ir arriba

martes, junio 23, 2020

Viajeros del Ayer: Émile Bégin. Parte IV: De Valladolid a Guadarrama

4. DE VALLADOLID A GUADARRAMA

Continuo con el relato de los viajes que el médico Émile Bégin realizó por la Península Ibérica a mediados del siglo XIX, con la siguiente etapa del trayecto camino de Madrid, y que termina en el pueblo de Guadarrama.

Monsieur Bégin comienza escribiendo: 
Sonaban las cuatro cuando el mayoral dio la señal de salida; y ocho fogosas bestias nos arrastraron con rapidez, pronto cruzaron este célebre Campo Grande que, por segunda vez me aparecía poblado de viejos y nuevos recuerdos. [...]
Valladolid. Iglesia de San Juan de Letrán
Litografía de F.J. Parcerisa
Fuente: Bellezas de España: Valladolid,
Palencia y Zamora. 1861
Pese al mal recuerdo que ciertas experiencias gastronómicas dejaron en los viajeros, el escritor sigue elogiando la ciudad, y rememora algunos edificios emblemáticos de Valladolid, tales como el monasterio de los carmelitas descalzos, y vuelve a alabar las obras escultóricas de Gregorio Fernández, (al que se de nuevo se refiere como Hernández); menciona al pintor Diego Valentín Díaz, como fundador del colegio de niñas huérfanas, con sede en la iglesia de san Juan de Letrán; elogia el convento de Porta Coeli o las calderonas, conocido así por los vallisoletanos, por haber sido financiado por el marqués de Siete Iglesias, Rodrigo Calderón de Aranda, singular personaje con una trayectoria histórica digna de una novela, y cuyo cuerpo momificado y tras varios acidentados traslados, descansa (es un decir), en el convento que fundó.

Al poco de salir de Valladolid, el viajero queda sorprendido por el paisaje:
[...] atravesamos una llanura fértil, arenosa; vemos de lejos áridas pero suaves colinas, y ya Valladolid se confunde con ellas, cuando una escena digna de Suiza nos sorprende. ¿Qué bonito lago bordeado por una bufanda blanca con sus tranquilas aguas y su isla de hierba![...]     
El lago al se refiere era una antigua salina convertida en estanque de recreo, y que da nombre a la población de Laguna de Duero. Tras avanzar entre arboledas y cruzar el puente sobre el río Duero, construido en la época de los Reyes Católicos, pasan por Boecillo. 

Sigue su camino la diligencia por el pueblo de Mojados, al que se llega, según relata, cruzando un hermoso puente de madera sobre el río Cega, y del que destaca sus dos iglesias de estilo mudéjar, y la majestuosidad de la más grande, la iglesia de Santa María. 


Cruzan el puente sobre el río Eresma, conocido como Puente Mediana por lo que debieron pasar antes por el pueblo de Alcazarén. El relato de este viaje corresponde al que hizo en 1850, ya que sigue el nuevo trazado de la carretera de Valladolid a Olmedo, inaugurada a finales de 1844, y que sustituyó al intransitable trazado de la que pasaba por el pueblo de Valdestillas.  




Itinerario de Olmedo a Valladolid. Este croquis militar de 1845, meses después de la finalización de las obras, muestra con detalle el nuevo camino que comunicaba Olmedo con la capital vallisoletana, y que sustituía al tramo intransitable en época de lluvias que pasaba por Valdestillas. (Clicar sobre la imagen para ampliarla).
Fuente: Biblioteca Virtual del Ministerio de Defensa 



Observando el monótono paisaje de las fértiles llanuras de trigo, cebada, avena y viñedos, el médico viajero se queda dormido, hasta que un gran bache lo saca de su somnolencia, para apreciar a lo lejos, entre las sombras de un cielo nublado, la histórica población de Olmedo:
[...] Sobre estas murallas desmanteladas, sobre estas torres que muestran con un orgulloso desprecio las profundas heridas que les hicieron los años, y que no son más que un pinchazo en la espalda de Hércules, me parece ver la sombra de Juan II, de Enrique IV, de todos los intrépidos luchadores del siglo XV, contando sus hechos de armas a la tranquila población que acoge trescientas casas, cinco iglesias, dos hospitales, agrupados irregularmente en medio de las ruinas. [...]
Olmedo: Arco e iglesia de San Miguel
Fotografía de Antonio Passaporte tomada entre 1930-1938
Fuente: Instituto del Patrimonio Cultural de España
Terminan el viaje placentero por la meseta castellana y se inicia el camino accidentado. Pasan por Martín Muñoz de las Posadas, a la que define como pequeña población comerciante y por Labajos, situada a mitad del camino de Madrid, y donde, "comienza la cadena granítica de los montes Carpetanos".

Llegan a Villacastín, de la que cuenta que posee ruinas importantes, albergues que también se arruinarían pronto, y un parador que podría ser peor. Descansan una hora, "el tiempo justo de remendar el carruaje de los daños del camino y de prepararlo contra las continuas sacudidas que le iban a imprimir las rocas de Guadarrama". 

Una venta
Ilustración de MM. Rouargue frères
Fuente: Émile Bégin. Voyage pittoresque en Espagne et en Portugal. 1852
Sobre los obstáculos  para cruzar la sierra, sobre todo con mal tiempo, describe una anécdota:
[...] Todos los años, durante el mes de enero, la acumulación de nieves obstruye completamente el paso del Guadarrama. En 1852, para terminar con la espera de veinticuatro diligencias que no lo podían franquear, se necesitó que el rey tuviera la idea de hacer una partida de caza en la montaña. Inmediatamente quinientos trabajadores se pusieron manos  a la obra, se despejaron las nieves y los carruajes continuaron su camino.  [...]  
Con dificultades y gracias al empuje de once caballos que tiran de la diligencia, atraviesan el Puerto, en medio de una tempestad de nieve, granizo, y tras hora y media de camino, llegan al pueblo de Guadarrama, donde pernoctarán. Del alojamiento comenta: "La posada princeps de Guadarrama es detestable; sin embargo se considerará excelente si tiene un gran fuego y un consomé natural". 
Trazados del itinerario Valladolid-Guadarrama sobre mapa de 1854
Fuente:Cartografía©Instituto Geográfico Nacional de España. Mapas históricos
En este pasaje me entra la duda de si realmente atravesaron el Puerto de noche y se hospedaron en Guadarrama, una vez cruzada la Sierra. Lo habitual era que antes de franquear puertos y collados de montaña, hubieran ventas, fondas o posadas, para que viajeros, arrieros y mozos de caballerías pasasen la noche, y sortear con la claridad del día siguiente el obstáculo montañoso. Además la parada antes del Puerto parece lo más lógico para no sobrecargar la jornada del viaje. Por otra parte, califica como "posada princeps"  el alojamiento donde se hospedan, que se corresponde con el alias como era conocida la Fonda de San Rafael, situada al pie de la Sierra, camino de Madrid y que había servido de hospedaje a Carlos IV, cuando aún era príncipe de Asturias. 

Cruzaran o no ese día el Puerto, si los viajeros hicieron el trayecto de un tirón, me puedo imaginar lo agotador del viaje y su duración. Debieron recorrer al menos unos 140 km. desde Valladolid, lo que significaría unas 14 horas de diligencia, más las paradas para descanso, comer, cambio de caballos, etc., que añadirían al menos otras 3-4 horas, para sumar un total de 17-18 horas de viaje, por lo que si la salida de Valladolid fue a las cuatro de la madrugada, llegarían a la pernocta de Guadarrama sobre las 10-11 de la noche. ¡Tremendo palizón! 

Monsieur Bégin no da cuenta de la llegada a Madrid, a unas 7 leguas de distancia, pero es de pensar que después de dormir en Guadarrama, al día siguiente entrasen en la capital alrededor del mediodía. Aunque también es posible que desde Guadarrama, completaran el viaje, pues la competencia entre las empresas de diligencias, habían originado importantes cambios en la duración de los trayectos, en los modos de viajar y también continuas bajadas de precios. De hecho, pasaron de ofertar los trayectos de Madrid-Valladolid con pernocta y 36 horas de duración, a otros de sólo 22/24 horas sin hacer noche. 
Anuncios de 1849 de empresas de diligencias
Fuente: Diario de Avisos de Madrid
Los siguientes capítulos del libro no siguen un esquema ordenado del viaje por etapas, y el autor los emplea para hacer reseñas históricas, etnográficas y culturales de las regiones de España situadas al norte del Sistema Central, mezclando esos capítulos con otros sobre temas monográficos, como los santos de España, ciudades modernas, gastronomía, justicia, aguas, música, cultura, instituciones, arte, etc., retratando la mayoría de tópicos sobre España, que han quedado incrustados en las mentes europeas y que aún hoy persisten. En los apartados que van desde el capítulo 42 al 51, los dedica a las excursiones a Siguenza, Cuenca y Toledo, y a describir aspectos de Andalucía, Valencia y Murcia. Finalmente, dedicará un último capítulo a Portugal.



Fuentes:

Libros:
-Émile A. Bégin. (1852). Voyage pittoresque en Espagne et en Portugal. Paris. Belin-Leprieur et Morizot, Editeurs.

Webs:
Biblioteca Nacional de España. BNE
Biblioteca Virtual del Ministerio de Defensa
Gallica. BnF
Instituto Geográfico Nacional de España
Instituto del Patrimonio Cultural de España