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viernes, febrero 12, 2010

El incidente Virginius


En la primera semana de noviembre de 1873, se publica en la prensa española  unas breves noticias procedentes de Cuba que, aunque preocupantes, no mostraban toda la gravedad que más tarde llegarían a tener.

El periódico "La Correspondencia" en su número de 6/11/1873 publicaba con algun dato erróneo sobre la filiación de los detenidos,  lo siguiente:
"En el ministerio de la Guerra se ha recibido el siguiente despacho de La Habana, que, como verán nuestros lectores, tiene bastante importancia:
"El Vapor Tornado apresó al pirata Viginius a una legua de las costas de Jamaica, haciendo prisioneros a Bembeta, Hernando, Céspedes (hijo de Quesada), Jesús del Sol y otros 165, algunos de importancia. Caballos, armas y víveres del Virginius eran arrojados al agua durante la persecución. Serán juzgados y cumplida la ley. Doy al hecho verdadera importancia.-Jovellar."
La verdadera filiación de los jefes de la expedición se aclarará en días sucesivos (Bembeta,  Pedro Céspedes, Washington O'Ryan y  Jesús del  Sol), junto con el verdadero alcance de la noticia  y  el mismo periódico, confirma en una gacetilla publicada el 11/11/1873, el rumor recogido de la prensa extranjera y no corroboradas por el Gobierno, de que el  general Jovellar, recién incorporado al mando del ejécito en Cuba, había  ordenado juzgar sumariamente  a los capturados del Virginius, siendo fusilados los jefes de la expedición, y parte de la tripulación e insurgentes que transportaba el buque.
"Los jefes de la insurrección cubana cogidos en el vapor Virginius, fueron ajusticiados el día 4 de noviembre. El general Jovellar tomó posesión de la capitanía general de Cuba el día 5 de dicho mes."   







 El Virginius navegando
(Según el esbozo de un oficial cubano)



El Virginius era un veloz barco velero y a vapor, dotado de ruedas laterales y con casco de hierro, construido en los astilleros AItken & Mansel de Glascow en 1864. Fue adquirido por los Estados Confederados durante la America Civil War  con la finalidad de sortear el bloqueo de la Unión al aprovisionamiento de mercancías de los estados secesionistas. Al parecer únicamente realizó un único viaje con tal fin entre junio y agosto de 1864.

Fué bautizado inicialmente como Virgin. Tenía una eslora de 65,80 m, manga de 7,50 m y puntal de 3,30 m. Podía transportar 442 toneladas de carga, con capacidad para 100 pasajeros y una tripulación de 52 tripulantes.

En 1870 fué comprado en representación de la Junta cubana por un tal John F. Patterson, y  rebautizado como Virginius, siendo registrado de manera fraudulenta en Estados Unidos. Fué utilizado para el tráfico de armas y aprovisionamiento, primero para Venezuela y más tarde para la insurreccción cubana, al servicio del gobierno  de la llamada "Cuba libre".
 
Las caracterìsticas del Virginius, le conferían la rapidez de navegación necesaria para sortear y esquivar a los buques de la Marina Española, que en anteriores ocasiones habían intentado capturarlo con el fin de impedir sus actividades de contrabando y aprovisionamiento de los independentistas cubanos, quienes contaban con el apoyo, no oficial pero efectivo, del gobierno estadounidense y la connivencia del británico.

. El periódico La Ibería en su número de 29/07/1873 publicaba, entre otras ,la siguiente gacetilla fechada el 10 de junio en La Habana:
"El vapor Virginius llegó a Kingston (Jamaica), procedente de Colón, desde donde lo siguieron la fragata española Bazán y el vapor de los Estados Unidos, Kansas. Sin embargo como el Virginius es más veloz dejó pronto atrás a sus perseguidores y se perdió de vista."
La intervención del Kansas en el incidente, ponía una vez más de manifiesto, la enmascarada injerencia norteamericana en el conflicto hispano-cubano y en tal sentido se manifestaba el diario La Época en su número del 20/07/1873:
 "Mostrándose el actual representante de los Estados Unidos en Madrid tan deferente con el actual orden de cosas, no debería tener inconveniente en dar explicaciones sobre el despacho en que se dice que el gobierno de Washington ha aprobado la conducta del comandante de una fragata de su nación que ha protegido al vapor Virginius, perteneciente a los cubanos insurrectos.
Ya conocerá que si esto es cierto, y si no ha habido extralimitación por parte del buque perseguidor, equivale a reconocer la beligerancia de los rebeldes de Cuba contra España.
No necesitamos, por lo tanto, añadir una palabra para demostrar la gravedad de semejante noticia, que todavía esperamos y deseamos ver explicada oficialmente de una manera que pueda justificar el proceder del gobierno anglo-americano."

Persecución del Virginius por el Tornado.
Fuente: John Gilmary Shea, The Story of a Great Nation (New York: Gay Brothers & amp; Company, 1886).


La tragedia se estaba fraguando tal como daba a entender una noticia que publicaba el diario monárquico La Esperanza en su número del 5/08/1873, haciéndose eco del siguiente telegrama, vía Nueva York:
"Kingston (Jamaica), Julio 15.- Ha llegado a este puerto un buque de guerra español, y esto ha producido una grande alarma, pues se teme por la seguridad del vapor Virginius. Los españoles amenazan con capturar este vapor. Quesada declara que lo volará a cualquier costa, antes de permitir que sea capturado. El cónsul de los Estados Unidos, acompañado de varios cubanos aquí residentes, fué anoche a las doce a solicitar la intervención de las autoridades inglesas de esta colonia. La excitación por ese motivo es muy grande. Se cree que se ha hecho un arreglo con el comandante del Virginius para encontrarse en alta mar, cerca de este puerto, con la goleta Village Bride, que lleva un cargamento de armas de Puerto Antonio, pues el gobernador de Jamaica ha expedido órdenes para que se devuelva el cargamento de dicha goleta, que había sido embargado."
En su número de 31/10/1873, La Correspondencia da la siguiente noticia:
"El Cronista de Nueva York anuncia la salida de aquél puerto de un centenar de filibusteros, al mando de O´Ryan y Bembeta, con dirección a Kingston (Jamaica), donde les esperaba el famoso vapor Virginius con un cargamento de armas y municiones destinado a los insurrectos de la manigua.
Con este motivo, el diario neoyorkino increpa al gobierno de la Unión por haber permitido en varias circunstancias salir de sus puertos expediciones filibusteras contra Cuba."
Como se observa, la Marina Española estaba informada de los planes del Virginius al que le debía de tener más que ganas y sorprende la temeridad de los líderes cubanos y su confianza en la posibilidades del barco y/o en la firmeza de los apoyos externos, al arriesgarse a navegar rumbo a Cuba, a sabiendas de que estaban vigilados y con los barcos españoles al acecho.



Captura del Virginius y traslado de los prisioneros al Torpedo.
Fuente: Jeanie Mort Walker, Life of Captain Joseph Fry (Hartford:  The J.B. Burr Publishing Co., 1875).
 
La expedición con 102 mambises a bordo y al mando del héroe cubano, general  Bernabé de Varona Borrero, más conocido como Bembeta, zarpa en el Virginius el 23 de octubre de 1873, desde el puerto de Kingston (Jamaica) con destino a la capital haitiana de Port-au-Prince, si bien una avería en la máquina les hace  recalar  primero en  Jeremie en Haití. El 27 de octubre arriban a Port-au-Prince, donde son embarcados 500 rifles Remington mod. 1871, un número sin cuantificar de rifles Spencer y Winchester, 300.000 cartuchos, 400 revólveres,  600 sables, dos cañones, machetes, uniformes, calzado, vituallas, pólvora, medicinas y otras provisiones. Con la carga al completo el Virginius zarpa rumbo a Cuba, donde pretendía desembarcar en Holguin.
    
Finalmente en la tarde-noche del 30 de octubre de 1873 se producen los hechos que dan lugar al apresamiento del Virginius por la corbeta Tornado. Transcribo la información impresa en el número 46 de 8/12/1873 de La Ilustración Española y Americana, basada en los partes oficiales militares:
"...El comandante del Tornado, D. Dionisio Castilla, empieza diciendo en su parte, que a las dos y media de la tarde del día 30 de Octubre próximo pasado, cuando se hallaba vigilando escrupulosamente, en virtud de órdenes superiores, la costa comprendida entre Cabo Cruz y Santiago de Cuba, reconoció en el horizonte hacia el Sudoeste, el humo de un vapor que se aproximaba a la isla de Cuba, haciendo rumbos del primer cuadrante, pero que cambió bruscamente de dirección, hacia Sur-sureste, huyendo a toda máquina, desde el momento en que el Tornado metió vela y gobernó en su demanda.
Al convencerse luego el Sr. Castilla de que el buque fugitivo era el Virginius, dió órdenes al maquinista de forzar la máquina, y emprendió la caza con cuanta medida le fué posible para aumentar el andar de su buque, llegando a encontrarse al anochecer a unas cinco millas del Virginius.
A las nueve y media de la noche, ya próximo a él, y mucho antes de recoger Punta Morante, pues el vapor huía hacia Jamaica, le disparó con granada cinco tiros; al quinto disparo, el Virginius se detuvo, y entonces el comandante del Tornado arrió dos botes, que a las órdenes de los alféreces de navío D. Enrique Pardo y D. Angel Ortíz Monasterio, se dirigieron a bordo de aquél, con orden de apresarlo, como así lo efectuaron, en nombre de la nación española.
En su consecuencia, a las once de la noche, el Virginius, con la bandera española y marinado por fuerzas del Tornado, siguió con éste en dirección a Cuba, y los dos fondearon en el puerto de Santiago a las cinco de la tarde del 1º de Noviembre."
Según relata el comandante del Tornado,  Dionisio Castilla, una vez capturado el barco los marinos españoles que arriban al Virginius toman el mando del timón y la máquina, procediéndose al embarque de los jefes de la expedición, tripulación y pasaje, para conducirlos al Tornado, quedando en el barco apresado el capitán Joseph Fry y 16 tripulantes.
Tras fondear ambos barcos en la bahía de Santiago de Cuba, los prisioneros son conducidos a la cárcel de la ciudad, custodiados por fuerzas de marina y voluntarios y en medio de un gran gentío que esperaba en el puerto.

Conducción de los prisioneros del Virginius a la cárcel de Santiago de Cuba.
Fuente: La Ilustración Española y Americana. 16/12/1873.



Sobre los componentes de la expedición del Virginius, la prensa española daba la siguiente reseña, en la que he omitido algunos datos erróneos:
"La mayor parte de los filibusteros apresados en el Virginius, en número de 163, pertenecen a las clases de oficiales, o jefes, o personas influyentes de la insurrección, a la cual han prestado grandes servicios y eficaz apoyo, en concepto de agentes o laborantes principales en los Estados Unidos, y algunos de ellos también como jefes de los insurrectos en la manigua.
El telégrafo sólo ha transmitido hasta ahora los nombres de los jefes principales aprehendidos, que son Bembeta, Pedro Céspedes, ... y Jesús del Sol, acerca de los cuales da un  diario de la tarde las siguientes noticias biográficas:
Bembeta era el general insurrecto de más prestigio en el departamento de Puerto Príncipe por su arrojo y por otras condiciones de carácter, no habiéndose señalado nunca por la crueldad y por los excesos perpetrados por otros cabecillas.
Jesús del Sol era el jefe de los rebeldes de Vuelta Abajo y el terror de aquélla comarca; había sido indultado y se le dió pasaporte para los Estados Unidos, habiendo prometido no volver a hacer armas contra España. Sin embargo de eso, desde que llegó a Nueva York fué el más activo agente a favor de la insurrección cubana.
El Céspedes de quien se habla, y ha sido también aprehendido, es hermano del titulado presidente de la República."
A la anterior relación de mandos principales de la expedición hay que añadir la del súbdito estadounidense de origen irlandés, Washington O'Ryan, el coronel José Boitel, el capitán Salvador Penedo y el capitan del navío, Joseph Fry, antiguo militar de los Estados Confederados.

Jefes de la expedición del Virginius.
Fuente: Jeanie Mort Walker, Life of Captain Joseph Fry (Hartford:  The J.B. Burr Publishing Co., 1875).


A los dos días de su detención, lunes 3 de noviembre, tiene lugar  un Consejo de Guerra sumarísimo que condena a muerte a los cuatro jefes de la expedición, siendo fusilados a las ocho de la mañana del día siguiente, martes 4.
  
Resulta sorprendente la premura con que el Comandante General de Santiago de Cuba, el general Juan Nepomuceno Burriel, manda constituir la Corte Marcial que juzga, condena y ejecuta a los prisioneros,  a pesar de las órdenes recibidas desde el Ministerio de la Guerra en Madrid, de no aplicar ninguna condena de muerte sin el consentimiento del Gobierno Español. Por lo visto, el general Burriel no pensaba dejar el asunto en manos de los políticos republicanos en los que no debía tener mucha confianza,  gobernantes en aquél entonces e inmersos en un sinfín de problemas a cual más grave, sin pensar o quizás sí, que el asunto del Virginius iba a ser uno de los más destacados y de consecuencias inimaginables.

Los Consejos de Guerra continuaron y con ellos las ejecuciones, así el día 7 de noviembre son fusilados 37 miembros de la tripulación, en su mayoría extranjeros, entre los que se encuentra el capitán del Virginius , Joseph Fry.

Finalmente, el día 8, son pasados por las armas doce expedicionarios cubanos, entre ellos, el hijo  de 18 años del general Manuel Quesada, siendo éstas las últimas ejecuciones practicadas.

La explicación del porqué el gobernador Burriel paraliza las ejecuciones de los prisioneros tiene una parte novelesca y otra más realista.

Al parecer un telegrafista del servicio de cable de Santiago de Cuba, envió un telegrama a Kingston (Jamaica), comunicando las ejecuciones que se estaban practicando en la capital caribeña. Informado el  comandante del navío ingles Niobe, Sir Lambton Loraine, zarpa con dirección a Santiago donde arriba el 8 de noviembre de 1873.

Loraine desembarca y entrega personalmente un escrito dirigido al brigadier Burriel, instándole a cesar las ejecuciones de los embarcados en el Virginius  bajo la amenaza de intervenir.

Fuera decisiva o no la intervención de Sir Lambton, lo cierto es que no volvieron a haber más ejecuciones, pero me inclino a pensar que más que la intervención de Loraine, cuyas amenazas de intervención no tenían mucha consistencia, lo que pesó en el ánimo del gobernador Burriel, fueron los telegramas y noticias que con retraso y desde la Península, vía La Habana, le llegaban del Gobierno español, entre ellos el del indulto remitido por el gobierno republicano y que llegó con  posterioridad a las ejecuciones .
       
Retrato del general Juan Nepomuceno Burriel y Lynch, gobernador de Santiago de Cuba, en la época del apresamiento del Virginius.


La interesada y manipuladora prensa anglo cargó contra el general Burriel, calificándolo de carnicero y otros epítetos menos cariñosos, pero no hay que olvidar que en Cuba se vivía un conflicto (la llamada Guerra Larga o de los Diez Años), que el Virginius no transportaba precisamente carabinas de feria y que aún estaban recientes las bárbaras matanzas de españoles llevadas a cabo por el general de los insurrectos Manuel Quesada que, en los inicios del conflicto había pasado a cuchillo a cerca de 600 españoles o al más "humanitario" Bembeta que mandó fusilar a 50 voluntarios catalanes, tras sorprenderlos indefensos mientras lavaban su ropa.

Los ánimos del influyente Cuerpo de Voluntarios no eran precisamente los mejores para imponer un poco de templaza y serenidad.

Sobre los acontecimientos vividos en esa época, transcribo algunas de las reflexiones escritas por el voluntario asturiano, natural de Noreña, Juan V. Escalera en el libro que bajo el título de Campaña de Cuba (1869 a 1875). Recuerdos de un Soldado, se publicó en Madrid en 1876:
"Llegábamos a Santiago de Cuba en una fecha célebre en los fastos de la campaña, y cuantos sentían circular por sus venas una sola gota de sangre española se hallaban en aquéllas circunstancias en un periodo de excitación y de irritabilidad, fáciles de explicar.
Nuestro vapor de guerra El Tornado había apresado sobre la costa el Virginius que con cargamento de armas y municiones, equipos, vestuarios, caballos y alguna gente, bordeaba la costa de nuestra gran antilla... . Grande júbilo causó en todo Santiago de Cuba la entrada en su puerto del buque apresado, notándose, sin embargo, una gran preocupación que oscurecía el universal contento que reinaba ante la sospecha de que la diplomacia americana arrancase de nuestras manos la presa que en defensa propia habíamos hecho y con la cual heríamos profundamente los intereses de la insurrección.
Los voluntarios de Cuba, es decir, aquellos españoles de más vivos sentimientos de adhesión y lealtad hacia la madre patria, empezaron a mirar este asunto bajo el punto de vista de su patriotismo, dispuestos a no admitir coacción que empañase el fallo severo de la justicia y a rechazar toda mistificación y embolismo, procediera de quien procediera.
Los agentes consulares de la república Norte-Americana desplegaron desde el primer momento un celo exagerado y acomodaticio para quitar al apresamiento del Virginius la importancia que tenía, retorciendo todos los argumentos con el ánimo de probar que aquél buque era americano y ´subditos de aquella nación los que cobijaba su bandera. Y si se añade a ésto que todos los buques surtos en el puerto, de aquella nación abogaban con calor por las opiniones internacionales de su representante, podrá formarse una idea de la excitación general de los ánimos.
Temíase por otra parte que el Gobierno español diera muestras de alguna debilidad, no tanto por el temperamento de cobardía, sino rindiendo un exagerado culto a los principios de humanidad que forman el credo de los partidos más avanzados.
Desde el momento en que por todas estas circunstancias el estado de la opinión pedía conflagarse, el comandante general de aquél departamento, brigadier Burriel, dispuso la venida del batallón Alba de Tormes, con objeto de custodiar los presos y darles la guardia, en tanto no recayera la sentencia que debería dictarse sobre aquel suceso, a todas luces pirático y criminal."

Santiago de Cuba: Vista de la entrada al puerto.
Fuente: La Ilustración Española y Americana. 8/01/1873. Según grabado de los Sres. Padró y Capuz.

Sigue Juan V. Escalera relatando los terribles sucesos que le tocaron vivir:
"A los pocos días de la aprehensión del Virginius, el tribunal militar oportunamente constituido impuso la pena de ser pasados por las armas a todos los insurrectos que a su bordo conducía aquel vapor, excepción hecha de los que no tenían edad para sufrir la pena de muerte, o que de los procedimientos del sumario apareciesen sin ninguna culpabilidad.
El primer día fueron, pues, fusilados en las tapias del cementerio de Santiago de Cuba, Bembeta, O'Ryan, Jesús del Sol y otros que marcharon al sitio de la ejecución desde las prisiones con entereza y serenidad,...
Nos había tocado hacer la guardia a estos insurrectos durante las horas de capilla, siéndonos bastante simpático por la compostura de su lenguaje, y su aptitud noblemente expresiva, Bernabé Varona (a) Membeta. Producíase como una persona esmeradamente educada, y manifestaba una dignidad que enaltecía los errores que le llevaban al sepulcro en lo más florido de su vida.
...
En cuanto a Jesús del Sol, que representaba de 36 a 40 años, era una figura vulgar que no inspiraba sentimiento alguno de compasión e interés. De todos ellos fué el que vió aproximarse la última hora con menos valor.
Tanto estos fusilamientos como los que en mucho mayor número se llevaron a cabo en los días posteriores, lejos de impedir que se calmara la excitación pública, que el apresamiento del Virginius, había originado, produjo una alarma general, creyéndose llegado el caso, por la severidad de la justicia aplicada, de un  casus-belli  con la república Norte-Americana. Así que la fuerza de nuestra batallón se dedicó a construir en Cayo Ratones una abtería que defendiese la entrada de la bahía por si los buques de aquella nación intentaban algo contra el puerto."
El asunto del Virginius abrió una importante crisis en las relaciones entre España y Estados Unidos , con fundados temores de intervención de la pujante nación americana.

El periódico La Epoca en su número de 15/11/1873, publicaba lo siguiente:
"Toda la prensa de Europa se ocupa de las cuestiones a que la captura del Virginius, y  la ejecución del general filibustero O'Ryan, ha dado lugar entre España  y los Estados Unidos. Es indudable que en Filadelfia, en Nueva Orleans y en Nueva York, se ha querido aprovechar la excitación de los primeros momentos para lanzar al gobierno del presidente Grant a una intervención directa en los asuntos de Cuba. El gobierno de Madrid, a juicio de los gabinetes europeos ha procedido con tacto y con lealtad. Defendiendo la integridad de la patria, es imposible que no tenga el concurso moral de la opinión en Europa, a pesar de las desventuras de España. Se esperaba mucho de la sensatez también del gobierno de Washington." 

Por su parte, Gran Bretaña también interpretaba su papel y así leemos en La Correspondencia de 17/11/1873:
"Inglaterra ha presentado reclamaciones en el asunto del Virginius. Parece que ha habido entre los fusilados 16 marinos ingleses."

Fusilamiento del Capitán Josep Fry y sus compañeros del Virginius.
Fuente: Jeanie Mort Walker, Life of Captain Joseph Fry (Hartford:  The J.B. Burr Publishing Co., 1875).


Los rumores se sucedían, la prensa norteamericana metía toda la presión posible para que su país interviniera militarmente y en España, el gobierno de Emilio Castelar, que había llegado a la presidencia de la 1ª República a finales de septiembre, (el cuarto en menos de un año), trataba de apaciguar los acontecimientos que se sucedían con gran alarma de la población.

El 19/11/1873, La Correspondencia difundía lo siguiente:
"Las noticias nuevas de los Estados Unidos que publican los diarios de Londres, anuncian que  el gobierno de Washington pide el castigo de las autoridades de Santiago de Cuba que fusilaron a los del Virginius y que en caso contrario enviarían sus tropas a Cuba, yendo ya la escuadra a La Habana."  
No están muy claras las razones, pero lo cierto es que el presidente norteamericano, el General Grant no adoptó una postura belicista frente a España y dejó a la resolución del Congreso estadounidense la decisión sobre el asunto Virginius.

El 20/11/1873, El Imparcial publicaba el siguiente despacho telegráfico:
"Washington 18.-El Presidente de los Estados Unidos ha declarado que dejará al acuerdo del Congreso la resolución definitiva del asunto del Virginius.
Un telegrama de Santiago de Cuba fechado el 12 desmiente la noticia de haber sido fusilados 57 prisioneros más del Virginius, desapareciendo por lo tanto el motivo de la agitación que había en los Estados Unidos a consecuencia de aquella falsa nueva.-Fabra." 
El 29 de noviembre, tiene lugar en Washington una reunión entre  el Secretario de Estado  estadounidense, Hamilton Fish y el Contralmirante español D. José Polo de Bernabé y Mordella, enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario de España,  llegándose a la firma de un protocolo de acuerdo entre España y los Estados Unidos para la resolución del contencioso  y que el Gobierno español tarda en hacer público, dando lugar a toda clase de rumores y malentendidos, difundidos por la prensa de todas las ideologías.

Los términos del Protocolo firmado decían lo siguiente:
"Los abajo firmantes reunidos con el objetivo de firmar un acuerdo definitivo respecto el caso del vapor Virginius , que, bajo bandera de los Estados Unidos fué capturado el 31 de Octubre pasado en alta mar por el buque de guerra español Tornado, han alcanzado las siguientes conclusiones:
España, por su parte, estipula devolver inmediatamente el referido buque, y los supervivientes de sus pasajeros y tripulación, y el día 25 de diciembre próximo saludar a la bandera de los Estados Unidos. No obstante, si antes de esa fecha España pudiera demostrar a satisfacción del Gobierno de los Estados Unidos que el Virginius no estaba autorizado a llevar la bandera de los Estados Unidos, y que la portaba en el momento de su captura sin  tener derecho e indebidamente,  el saludo podrá ser dispensado espontáneamente, en cuyo caso no será necesariamente requerido; pero los Estados Unidos esperan en tal caso, una declaración de que no hubo  intención de insultar a su bandera en la comisión de la acción.
Además, si antes del 25 de diciembre de 1873,  quedara demostrado a satisfacción de los Estados Unidos que el Virginius  no llevaba de forma legítima la bandera americana, y no tenía documentos americanos, los Estados Unidos podrán iniciar una investigación, y adoptar procedimientos legales contra el buque si pudiera demostrarse que ha violado cualquier ley de los EE. UU, y contra cualquiera de las personas que pudieran aparecer como culpables de cometer actos ilegales en conexión con el mismo;  bien entendido que España procederá según la segunda proposición hecha al General Sickles, y comunicada en su telegrama leído al Almirante Polo el pasado 27, para investigar la conducta de aquellos de sus mandos que han infringido las leyes españolas u obligaciones de tratado, y los emplazará antes los tribunales competentes y castigará a  quienes pudieran haber causado ofensa.
Otras reclamaciones recíprocas pueden ser objeto de consideración y arreglo entre los dos Gobiernos; y en caso de no llegar a ningún acuerdo, podrán ser objeto de arbitraje, si el asentimiento constitucional del Senado de EE. UU diera lugar a ello.
Más adelante se estipulará la fecha, manera, y el lugar para la entrega del Virginius, y de los sobrevivientes de aquéllos que estaban a bordo en el momento de su captura, y también la fecha, manera, y lugar para el saludo a la enseña de los EE. UU, si tuviera que haber ocasión para tal saludo, siendo objeto de acuerdo entre los abajo firmantes dentro de los próximos dos días.
(Firmado)  HAMILTON FISH,
                  JOSE POLO DE BERNABE."
 Puerto de La Habana con el Castillo del Morro al fondo.
Foto tomada hacia 1860









Existían tres razones principales argumentadas por los partidarios de la intervención militar de Estados Unidos:
1ª) Que el apresamiento del vapor Virginius  se había producido, supuestamente, en aguas jurisdiccionales de la colonia inglesa de Jamaica.
2ª) Que el buque filibustero tenía matrícula norteamericana y enarbolaba la bandera de Estados Unidos, ofendiéndose a la nación estadounidense al arriar su enseña.
3º) Que se habían juzgado y fusilado a súbditos norteamericanos y de otras naciones, sin las debidas garantías procesales.
Respecto al primer punto, el diario La Iberia en su número de 29/11/1873 reseñaba lo siguiente:
"Según una nota del Foreign Office que ha publicado el Daily News, el cónsul inglés en La Habana, Mr. Crawor, notificó día 15 a su gobierno  que la persecución del Tornado contra el Virginius, y su captura, tuvieron lugar en alta mar, fuera de las aguas jurisdiccionales de Jamaica."   
La confirmación de que la captura del Virginius había tenido lugar en alta mar, no resolvía una parte del contencioso sino que daba más consistencia a los que aducían que el hecho de tener matrícula norteamericana y estar en aguas libres, convertían al puente del barco en territorio norteamericano y ninguna autoridad extranjera podía apresar a nadie a bordo.
Sin embargo, parte de la prensa norteamericana y la mayor parte de la internacional, empezaron a dar la razón a España sobre la captura del buque y a hablar de su carácter pirático.

El día 1 de diciembre de 1873, en la apertura del periodo de sesiones del Congreso de los Estados Unidos, el Presidente, general Grant, daba un discurso en el que entre otras cuestiones abordaba la cuestión del Virginius. El diario La Epoca en su edición del 5/12/1873, publicaba el siguiente despacho telegráfico:
"WASHINGTON 2.-El mensaje del presidente de los Estados Unidos, Grant, al Congreso, se expresa en términos amistosos para España; pero dice que condena los excesos de las autoridades de Cuba.
Añade que la cuestión del Virginius se halla en vías satisfactorias.
Declara que espera una solución honrosa para ambos países.
El mensaje insiste especialmente en la necesidad de abolir la esclavitud en Cuba.
Según noticias de La Habana, las autoridades de Santiago de Cuba consienten en entregar los prisioneros del Virginius, acatando las órdenes del gobierno supremo."
Pese a las reticencias de una parte de la opinión pública española y sobre todo del Cuerpo de Voluntarios en Cuba, el gobierno español decide entregar el Virginius que es llevado al puerto de La Habana y desde aquí zarpa el 12 de diciembre de 1873 escoltado por el  barco de guerra Isabel la Católica,  con rumbo al puerto de Bahía-Honda para ser entregado a la marina estadounidense.  En ese puerto se hace la entrega formal al capitán del Despech que lo escolta a Cayo Hueso donde se hace cargo la corbeta Ossipee para conducirlo a Norfolk. El día 26 de diciembre  el Virginius naufraga y se hunde frente al cabo Fear en las costas de Carolina del Norte. Los norteamericanos alegarán que el buque cuestionado hacía agua y tenía las máquinas averiadas, cosa que los españoles pondrán en duda.

El conflicto se iba reconduciendo y a ello favoreció el pragmatismo en las gestiones del presidente de la República, Emilio Castelar y la labor del representante de España en Washington, el contraalmirante José Polo de Bernabé, quien consigue que el Secretario de Estado,  Mr. Fish  someta al Fiscal General de los Estados Unidos, Mr. Williams, la cuestión sobre el derecho del Virginius a enarbolar la bandera norteamericana.

El  17 de diciembre, el Fiscal General emite un informe sobre la cuestión planteada que concluía con lo siguiente:
"..., I decide that the Virginius at the time on her capture was without right and improperly carrying the American flag."
"...Determino que en el momento de su captura, el Virginius no tenía derecho y portaba indebidamente la bandera americana."
Con esta resolución, y de acuerdo con el protocolo firmado, España se reservaba el derecho a  rendir saludo al pabellón estadounidense.
Llegada a Nueva York, y celebración de los supervivientes de la tripulación del Virginius, y manifestaciones de bienvenida de amigos y simpatizantes en el restaurante Trujillo de Pine Street.
Boceto de Matt Morgan, publicado en la prensa neoyorkina
Fuente: Library of Congress, USA
 
Los sobrevivientes de los pasajeros y tripulación  fueron devueltos por España y  entregados,  en el puerto de Santiago de Cuba, el 18 de diciembre al comandante del vapor norteamericano Juniata que los transportó a Nueva York donde en número de 102, desembarcaron el día 29 de diciembre de 1873.

España se vió obligada a  indemnizar a Estados Unidos y Gran Bretaña con 80.000 dólares y  el General Burriel fué demandado por las ejecuciones, muriendo antes de que se celebrase el juicio.


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Una web sobre el tema: http://www.cubagenweb.org/mil/grande/e-virginius.htm