El año de 1810 comenzaba con los peores indicios para la integridad de España.
Con la derrota de la batalla de Ocaña, y el desmembramiento de los ejércitos españoles, no quedaban tropas suficientes y organizadas, con las que enfrentarse a los poderosos ejércitos imperiales, reforzados con nuevos destacamentos, una vez que el genio de Napoleón resolvió en cinco meses, la guerra planteada por Austria.
José Bonaparte, cada vez más mediatizado y ninguneado por su hermano, tenía por objetivo inmediato, el sometimiento de Andalucía. Napoleón, quería más, además de desalojar a los ingleses de la Península, invadiendo Portugal, su intención era anexionar al Imperio, los territorios peninsulares situados al norte del Ebro, o incluso zonas al norte del Duero.
Por su parte, Inglaterra mostraba señales de desconfianza, y sir Arthur Wellesley no terminaba de involucrarse en la lucha contra los franceses, más allá del territorio portugués.
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Vista de Cádiz (hacia 1790-1795) Grabado de Tomás López Enguídanos (1775-1814) Dibujo de Pedro Grolliez de Servier (¿?) Retoques: recorte lámina, color digitalizado Fuente: Biblioteca Digital Hispánica |
No ayudaban tampoco, las rivalidades y enfrentamientos personales, entre las distintas fracciones, encargadas de representar al gobierno de una nación sin rey. La Junta Central, cuestionada por el conservador Consejo de España e Indias (antiguo Consejo de Castilla), cedió todo el poder ejecutivo a una Regencia, que a su vez tuvo que ceder la gestión económica a la Junta de Cádiz, que alcanzó una influencia extrema. Rumores, infundios y calumnias circulaban de continuo, y hasta la Junta Central, había tenido que encarcelar en Sevilla, a los intrigantes Francisco Palafox, hermano del héroe del sitio de Zaragoza; y al conde de Montijo.
En las provincias de ultramar, especialmente en las Américas, las Juntas de defensa controladas por las élites locales, pronto se convertirían en el germen de los movimientos de independencia.
Pese a tantas circunstancias en contra, las operaciones de
hostigamiento y enfrentamientos contra los invasores, no cesaron en todo el año
1810. Las partidas de paisanos, somatenes, migueletes, guerrilleros, y también
de bandoleros, se multiplicaron, acosando continuamente a los convoyes
terrestres* de suministros, y a los correos franceses, sembrando el desasosiego
y el miedo entre las patrullas de escolta francesas. Al mismo tiempo, los
restos de tropas españolas, reorganizadas una y otra vez, bajo el mando de unos
pocos jefes militares, planteaban ataques y escaramuzas que, sin ser decisivos,
castigaban y degastaban a las tropas enemigas.
* El dominio marítimo de la marina inglesa, obstaculizaba la libre navegación de barcos franceses para el abastecimiento y traslado de sus tropas, al tiempo que permitía dar soporte militar desde el mar, a las poblaciones costeras acosadas y, sobre todo, mantener las comunicaciones, el avituallamiento y el comercio entre las provincias españolas. La ventaja naval cobrada en Trafalgar por Inglaterra, brindaba ahora los mayores favores a España.
Pero si la voluntad de resistir de todo un país, no terminaba de hundirse por completo, la dignidad del rey Fernando, (si es que alguna vez la tuvo), había desaparecido. Desde el cómodo retiro que Napoleón había puesto a su servicio en Valençay, daba por perdido su reino, y se humillaba ante el emperador, felicitándole por los éxitos en el campo de batalla, adulándole vergonzosamente, y rogándole formar parte de su familia.
Enero
En la primera mitad de 1810, en Cataluña, la actividad bélica cobraba especial intensidad, y se convertía en el centro de la lucha contra el Francés.
Día 11. Sitio de Hostalrich (Gerona). Se encuentra la villa en el camino natural que comunica Barcelona con Gerona, y era paso obligado para los convoyes de suministros franceses. Tener el control del sitio era un objetivo esencial del enemigo, y para conseguirlo era preciso rendir a la guarnición del castillo, levantado en una situación estratégica privilegiada. Ya en noviembre y diciembre del año anterior, los franceses habían intentado conquistar la fortificación, sin conseguirlo, incendiando y saqueando la localidad en su retirada.
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Vista de Hostalric Cuadro de Josep Masriera i Manovens (1841-1912) Fuente: Biblioteca-Museu Víctor Balaguer - Vilanova i la Geltrú |
Guardaban la plaza, cerca de 2.000 efectivos del regimiento de infantería Iliberia y del tercio de migueletes de Gerona, bajo el mando del teniente coronel Julián Estrada. Completaban las defensas, unas cuarenta piezas artilleras manejadas por una compañía de artilleros, al mando del comandante Miguel López Baños. Ayudaban en las tareas de hostigamiento y provisión de víveres y agua, los somatenes de los pueblos vecinos.
Mandaba las tropas napoleónicas, el general de brigada italiano Luigi Mazzuchelli, con unos 3.000 hombres de la división italiana, que empezaron las tareas de acondicionar los caminos, para facilitar los transportes de cañones, y preparar los puestos para las baterías de bombardeo. Tareas en las que fueron molestados por los disparos desde el castillo, y la acción de los somatenes.
El día 17 de enero, llegaron desde Vich, más refuerzos de la división italiana, con unos 3.500 soldados a pie y unos 200 jinetes. Con un contingente de casi 7.000 combatientes, los intrusos inician los asaltos. El día 18 penetran en Hostalrich y se apoderan de la villa. El día 21, consiguen rendir la torre del Fraile, desde la que disparan ventajosamente a los defensores del castillo, que consiguen silenciar los cañones. Ese mismo día, llega un parlamentario enviado por el mariscal P. F. Charles Augereau, gobernador de Cataluña, intimando la rendición de la guarnición. Los defensores no sólo rechazan rendirse, sino que realizan una salida desde el castillo, causando bajas al enemigo.
Problemas en otros escenarios bélicos, especialmente
Barcelona, redujeron las tropas de asedio, entrando el conflicto en un compás
de espera, durante el cual los sitiadores se verán acosados por los somatenes y
salidas de la guarnición del castillo, hasta que el día 20 de febrero, y una vez
emplazada una batería de cuatro morteros, los italianos bombardean con gran
precisión la fortaleza, causando graves destrozos.
Seguirán durante varios meses las operaciones de acoso, bombardeos, bloqueos y roturas del mismo, hasta que faltos de víveres y con problemas para abastecerse de agua, en la noche del día 12 de mayo, los sitiados, en número de unos 1.200, abandonan el castillo en dos columnas. Su intención era el de refugiarse en San Hilario de Sacalm. No todos pudieron escapar, Estrada fue herido gravemente y capturado y en Villafranca, se reagruparon, 800 combatientes. Al día siguiente los italianos tomaron posesión de la fortaleza, y respetaron la vida de unos 80 heridos, mutilados y enfermos que encontraron en el recinto.
Día 12. Acción del Valle de Arán (Lérida). Tropas francesas penetran en el Valle de Arán para acabar con la resistencia armada del lugar, que el día 6 había rechazado a un destacamento francés. en el puente fronterizo del Rey. Para castigar esta acción y terminar con el hostigamiento de las guerrillas, una numerosa tropa francesa entró de nuevo en el Valle, enfrentándose en la zona, entre el pueblo de Bausen y el puente del Rey, contra fuerzas muy inferiores del tercio N.º 13 de voluntarios, al mando del teniente coronel Juan Ducros, y grupos de somatenes armados. Tras tres días de escaramuzas y combates, sin obtener ningún rédito, los militares franceses iniciaron la retirada, siendo perseguidos por los araneses, que penetraron en territorio francés, quemaron siete granjas, que servían de cuarteles y capturaron algunas armas y ganado. En los enfrentamientos con los franceses, se repitió un episodio algo parecido al del tambor del Bruch, con un muchacho, de nombre Jayme Aunòs que, con repiques de tambor, confundió a los franceses, y animó a los combatientes españoles.
Día 13. Con el ejército imperial, preparado para invadir Andalucía, la Junta Central emite un decreto para trasladar el gobierno, desde Sevilla hasta la isla de León, en Cádiz. La decisión obtuvo críticas y acusaciones de cobardía hacia los miembros de la institución, llegando a formarse una nueva Junta en Sevilla que se arrogó la representación estatal. La sediciosa corporación únicamente duró poco más de una semana.
Acciones de Moyá y Collsuspina (Barcelona). Tropas de la 2ª división francesa al mando del general Joseph Souham, atacan sorpresivamente, a la división del brigadier Antonio Porta, cuando éste pretendía unirse al ejército que el capitán general de Cataluña, Enrique O’Donnell, trataba de organizar en las comarcas de Manresa. Con una clara mayoría, los franceses obligan a la retirada de los españoles, hasta que llegan tropas de O’Donnell, entablándose un encarnizado combate que pone en fuga a los imperiales, siendo capturados más de 100 prisioneros entre oficiales y soldados. Las bajas fueron importantes en ambos bandos.
Día 20. Invasión de Andalucía. Con los cuerpos de ejército,
1º, 4º y 5º, capitaneados respectivamente por los mariscales, Víctor,
Sebastiani y Mortier, bajo las órdenes conjuntas del mariscal Soult, y con unos
55.000-60.000 hombres, entre los que se incluía algún destacamento de soldados
españoles, el rey José ordena la invasión de Andalucía. Las tropas francesas
avanzarán simultáneamente por los puertos del Rey, Muradal y Despeñaperros, sin
que las desmoralizadas, y escasas tropas españolas, pudieran plantearles una oposición seria. En 15 días, los invasores conseguirán ocupar casi toda
Andalucía, excepto la ciudad de Cádiz. Los habitantes de las poblaciones,
hastiados de la guerra y temerosos de los expolios, recibirán a los franceses
con resignación, curiosidad y en algunos casos, con satisfacción.
Día 21-22. Acciones de Santa Perpetua y Mollet (Barcelona). Ambas acciones bélicas, planteadas inteligentemente, tuvieron un feliz resultado para las tropas españolas, que supieron aprovechar la oportunidad que se les ofrecía.
En Barcelona, escaseaban los víveres, y abastecerla de alimentos era esencial. Camino de la ciudad condal marchaba un convoy de suministros, protegido por unos 9.000 hombres al mando del gobernador del Principado, el mariscal Augereau. En Granollers se les unió un contingente de tropas procedentes de la guarnición barcelonesa, al mando del general Guillaume P. Duhesme, gobernador de la ciudad quien, temiendo el asedio a la capital, regresó con el resto de sus tropas, quedando en Santa Perpetua el batallón 112 de infantería, compuesto por unos 400 hombres.
Los movimientos del enemigo eran observados por los
somatenes de la comarca, y las tropas españolas del marqués de Campoverde.
Había nevado copiosamente, y los caminos estaban casi impracticables, por lo
que no era acertado utilizarlos. Siguiendo las indicaciones de un perspicaz payés de la zona, las tropas españolas, con los migueletes de José Manso en
vanguardia, atacaron al batallón francés, aniquilándolo completamente.
Al día siguiente, animados por el resultado de Santa Perpetua, las fuerzas del brigadier Porta se unieron con las de Campoverde, y juntos acometieron a un destacamento francés de unos 1.200 soldados cerca de Mollet, infringiéndoles una tremenda derrota. Los españoles estimaron las bajas francesas en unos 900 hombres, y no debieron ser muchas menos, cuando los propios franceses reconocieron haber sufrido 500.
Día 23. Los franceses ocupan Jaén y Córdoba. En esta última ciudad, José I será recibido con entusiasmo*.
* Acordándose los cordobeses de que por haber recibido mal a Dupont había sido su ciudad horrorosamente saqueada, se apresuraron a hacer buen acogimiento al vencedor y al que se titulaba rey de España, enviando diputaciones del ayuntamiento y de otros cuerpos a dar al monarca intruso el parabién por la victoria de sus armas, y a prestarle juramento de fidelidad y obediencia. Aceptó José pasmado y gozoso aquellos obsequios, e hizo su entrada solemne en Córdoba, pasando a la catedral, donde se cantó un Te Deum... (Antonio Alcalá Galiano. Historia del levantamiento, revolución y guerra civil de España).
Día 25-26. Acción del puente de Purón e invasión de
Asturias. Unos 6.000 soldados napoleónicos, al mando del general Jean P. F.
Bonet, invaden Asturias. Para impedir el avance francés, las fuerzas asturianas
del general Nicolás Llano Ponte, les combaten en el paso del puente de Purón,
debiendo retirarse tras cinco horas de lucha.
Día 27. El general en jefe del ejército del Centro, Areizaga, cede el mando de los restos de sus tropas, al general Blake, quien se alejará hasta Huércal-Overa, en los confines de Murcia, para recomponer las milicias y formar un reducido ejército, que moverá hasta Vélez-Rubio.
Día 28. Acción de Alcalá la Real. Tras pasar por Jaén, el mariscal Sebastiani repele ataques de la caballería española de Manuel Freire en las cercanías de Alcalá la Real. Las refriegas le permitirán capturar numerosos prisioneros y piezas de artillería. Granada fue ocupada sin resistencia, y el avaricioso mariscal, ejerció un poder despótico y expoliador.
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La Junta de Cádiz de 1810 Cuadro de Ramón Rodríguez Barcaza (1827-1892) Fuente: Museo de Cádiz |
Día 29. La Junta Central, promulga un decreto, creando el llamado Supremo Consejo de Regencia compuesto por cinco personas*, hasta la reunión de las anunciadas Cortes. Otra Junta**, elegida por el pueblo mediante votación delegada, en Cádiz, gobernará de hecho, limitando la influencia de la Regencia. La impopular Junta Central quedaba disuelta, y ninguno de sus miembros salientes, podrían ser miembros del nuevo órgano de gobierno. La sede de la Regencia se estableció en la isla de León (hoy, de San Fernando).
* El punto dos del decreto decía: "Que estas cinco personas sean el reverendo obispo de Orense don Pedro de Quevedo y Quintano; el consejero de Estado y secretario de Estado y del Despacho universal, don Francisco Saavedra; el capitán general de los reales ejércitos, don Francisco Javier Castaños; el consejero de Estado y del Despacho universal de marina, don Antonio de Escaño y el ministro del Consejo de España e Indias, don Esteban Fernández de León, por consideración a las Américas". (Este último fue sustituido por don Miguel de Lardizábal y Uribe, natural de Tiaxcala, México).
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Retrato de Tomás Istúriz Montero (1782-1820) Cuadro de Manuel Roca Rodríguez? (1810-1870) Retoque: recorte, atenuación color Fuente: Museo de las Cortes de Cádiz |
** Dos días antes, el mismo día 27 de la llegada de algunos miembros de la Junta Central a la isla de León, el síndico del Ayuntamiento, Tomás Istúriz Montero, convenció a la corporación municipal y fuerzas vivas de Cádiz, para la formación de una nueva Junta de la ciudad, con autoridad soberana, puesto que sus miembros en número de 18, serían elegidos por los ciudadanos, mediante un sistema de votos delegados. Los cargos así elegidos, serían renovados por tercios cada cuatro meses.
En un principio, los gaditanos no estuvieron conformes con
la creación del Consejo de Regencia, argumentando que la dispersa Junta Central
no tenía atribuciones para ello. La intervención de Richard Wellesley,
embajador de Reino Unido, argumentando la ineludible necesidad de ejercer la representación
de su país, ante un ente nacional de gobierno reconocido, consiguió que fuera aceptado el nuevo órgano gubernamental.
A los pocos días de la entrada en Oviedo, Bonet decidió alejarse de la ciudad hacia Pola de Siero, esperando poder combatir en campo abierto, y dar un golpe definitivo a las milicias asturianas.
Día 31, Ocupación de Sevilla. En un ambiente de anarquía, el cuerpo del ejército del mariscal Víctor, entra en la capital andaluza sin encontrar resistencia.
El desarrollo de los acontecimientos, obligaron a adelantar la asunción de gobierno por parte de la Regencia, y el cese de la Junta Central. Con el enemigo en Sevilla, una de las primeras medidas adoptadas fue la de reforzar, consolidar y ampliar las descuidadas defensas gaditanas*, al tiempo que se habilitaban barcos, formando dos escuadras, y se enviaban buques a los puertos no controlados por los invasores, para reclutar o recoger a soldados y combatientes.
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Trabajos reparación defensas de Cádiz Dibujo de José Passos Valero (1862-1928) Fuente: Historia de España en el siglo XIX Francisco Pi y Margall e hijo |
* Transcribo (como anécdota) un fragmento del libro del historiador Adolfo de Castro y Rossi (1823-1898): Cádiz en la Guerra de la Independencia: "...Aprestase Cádiz a la defensa. Tan descuidada está que el 31 de Enero, cuando el heroico general Castaños, después de ser nombrado uno de los regentes, pasa a reconocer las fortificaciones de la Isla de León, al llegar al puente de Suazo, solo halla en él para su custodia un soldado inválido. Laméntase Castaños con los gefes y ayudantes que le acompañan, al ver aquel punto sin defensa, del que pudieran los enemigos apoderarse fácilmente. El inválido, cuadrándose y con voz respetuosa, responde a Castaños: Sosiéguese V.E.: no dejaré transitar a nadie sin pasaporte".
Febrero
Día 1, El rey José I entra en Sevilla, siendo recibido por una multitud que lo vitorea y aclama. Ocupará el Alcázar sevillano. La ciudad, que había capitulado el día anterior, brindó a la intendencia francesa todo tipo de recursos, avituallamientos, gran cantidad de municiones y armas*.
* Cundió como mal pegadizo por Andalucía la costumbre de tratar a los conquistadores con agasajo. La gente de clase elevada y fino trato gustaba de la presencia y modales de sus nuevos huéspedes; los literatos se declaraban parciales y defensores de las ideas ilustradas del gobierno de José; una parte del clero se sometía a la usurpación con gusto, y otra porción más crecida, aunque a su pesar, sufría sumisa; y la plebe misma, si más leal a la causa de la nación, no mostraba a los dominadores odio apasionado. Antonio Alcalá Galiano. Historia del levantamiento, revolución y guerra civil de España.
Día 2. El Consejo de España y de las Indias o Consejo
Reunido*, hace público un documento a título de consulta, cargando culpas sobre
la disuelta Junta Central, y achacando a las medidas de apertura y renovación
adoptadas por ésta, la responsabilidad en las derrotas y fracasos bélicos, al
tiempo que aconsejaba volver al sistema del antiguo régimen de la monarquía.
* La gobernabilidad de España, una vez disuelta la Junta Central, la ostentaba la Regencia, recién creada por aquélla. Como órgano superior de consulta, estaba el llamado Consejo Reunido o de España y de las Indias, heredero del antiguo Consejo de Castilla, de carácter tradicionalmente conservador. En las regiones y ciudades importantes, seguían existiendo las juntas de gobierno locales, organismos autónomos, que debían seguir las disposiciones de la Regencia. Con la instalación en Cádiz, del máximo órgano de gobierno, y la necesidad de recursos económicos, la Regencia tuvo que ceder a la Junta de la ciudad, la exclusividad de la administración económica, quedando muy mediatizada por ésta.
Día 4. Acción de la Boca del Asno (Málaga). Una revuelta
popular, encabezada por el coronel retirado Vicente Abello, autonombrado
capitán general, había desplazado del poder a la Junta local de Málaga. Con la
ayuda de clérigos y personas afectas, improvisaron un ejército con el que hacer
frente a los franceses. Entre los preparativos de defensa, estuvo el montaje de defensas y una batería de artillería en el paso del puerto de Boca de Asno, en el camino
de Antequera, batería que no llegó a emplearse, ya que a la vista de los
jinetes del general Michaud, que atacaron sin piedad, los defensores abandonaron sus puestos.
En esta misma fecha, José Miguel de la Cueva, duque de Alburquerque, llega con sus tropas a Cádiz, en una inteligente maniobra, que le había permitido burlar la persecución y vigilancia enemiga, anticipándose a la llegada de los franceses.
Día 5. Entrada de las tropas del mariscal Sebastiani en Málaga. Tras una corta resistencia, las tropas francesas, se apoderan de la ciudad. Los soldados imperiales causarán estragos, saqueos y violencia, hasta el día siguiente, capturando un cuantioso botín en caudales, joyas, víveres y armas, que los insurgentes malagueños habían requisado y acopiado días antes. Tras la toma de la ciudad, Sebastiani mando ahorcar a varios civiles, y algunos de los jefes implicados en la resistencia malagueña.
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Placa cerámica conmemorativa de los enfrentamientos con los franceses Obra del ceramista Paco Hidalgo Ubicación: Parque "Héroes del combate de Teatinos". Málaga |
Attribution: Daniel Capilla |
* Junto con las milicias de voluntarios de Cádiz, guarnecían
la ciudad y la isla de León, las tropas que mandaba el duque de Alburquerque,
unos 8.000 infantes y unos 800 jinetes, que consiguieron entrar en Cádiz días
antes. La flota anclada en la bahía, la componían la escuadra española al mando
de Ignacio de Álava, y una flota anglo-portuguesa bajo las órdenes del
comandante Purvis. Además, fondeaban en la bahía, varios barcos (pontones) que
servían de prisión a los franceses capturados en Bailén, y a los marinos de la
escuadra de Rosilly, rendida en junio de 1808. A principios de marzo, y pese a
la desconfianza sobre las intenciones reales de Inglaterra, se permitió la
entrada de unos 5.000 soldados ingleses.
Un territorio de unos 45 km2 aprox., algunos de ellos impracticables, se convirtieron en la sede de la gobernabilidad nacional. La Regencia, junto con la Junta de Cádiz, plantearon una táctica defensiva, la única que podía tener alguna opción de éxito. Con el control marino, gracias a la marina real británica, que bloqueaba los puertos franceses, y aseguraba la costa gaditana, sólo quedaba reforzar las defensas de tierra en la isla de León, mejorando y ampliando las existentes, e incrementar los efectivos militares, las baterías de bombardeo y las lanchas cañoneras de la bahía.
La superioridad marítima permitía proteger la navegación, y la libre circulación del comercio, por lo que los suministros de víveres y pertrechos no iban a faltar en Cádiz, que pese a estar en permanente situación de riesgo, vivió una época de bonanza y desarrollo económico y social.
Día 14. Acción de Oviedo y evacuación de la ciudad por sus
habitantes. Tras la salida de Oviedo de las tropas francesas del general Bonet,
los españoles tomaron de nuevo la ciudad, pero poco tiempo duraría el control,
ya que conseguir reunir el máximo de fuerzas españolas juntas, era lo que
perseguían los franceses, que atacaron y recuperaron de nuevo la capital
asturiana. Algunas tropas al mando de Pedro Bárcena contuvieron a los invasores
en Puente de Soto, debiendo retirarse a la línea del río Narcea.
El general Arce, al mando de la provincia asturiana, resolvió restaurar la Junta provincial que la Romana había desmantelado, hecho lo cual cedió el mando, no sin antes apropiarse de 16.000 duros, que en concepto de sueldos atrasados se le debían. La nueva Junta asturiana nombró al general José Cienfuegos, como jefe militar de la provincia.
Día 20. Batalla de Vich. Enrique O’Donnell, el nuevo capitán general de Cataluña, animado por su juventud y el cargo, consiguió agrupar en las cercanías de Manresa, un ejército con cerca de 8.000 infantes y unos 1.000 jinetes, a los que intentó mejorar en disciplina, distribuir en varios regimientos y mantener aprovisionados. Con esta fuerza atacó a los franceses en las proximidades de Moyá, con éxito y se dispuso a desalojarlos de Vich, donde el enemigo centraba sus fuerzas en la zona. A las nueve de la mañana del día 20, la vanguardia española rompía el fuego, los franceses, recibieron refuerzos y los enfrentamientos duraron hasta las tres de la tarde, en que las fuerzas francesas al mando del general Souham, consiguieron romper las líneas españolas, que se retiraron a Tona y Collsuspina. La acción costó unas 900 bajas al ejército español, y otros tantos prisioneros. También los franceses sufrieron importantes pérdidas y el propio general Souham fue herido por un disparo en la sien que le obligó a regresar a Francia.
Día 21. Promulgación del decreto de la Regencia, por el que se suspendía la convocatoria a Cortes, prevista para el mes de marzo, y se esperaba a tiempos más favorables.
Día 25. El rey José emprende una gira por el territorio
andaluz, en un recorrido que aprovechará para visitar numerosas poblaciones.
Será bien recibido en todas ellas. Dará instrucciones para formar milicias
cívicas, proporcionándoles armamento, y recursos para reforzar las
fortificaciones. Las milicias creadas, llamadas josefinas, actuarán como
contrapunto de las partidas de guerrilleros y bandoleros, que empezaban a
actuar, por collados y sierras.
Marzo
Día 5. Acción de Valencia. En esta fecha se presenta en las
puertas de la ciudad levantina, un numeroso ejército al mando del mariscal
Louis-Gabriel Suchet, jefe militar de Aragón, quien, siguiendo órdenes de José
I, se había desplazado desde tierras aragonesas para conquistar Valencia. Las
tropas francesas habían progresado en dos columnas, una por Morella y otra por
Teruel, sometiendo a las poblaciones que encontraban por el camino, y con
escaso hostigamiento, siendo el más destacable, el enfrentamiento habido en
Albentosa (Teruel), con la vanguardia valenciana.
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Retrato de Louis-Gabriel Suchet Cuadro de Vicente López Portaña (1772-1850) Fuente: Museu Belles Arts Valencia |
Gobernaba en Valencia, de manera despótica, el mariscal de campo, José Caro Sureda, hermano del marqués de la Romana. Tenía el rey José, información sobre una posible sublevación de los valencianos, descontentos con el autoritario gobernador. Suchet intimó la rendición el día 7, pero la ciudad se negó a claudicar, y tras unos días de espera, y con la arribada de milicias y cuadrillas amenazando, los franceses levantaron el sitio y regresaron a Zaragoza*.
* La operación de Valencia, no entraba en los planes inmediatos de Napoleón. Las instrucciones que había mandado comunicar a Suchet, eran las de apoderarse de Lérida y Mequinenza, eliminando dos importantes focos de resistencia en Cataluña. Napoleón no aprobaba las decisiones de su hermano, y había exigido a sus generales que únicamente acataran sus órdenes, por lo que es de suponer su enfado, al enterarse de la fallida expedición.
Días 6-9. Una tremenda tempestad de lluvia y viento en la
bahía de Cádiz, desarbola varios buques de la escuadra española, así como
quince buques mercantes, y el barco portugués María, rompiendo los amarres y
quedando la mayoría de navíos varados en la costa Nordeste, ocupada por los franceses. En
los días siguientes, los barcos en precario serán cañoneados e incendiados por
los sitiadores.
Día 16. La comitiva del rey José, en su periplo por tierras andaluzas, llega a Granada, donde permanecerá seis días. En la ciudad granadina será objeto de múltiples actos de respeto y homenaje, recibiendo a comisiones de otras poblaciones que le jurarán lealtad.
Día 19. Acción de Barba del Puerco, (Salamanca), conocida hoy como Puerto Seguro. Para vigilar a los franceses, de los que se temía atacasen Ciudad Rodrigo, lord Wellington destacó a unas tropas de élite al mando del general Crawford, junto al puente del río Águeda, en la pequeña población de Barba del Puerco. Cerca de allí se mantenían tropas francesas, que al mando del general Claude F. Ferey y al anochecer lanzaron un ataque sorpresa contra los ingleses, quienes, tras los primeros enfrentamientos en inferioridad, consiguieron agrupar a las compañías ligeras restantes, junto con las partidas de españoles y repeler a los atacantes, haciéndoles huir y manteniendo la posición.
Día 21. Comienza el sitio de Astorga. Galicia se mantenía libre de invasores, pero las directrices de Napoleón eran la de revertir esa situación, ocupándola de nuevo, y asegurar el flanco derecho en la proyectada reconquista de Portugal. El 11 de febrero se había presentado ante la ciudad de Astorga, un ejército de unos 9.000 hombres con varias piezas artilleras, al mando del general Loison, que intentaron sin éxito tomar la ciudad. Para defender Astorga en este nuevo asalto, tras el sufrido en el octubre anterior, el general José María Santocildes, disponía de apenas 3.000 soldados, que junto las cuadrillas de paisanos, defendieron la posición, y rechazaron la intimación del enemigo, que hubo de retirarse a las afueras, en espera de refuerzos.
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Clicar para agrandar Retoques: aclarado ByN Fuentes: Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico Cartoteca del Centro Geográfico del Ejército |
Con la llegada el día 21, del cuerpo de ejército del mariscal Junot y más piezas de artillería, los imperiales pusieron sitio formal a la ciudad, prepararon las baterías de bombardeo, y cinco días más tarde comenzaron a cañonear Astorga. Durante más de un mes, los defensores pudieron mantenerse y repeler las acometidas francesas, hasta que faltos de suministros, y con las defensas destruidas por los intensos bombardeos, tuvieron que capitular el 22 de abril. Al día siguiente, los sitiadores ocuparon la población.
Día 29. Ocupación por tercera vez de Oviedo y control francés del principado de Asturias. Desde mediados de febrero, el principado y especialmente la capital, había sido objeto de acciones de combate, que producían la toma de la ciudad y evacuación de sus habitantes, y a continuación su recuperación por los asturianos.
Día 31. La Regencia acepta y firma un acuerdo de 19 artículos, con la Junta de Cádiz, por el que la influyente y rica corporación gaditana, se haría cargo de todas las rentas de la corona en el área de su influencia, junto con los capitales que remitiesen las provincias de América. A cambio, debía comprometerse a asumir las cargas del gobierno, y la retribución y el sostenimiento de los ejércitos de la nación. El acuerdo firmado, era de naturaleza extraordinaria, ya que delegaba en manos de la iniciativa privada, la captación y administración de los fondos monetarios, para el sostén de los órganos del poder civil y militar de la menguada nación.
El acuerdo fue rescindido por una nueva Regencia, el 31 de
octubre de 1810.
Abril
Día 1. Los franceses consiguen capturar a Javier Mina, alias
"el Mozo" o "el Estudiante", comandante guerrillero que
operaba en tierras navarras, y cuyas acciones suponían un gran estorbo para los
franceses. Mina fue conducido a Francia y no regresó hasta el fin de la guerra
en 1814. Le sucedería su tío, el célebre Francisco Espoz y Mina.
Día 2. Tras divorciarse de Josefina, al no poder darle un heredero, Napoleón se casa en Paris con la archiduquesa María Luisa de Austria, hija del emperador austríaco.
Día 6. El rey José y su séquito, entran en Córdoba. Ante las noticias que le llegan con las disposiciones de su hermano, en relación al reino que creía gobernar, dará por terminada su satisfactoria gira andaluza y regresará a Sevilla.
Día 13. Los franceses sitian a Lérida. Después del fracasado intento de la toma de Valencia, el mariscal Louis Gabriel Suchet se presentó en Lérida con un poderoso ejército. Napoleón conocía la importancia estratégica de la ciudad en las comunicaciones con Aragón, y tener su control era un objetivo esencial para el emperador.
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Sitio de Lérida: Asalto y toma del bastión del Carmen Ilustración de H.F.E. Philippoteaux (1815-1884) Retoques: recorte lámina, color digitalizado Fuente: A. Thiers, Histoire de l'Empire |
Lérida no poseía grandes defensas, el fuerte templario de Gardeny y el castillo, constituían sus bastiones más significativos. El mando de las fuerzas lo ejercía el mariscal de campo, Jaime García Conde. Los defensores, unos 8.000, incluidos los voluntarios de Huesca de Felipe Perena, y paisanos armados, no era un contingente suficiente para proteger la ciudad, y las salidas o escaramuzas contra el enemigo, acababan en fracaso, por lo que se pidió el auxilio de tropas de refuerzo.
Desde Tarragona acudió el capitán general Enrique O'Donnell, con unos 6.000 infantes y 600 jinetes, llegando el día 23 al llano de Margalef, desde donde avanzó directamente a la ciudad en tres columnas. Enterado Suchet en Tárrega, del avance español, retrocedió y atacó con los coraceros a caballo, arrollando la caballería española, y acometiendo a las columnas de infantes, deshaciéndolas. Prácticamente se perdieron todos los batallones, con enorme mortandad o hechos prisioneros. O'Donnell consiguió llegar con los escasos restos de su ejército a Montblanc.
Ese mismo día, animados por la triunfal victoria, los sitiadores redoblaron los asaltos a la ciudad, sin lograr romper las defensas y sufriendo importantes bajas. Al día siguiente, Suchet envió un parlamentario conminando la rendición, dispuesto a acompañar a dos oficiales y un juntero leridano, por el campo de la batalla del día anterior, para que comprobasen el resultado de la misma. García Conde respondió al francés, que la ciudad nunca había contado con el auxilio de ningún ejército.
Los imperiales siguieron con los bombardeos y ataques, sin conseguir romper las defensas hasta el día 13 de mayo, en que lograron entrar de lleno en la ciudad, acuchillando a todos los que encontraban a su alcance, y provocando la huida de la aterrorizada población al castillo, donde se amontonaron entre 6 o 7.000 personas. Suchet, conminó una vez más a la rendición, y no obteniendo respuesta, siguió con los bombardeos e incendios. García Conde, reunió de nuevo al consejo de guerra, acordando capitular. Al día siguiente, 14 de mayo, Suchet dueño de Lérida, concedió una capitulación especialmente honrosa.
Sorprendente fue la reacción de O'Donnell al conocer la rendición de Lérida, acusando de cobardía e infames a los defensores ilerdenses. Quizás justificaba así, la humillante derrota sufrida en Margalef días antes, achacable en parte, a una incalificable disposición de su ejército, y no informarse mejor de las posiciones del enemigo.
Día 19. Emancipación de Venezuela y otras provincias americanas. El Cabildo de Caracas, asume el gobierno de la provincia, no reconociendo a las instituciones españolas, y formando un gobierno independiente, que en 1811 dará lugar a la proclamación formal de independencia y creación del estado de Venezuela.
Día 21. El teniente general Blake, llega con sus tropas a la isla de León. Desavenencias entre la Junta de Cádiz y el duque de Alburquerque*, habían obligado a la Regencia a alejar al militar de Cádiz, para lo cual lo destinó a Londres como embajador. Para sustituirle, había designado a Blake, como jefe de los ejércitos y ordenado su traslado a la Isla gaditana.
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Noticia con el fallecimiento del duque de Alburquerque Fuente: The Farmer's Journal 18110223 |
Día 22. Caída del fuerte de Matagorda. Las tropas inglesas que defendían el castillo, deben retirarse al quedar el edificio en ruinas por los continuos bombardeos. Pese a la pérdida de Matagorda, a la que su situación confería un carácter estratégico importante, no mermó sustancialmente las defensas de Cádiz.
Día 23. Incursión francesa en el reino de Murcia. Hasta esta fecha, Murcia había quedado libre de la presencia francesa, ya que no era una plaza estratégica. La tranquilidad acabó cuando el mariscal Horace Sebastiani, decidió rellenar sus arcas, desvalijando una zona hasta entonces libre de la rapiña francesa.
El petulante Sebastiani, había prometido respetar las
propiedades de los murcianos, pero al día siguiente de su llegada, y
argumentando que las autoridades no le habían recibido como se merecía, impuso
una multa de cien mil duros que tras ruegos rebajó a la mitad. No le cupo mejor
suerte al cabildo catedralicio, al que exigió la entrega de todos los fondos de
la catedral en un plazo de dos horas, argumentando que no se había agasajado a
su persona.
Las rapiñas y saqueos se extendieron a conventos y particulares. Tras tres días cosechando riquezas, los franceses dejaron la ciudad y la provincia.
Día 25. Los franceses preparan el sitio de Ciudad Rodrigo. Para la conquista de Portugal, Napoleón ordenó reunir en Salamanca un contingente de 80.00 soldados, bajo el mando del mariscal Massena. En los planes de Napoleón para invadir por segunda vez el país vecino, estaba el de asegurar la retaguardia, controlando las poblaciones clave de la frontera. Conseguida la toma de Astorga, en el Norte, tocaba hacerse con Ciudad Rodrigo.
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Ciudad Rodrigo: puerta de Amayuelas, murallas y catedral de Sta. María Fuente: Gom 2019 |
Guarnecían la población unos 5.500 hombres y unos 240 jinetes, al mando del veterano gobernador Andrés Pérez de Herrasti. La creencia de que el duque de Wellington, acampado en la cercana Viseu, acudiría en ayuda de los sitiados, impulsó a los franceses a reunir en las cercanías de Ciudad Rodrigo, unos 50.000 combatientes, entre el 25 de abril y el mes de junio. Mandaban los cuerpos franceses los generales Ney, Junot y Montbrún, bajo el mando único del mariscal André Massena.
Las escaramuzas y enfrentamientos fueron habituales en este periodo, junto con las intimaciones de rendición. A partir del mes de junio, los franceses consiguieron adelantar sus líneas y redoblaron los ataques. Las acometidas francesas eran repelidas, provocándoles importantes bajas, al tiempo que las salidas de tropas españolas no cesaban de molestarles. Todo cambió cuando a finales de junio los franceses consiguieron montar 7 baterías con 46 cañones y morteros, que empezaron a bombardear la ciudad con gran intensidad. La artillería española a su vez, respondía con eficacia, pero no era suficiente. El 28 de junio, intimó la rendición, el mariscal Massena, recién llegado de Madrid, a lo que se negó el gobernador Herrasti, confiado quizás en la esperada ayuda de Wellington.
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Entrada de los franceses en Ciudad Rodrigo Ilustración de H.F.E. Philippoteaux (1815-1884) Retoques: recorte lámina, color digitalizado Fuente: A. Thiers, Histoire de l'Empire |
El 3 de julio los franceses consiguieron ocupar el arrabal
de San Francisco. El día 5, una salida de los defensores, sorprendió al
enemigo, causándoles bajas y destruyendo algunas de sus estructuras de ataque.
Los sitiadores redoblaron los bombardeos, abriendo grandes brechas en las
defensas de la ciudad. Pérdidas las esperanzas de la ayuda de lord Wellington,
cuyas tropas se alejaban, el gobernador Herrasti decidió capitular el 10 de
julio. El mariscal Ney concedió una capitulación honrosa, quedando la guarnición
prisionera de guerra, y expatriada a Francia.
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- Adolfo Blanch. Cataluña. Historia de la guerra de la Independencia en el antiguo Principado. Tomo II. Barcelona. Imprenta y librería politécnica de Tomás Gorchs. 1861.
- Joaquín Blake y Orbaneja. Apuntes históricos sobre las operaciones del Ejército de Galicia desde su organización en Junio de 1808 hasta Noviembre del mismo año. Madrid. Imprenta y estereotipia de M. Rivadeneyra, 1858.
- Miguel Agustín Príncipe. Guerra de la Independencia, narración histórica. Tomo segundo. Madrid. Imprenta del siglo a cargo de Ivo Biosca. 1846.
- Estanislao de Kostka Vayo. Historia de la vida y reinado de Fernando VII de España. Madrid. Imprenta de Repullés.1842.
- Fernando Merás. Cuadro Histórico-Cronológico de la Guerra de la Independencia. 1838.
- Sección de Historia Militar. Estados de la organización y fuerza, de los ejércitos españoles beligerantes en la Península, durante la guerra de España contra Bonaparte. Barcelona. Imprenta de la viuda de D. Antonio Brusi, 1822.
- Gazeta Ministerial de Sevilla
- Gazeta de Madrid
- Gazeta de la Regencia de España e Indias
- El Conciso de Cádiz
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