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miércoles, septiembre 02, 2009

Emilio Castelar y Ripoll (1832-1899)

Político, escritor, catedrático, abogado

Considerado como el mejor orador que ha dado la clase política española, Emilio Castelar nace en Cádiz el 7 de septiembre de 1832. Sus padres, alicantinos de origen (de Alicante el padre, de Elda, la madre), se vieron obligados a viajar a tierras gaditanas, al ser represaliado el padre con la restauración de Fernando VII. Cuando contaba con siete años, fallece su progenitor y la familia, escasa de recursos, se traslada a Elda, acogidos por una tía de la madre.
Retrato de D. Emilio Castelar y Ripoll,
 pintado por Joaquín Sorolla en 1901

Fuente: Congreso de los Diputados. Madrid .


De pequeño se aficiona a la lectura, (su familia era poseedora de una importante biblioteca) y lee todo aquello que cae en sus manos. En 1845 inicia los estudios de Segunda Enseñanza en el Instituto de Alicante, mostrando especial capacidad intelectual en las asignaturas de Humanidades.

En 1848 comienza sus estudios de Derecho en la Universidad de Madrid, que termina con sólo 20 años, obteniendo el doctorado en 1853. 

Previamente, en 1850, había conseguido una plaza como profesor auxiliar en la Escuela Normal de Filosofía, lo que le permitió ser autosuficiente y atender económicamente a su familia.

Como comienzo destacado de su carrera política, se cita el acto organizado por el Partido Demócrata en septiembre de 1854 y que tuvo lugar en el Teatro Real de Madrid , tras los sucesos de Vicálvaro de ese año, y en el que pronunció un discurso que tuvo una gran repercusión en los medios de la época y que le introdujo de pleno en la esfera política, incluyéndosele en la candidatura de los demócratas progresistas a diputado por Madrid.


   
 

Párrafo inicial del discurso  pronunciado por Emilio Castelar el 25 septiembre de 1854 en el Teatro Real de Madrid.
Fuente: Periódico La España de 28/09/1854. Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.


Colabora en varios periódicos de corte liberal, republicano y progresista (La Iberia, El Tribuno, La Soberanía Nacional, La Discusión), y a partir de 1855 publica sus primeros libros.

En 1857 obtiene por unanimidad del tribunal, la cátedra de Historia en la Universidad Central de Madrid, donde se afianza su fama de orador que hace que sus clases se llenasen de personas ajenas a la Universidad que acudían sólo para escucharle.

En 1863 funda y dirige el periódico La Democracia, desde donde defiende su ideología republicana de corte demócrata y liberal. En 1865 publica en dicho periódico un artículo titulado El rasgo, en el que criticaba a la reina Isabel II, quien había hecho cesión de parte de su patrimonio al Estado, opinando que lo que se consideraba una generosa donación no era tal, ya que la cesión se había hecho en unas condiciones tales que obligaban al erario público a entregar a la manirrota reina una respetable cantidad de dinero público. En represalia por el escrito, el gobierno del general Ramón María Narváez, le cesa en su cátedra de Historia Crítica y Filosófica de España, dando lugar a varias jornadas de protesta en el mundo estudiantil, que culminarán en los sucesos trágicos que acaecen en la denominada "Noche de San Daniel", el 10 de abril de 1865, en que mueren nueve personas y otras muchas son heridas.

Restituido en la cátedra por Leopoldo O'Donnell,  Castelar participa en los acontecimientos del 22 de junio de 1866, cuando, los sargentos del cuartel San Gil se levantan contra el Gobierno.

Es condenado a la pena de muerte, y con la ayuda cómplice de altas instancias, huye a Francia donde se exilia durante dos años.

La etapa en el exilio le abrirá nuevas perspectivas, viajará a varios países europeos y conocerá a importantes personalidades de la política y cultura europeos.

Con el triunfo de la revolución conocida como la Gloriosa (septiembre de 1868), que destrona a Isabel II, regresa a España, formando parte de las Cortes constituyentes.

Tras la abdicación de Amadeo de Saboya y proclamada la Primera República Española en 1873, forma parte del primer gobierno republicano que preside Estanislao Figueras, ocupando la cartera de Estado, donde adopta una de las medidas que le granjearan el reconocimiento del presidente norteamericano, general Grant, la abolición de la esclavitud en Puerto Rico.

En septiembre de 1873 y tras la sucesión de varios gobiernos republicanos en menos de un año,  las Cortes Constituyentes le nombran Presidente del Poder Ejecutivo de la República, desde donde intenta reconducir la maltrecha situación política y social del país y hará frente con sentido de Estado, a los numerosos conflictos abiertos (crisis económica, movimiento cantonalista, federalismo, guerras carlistas, guerra de Cuba,  conflicto del Virginius, etc.) poniendo los intereses del país por encima de sus ideas y partido y cometiendo el error de cerrar las caóticas Cortes, un hecho que dará argumentos a sus adversarios políticos que lo tacharán de dictador (el peor insulto para un demócrata). A principios de 1874 se reanudan las sesiones de las Cortes, y tras perder una votación parlamentaria, D. Emilio Castelar  presenta su dimisión el 3 de enero de 1874.

Pero la suerte de la Primera República estaba echada, ya que mientras se votaba la elección de un nuevo Presidente del Poder Ejecutivo (el quinto en menos de once meses) el general Pavía impone la disolución de las Cortes.

Pavía, de ideas republicanas, ofrece a Castelar continuar en la presidencia, y éste, como era de suponer, rechaza el ofrecimiento.

Tras el pronunciamiento en Sagunto del general Martínez Campos, el 29 de diciembre de 1874, cae la Primera República y se reinstaura la monarquía borbónica en la persona de Alfonso XII.

Con la restauración monárquica, Castelar se exilia en París, recorre varios países europeos y publica varias novelas, escritos y ensayos.

En 1880 ingresa en la Real Academia de la Lengua y en 1881 en la Real Academia de la Historia. Vuelve a la política con la fundación en Alcira (Valencia) en octubre de 1880, del partido Posibilista que aunque de principios republicanos, defiende el establecimiento de una Monarquía democrática.

En los siguientes años, compaginará su actividad política con sus tareas como escritor, realizando numerosos viajes al extranjero.

Su afición a la buena mesa pudo estar entre las causas de su precaria salud que le conducen a la muerte el 25 de mayo de 1899, en la localidad murciana de San Pedro del Pinatar, mientras reposaba en la finca de los Sres. de Servet.

Su cuerpo embalsamado, es trasladado en tren desde la estación de Balsicas hasta Madrid, donde finalmente es enterrado en el cementerio de San Isidro,  el lunes 29 de mayo de 1899.


Firma de Emilio Castelar en 1899.
Fuente: La Ilustración Española y Americana. 1899

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