas y portuguesas, en número de 20.000 soldados, al mando del general inglés, John Moore, llegan a Salamanca. A estas fuerzas se unirá otro contingente de 10.000 hombres desembarcados en La Coruña.

Día 16. El mariscal Soult, recupera Santander para los franceses.

Día 23. Batalla de Tudela y Cascante, con derrota de una amalgama de tropas españolas, procedentes del ejército del centro y Andalucía (Castaños), Aragón (Palafox), Valencia y Murcia. La acción costó numerosas bajas, entre muertos y heridos, y más de 2.000 prisioneros. Tropas del mariscal Ney saquearán poblaciones de Soria. Vencidos los ejércitos españoles del norte y centro, Napoleón asegurará su marcha hacia Madrid, y aprovechará para reforzar las guarniciones más importantes del País Vasco y Navarra. 
Batalla de Tudela
Cuadro de January Suchodolski (1797-1875)
Museo Nacional en Varsovia
Día 24. Joaquín Blake, y el marqués de La Romana, que había asumido el mando del ejército de la izquierda, consiguen agrupar en León, 16.000 soldados, que andaban desperdigados, tras los últimos reveses militares.

Día 29. Tropas al mando del general Venegas, situadas en Bubierca (Zaragoza), consiguen  proteger, la marcha del mermado ejército del centro, al mando del general Castaños, con órdenes de la Junta Central de dirigirse a Sigüenza, donde el vencedor de Bailén, será relevado, y nombrado presidente de la Junta militar.

Día 30. Tropas napoleónicas, con especial protagonismo de los lanceros polacos, consiguen dispersar a los defensores del alto de Somosierra, al mando del mariscal Benito San Juan, que pese a sus medidas de defensa y ejemplo, poco podía hacer frente a uns tropas mejor preparadas y más numerosas. Esta fue la única acción armada en España, que Napoleón dirigió directamente. Salvando el paso entre las dos Castillas, Madrid quedaba al alcance del emperador.

Diciembre de 1808
Día 1. La Junta Central abandona Aranjuez con la intención de ir a Badajoz, si bien irán cambiando de ciudad, según avance el ejército napoleónico, para finalmente dirigirse a Sevilla.

Día 3. Las tropas imperiales llegan a Madrid, se apoderan del Retiro, y controlan las principales calles. Napoleón no ordena los habituales saqueos, pretende congraciarse con el pueblo madrileño. Fija su cuartel de mando en Chamartín, a las afueras de la ciudad.

Día 4. El emperador intima la rendición de la capital. El general Tomás Morla ostenta la representación de la ciudad, en sustitución del huído duque del Infantado. Pese a la oposición de una parte de la población, finalmente se firma la capitulación de Madrid (1).
La capitulación de Madrid
Cuadro de Antoine-Jean Gros (1771-1835)
Musée de l'Histoire de France 
Día 5. Después de resistir 29 días el asedio francés, capitula la defensa de Rosas, quedando prisionera toda la guarnición, que había resistido las acometidas francesas, con ayuda de una escuadrilla de naves inglesas.

Día 7. Elementos sediciosos de la soldadesca, con participación de un fraile, promueven disturbios en Talavera de la Reina, acabando con la vida de varios jefes militares, entre ellos el general Benito San Juan, cuyo cadáver ultrajarán. Le sucederá en el mando del ejército de Extremadura, el general José María Galluzo. 

Día 10. Una nutrida representación de todos los estamentos sociales de Madrid, son recibidos por Napoleón, a quien manifiestan su agradecimiento por las satisfactorias condiciones de la capitulación, y le piden la restauración de José I como rey. En esta misma fecha, los restos de las tropas del ejército del centro y columnas desperdigadas, entran en la ciudad de Cuenca, donde intentarán recuperarse y reorganizarse. 

Día 16. Batalla de Llinars-Cardedeu. En la comarca del Vallés, tropas del general Vives se enfrentan a las del mariscal Saint-Cyr. Tras un comienzo favorable para los españoles, con bajas y captura de prisioneros del enemigo, la reacción a la desesperada de las tropas francesas, se resuelve con su victoria, ocasionándonos unos 500 muertos, capturando cañones y pertrechos, y haciendo más de 1.000 prisioneros. Con esta acción, el bloqueo de Barcelona quedaba roto.
Batalla de Llinars-Cardedeu
Dibujo de Jean-Charles Langlois (1789-1870)
Retoques: recorte estampa, coloreado digital
Ilustración del libro Voyage pittoresque et militaire en Espagne 
Día 17. Los miembros de la Junta Central llegan a Sevilla, donde son recibidos con gran entusiasmo.  

Día 19. Los franceses ocupan Toledo sin resistencia.

Día 20. Desde Sierra Morena hacia el norte de la Península, sólo quedaba un reducto no conquistado por Napoleón, Zaragoza. Decididos a vencer la resistencia de la ciudad, los franceses habían congregado en sus alrededores, un gigantesco ejército, compuesto por fuerzas del mariscal Moncey, en número de 16.000 hombres, otros 18.000 soldados del quinto cuerpo, al mando del mariscal Mortier, refuerzos procedentes de Pamplona, del general Lacoste con ocho compañías de zapadores y dos de minadores, sesenta cañones, y cantidades enormes de municiones, pertrechos y elementos para la intendencia. Por parte de los aragoneses, su jefe, José Palafox, se había dedicado durante los meses anteriores a reforzar las defensas de Zaragoza, con más prisas que eficacia, preparándose para el asedio que los invasores iban a intentar por segunda vez. Las fuerzas defensoras, las constituían más de 30.000 hombres, con numerosas piezas artilleras, a las que habían añadido las capturadas a los franceses, tras su retirada en agosto. Toda la población se había preparado para el asalto enemigo. Comenzaba el segundo sitio de Zaragoza, que no concluiría hasta dos meses después, con la capitulación.   

Día 21. Tropas inglesas toman Sahagún. En la sitiada Zaragoza, los invasores se apoderan del estratégico alto de Torrero. En Cataluña tiene lugar el enfrentamiento de tropas de Saint-Cyr con restos de la fuerza españolas derrotadas en Llinars, al mando de Teodoro Reding, por la ausencia del general Vives. La acción, desarrollada en las proximidades de Molins de Rei, no podía acabar bien para las escasas, y desmoralizadas fuerzas españolas, frente  a unas superiores tropas francesas, motivadas por la reciente victoria, y reforzadas con soldados del general Chabrán. Como resultado de la acción, la población de Tarragona, culpó al general Vives de la derrota, y tuvo que ceder el mando a Reding, trasladándose la Junta del Principado a Tortosa. Saint-Cyr quedaba asentado con firmeza en Cataluña, reprimiendo con dureza cualquier atisbo de rebelión. 

Día 22. Napoleón y unos 60.000 soldados de sus mejores tropas, se dirigen a combatir a las fuerzas inglesas del general John Moore, quien indeciso, y desconfiando de su capacidad para vencer a las tropas imperiales, optará por retirarse y dirigirse a Galicia, con el fin de embarcarse hacia Inglaterra. 

Día 26. Después de cuatro días de duras marchas, con frío, nieve y lluvias, para cruzar la sierra de Guadarrama, Napoleón y su ejército, llegan a Tordesillas.
El ejército francés cruzando la Sierra de Guadarrama
Cuadro de Nicolás Antoine Taunay (1755-1830)
Fuente: Meisterdrucke


Día 27. La Junta Central fija su sede en Sevilla. 

Día 29. Tropas españolas de las mandadas por el marqués de La Romana, protegen en Mansilla de las Mulas, la retirada de las fuerzas de Moore. La acción costará unos centenares de muertos y unos 1.000 prisioneros, a los españoles. En Benavente, se produce una escaramuza entre tropas francesas y británicas, siendo hecho prisionero el mariscal Lefebvre.

Día 30. Fallece en Sevilla, con 80 años, el conde de Floridablanca, presidente de la Junta Central. Le sucederá el marqués de Astorga (2). 

Día 31. Salida de los sitiados de Zaragoza. En Astorga, ante la proximidad de Napoleón, las fuerzas inglesas de Moore y las españolas de La Romana abandonan la ciudad. Ahora serán las tropas británicas las que causarán saqueos, pillajes y disturbios en las poblaciones por las que pasen (3).

(1) Las primeras disposiciones decretadas por Napoleón, consistieron en cesar y apresar, a todos los componentes del consejo Real o de Castilla; abolir el tribunal de la Inquisición, como atentatorio a la soberanía y autoridad civil; reducir el número de conventos a la tercera parte; abolir los señorios y el derecho feudal; suprimir las aduanas interiores y trasladarlas a la frontera con Francia. Las medidas adoptadas granjearon apoyos y simpatías de las clases más ilustradas, cansadas de las arbitrariedades religiosas y civiles. El emperador, no devolvió inmediatamente la corona a su hermano José, ostentando y ejerciendo el mando, a discreción, lo que provocó el malestar de José Bonaparte, que en escrito de 8 de diciembre dirigido a su hermano, renunciaba a sus derechos al trono de España, y se ponía a su disposición.

(2) Resulta interesante la lectura de la descripción sobre ambos personajes, que el político Antonio Alcalá Galiano escribe en su obra Historia del levantamiento, revolución y guerra civil de España:

Recién llegada la Junta a Sevilla, murió su presidente el conde de Florida-Blanca. Honrose altamente su memoria elevando a la dignidad de grandes de España a los herederos de sus bienes y título. No era impropio recompensar así los servicios del difunto, que, no obstante sus faltas, había gobernado muchos años con próspera fortuna. pero si fue ensalzado su nombre, poco dolor causó su pérdida, porque los años habían menoscabado en gran manera sus buenas calidades, dejándole su afición al despotismo, y además una devoción supersticiosa con toda la tenacidad de una edad avanzada. Sucedióle en la presidencia el marqués de Astorga, conde de Altamira, de ilustrísima cuna y crecida riqueza, de condición buena y suave, de ningunas luces ni ciencia, pero amante del bien de su patria y de su rey,.. 

(3) Copio el párrafo que, sobre la retirada de Moore y La Romana, escribe Modesto Lafuente en su Historia General de España: 
Las tropas españolas escasas de todo, despeadas, andrajosas y medio desnudas; las inglesas perdido lo único que las hacía respetables, la disciplina; entregadas al desorden, al pillaje y a la embriaguez; escondiéndose en las tabernas y en las bodegas de las casas; abandonando los numerosos carros que conducían su inmenso material, y matando los caballos cansados para que no pudierans servir al enemigo; sin hacer caso de las proclamas de su general, e irritando y haciéndose odiosos a los españoles, que exclamaban: ¿qué amigos son éstos que dicen que han venido a defendernos, y saquean nuestras casas y destruyen nuestras obras públicas y queman nuestras poblaciones?

Bibliografía (Autor/es. Título del libro. Edición. Lugar de publicación: Editorial; año).

- Revista Ejército. La guerra de la Independencia. 210 aniversario (1808-2018). Nº extraordinario.Madrid. Ministerio de Defensa. 2018

- Javier Tusell. Rafael Sánchez Montero. Historia de España. El Siglo XIX. De la Guerra de la Independencia a la Revolución de 1868. Tomo XII. Edición para Biblioteca El Mundo. Pozuelo de Alarcón (Madrid), Editorial Espasa Calpe, 2004.

- Francisco Pi y Margall, Francisco Pi y Arsuaga. Historia de España en el siglo XIX. Barcelona. Miguel Seguí-Editor. 1902.

- Modesto Lafuente; Juan Valera. Historia General de España. Desde los tiempos primitivos hasta la muerte de Fernando VII. Tomo XVI. Barcelona. Montaner y Simón Editores, 1889.

- Antonio de Bofarull y Brocá. Historia crítica de la guerra de Independencia en Cataluña. Barcelona. F. Nacente. Editor. 1886.

- José Gómez de Arteche. Guerra de la Independencia, historia militar de España de 1808 a 1814. Tomo III. Madrid. Imprenta y litografía del depósito de la guerra, 1875.

 - Jose María Queipo de Llano, conde de Toreno. Historia del levantamiento, guerra y revolución de España. Biblioteca de autores españoles. Tomo LXIV de la colección. Madrid. M.Rivadeneyra-Impresor-Editor, 1872.

- John S.C. Abbott. History of Joseph Bonaparte. New York. Harper & Brothers Publishers. 1869.

-  Louis Adolphe Thiers. Histoire de l'Empire. Tomo II. Paris. Lheureux et Cie. Éditeurs. 1865.

Antonio Alcalá Galiano. Historia del levantamiento, revolución y guerra civil de España. Tomo I. Madrid. Librería de D. Leocadio López, 1861.

- Adolfo Blanch. Cataluña. Historia de la guerra de la Independencia en el antiguo Principado. Barcelona. Imprenta y librería politécnica de Tomás Gorchs. 1861.

- Joaquín Blake y Orbaneja. Apuntes históricos sobre las operaciones del Ejército de Galicia desde su organización en Junio de 1808 hasta Noviembre del mismo año. Madrid. Imprenta y esterotipia de M. Rivadeneyra, 1858.

- Miguel Agustín Príncipe. Guerra de la Independencia, narración histórica. Tomo segundo. Madrid. Imprenta del siglo a cargo de Ivo Biosca. 1846.

- Estanislao de Kostka Vayo. Historia de la vida y reinado de Fernando VII de España. Madrid. Imprenta de Repullés.1842. 

- Fernando Merás. Cuadro Histórico-Cronológico de la Guerra de la Independencia. 1838.

- Sección de Historia Militar. Estados de la organización y fuerza, de los ejércitos españoles beligerantes en la Península, durante la guerra de España contra Bonaparte. Barcelona. Imprenta de la viuda de D. Antonio Brusi, 1822.

- Gazeta Ministerial de Sevilla.

- Gazeta de Madrid. 


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